El País, 1 de septiembre de 2024.
Asombra que la Unión Europea no haya pedido aun al Tribunal Penal Internacional que se considere un crimen contra la Humanidad el trato a las mujeres afganas.
Dice Richard Bennett, el relator especial de Naciones Unidas para los derechos humanos en Afganistán, que la institucionalización de la opresión sobre mujeres y niñas en ese país “debería conmocionar la conciencia de la humanidad”. De acuerdo, pero sobre todo lo que hace falta es que el Tribunal Penal Internacional (TPI) declare, de una vez, que las leyes y normas que se han aprobado en Afganistán contra los derechos de mujeres y niñas afganas constituyen un crimen contra la humanidad y que, como tal, sus redactores y responsables serán perseguidos en todo el mundo civilizado, capturados cuando sea posible, juzgados y enviados a la cárcel.