Abdou Filali-Ansary
La tradición reformista del Islam
Project Syndicate, 2 de octubre de 2010.
Traducido del inglés por Mario de Gortari Rangel.

            El mal llamado "choque de las civilizaciones" que supuestamente se está dando entre Occidente y el mundo musulmán, y cuyas manifestaciones muchos ven en Irak, así como en la creciente violencia en Arabia Saudí o el auge de la islamofobia, de hecho oculta otros conflictos -disputas que probablemente resulten ser más trascendentales a largo plazo. Una de esas luchas se está dando entre los musulmanes mismos sobre las reformas en interior de sus propias sociedades.

            La tradición reformista musulmana -la búsqueda de un camino auténtico que vincule las tradiciones islámicas con el mundo moderno -tiene raíces profundas que datan de la mitad del siglo XIX. En ese entonces, los pensadores musulmanes contrastaron el deterioro de sus sociedades con el dinamismo de Europa, comparación particularmente dolorosa dados los éxitos europeos en colonizar grandes porciones del mundo musulmán. Los intelectuales musulmanes se concentraron en la "decadencia" de las sociedades musulmanas y su debilitante corrupción política y social.

            Muchos de los primeros reformistas musulmanes fueron clérigos o burócratas de alto rango que habían visto de primera mano cuánto se habían apagado sus sociedades. Aún más importante, eran miembros de una pequeña minoría que había sido educada según la herencia escrita del Islam. Mucho más allá de los rezos coránicos, estos hombres buscaban participar en las discusiones centenarias entre los eruditos sobre la organización adecuada de la vida musulmana. Esa educación les permitió comparar el degradado estado de las cosas de su época con las normas y aspiraciones de las generaciones de clérigos y pensadores que les habían precedido.

            Su juicio fue claro: los musulmanes habían caído mucho más bajo de lo que su religión les exigía y estaban mucho más retrasados en comparación con los logros de sus antepasados. Para los reformistas, la normalidad significaba el desarrollo progresivo de las sociedades musulmanas y ellos relacionaron eso con la interacción entre la enseñanza islámica y las ideas mundanas pertinentes de la época. Así, esos primeros reformistas buscaron acercarse a las ideas que emergían de Europa: la racionalidad, la tolerancia y la conducta definida por la ética.

            Estos primeros reformistas, entre ellos Muhammad Abduh y Yamal Ad-Din al-Afghani, no encendieron la movilización masiva que esperaban y no pudieron corregir los males sociales mediante una mejor implementación de los preceptos religiosos. Pero su influencia fue poderosa y duradera y se extendió en direcciones que no pudieron prever.

            La paradoja es que el reformismo liberal que promovían contribuyó a estimular tendencias conservadoras entre los pensadores islámicos, quienes aprovecharon la recuperación de las normas islámicas por parte de los reformistas para llamar a un regreso a la "pureza" de las primeras sociedades islámicas. Esas tendencias conservadoras no continuaron la exploración de las ideas modernas de la Ilustración europea y afirmaron, por el contrario, que representaban un alejamiento de los verdaderos valores islámicos.

            Así, el efecto más perdurable de la primera ola reformista fue el establecimiento de una tendencia " salafi " (tradicionalista) y posteriormente el surgimiento de un fundamentalismo aún más radical. Tanto los tradicionalistas conservadores como los fundamentalistas radicales se acercaron al activismo político y llegaron a ver al Estado moderno como un medio de liberar a los musulmanes de la dominación externa y de reislamizar a la sociedad a través de la revitalización de los preceptos originales de su religión.

            Actualmente podemos constatar la fuerza de esa ideología, pero sería un error suponer que el espíritu de los primeros reformistas musulmanes ha desaparecido. Tras las bambalinas, incontables intelectuales y académicos musulmanes han seguido investigando las conexiones entre el pensamiento islámico y los valores modernos. Basándose en el estudio crítico de la historia y la teología, han detallado las formas en las que los musulmanes han cambiado -y siguen cambiando-sus tradiciones en distintos tiempos y lugares.

            De esta manera ha surgido un reto agudo a las aseveraciones de la ortodoxia religiosa en los trabajos de pensadores tan importantes como Abdolkarim Soroush (Irán), Abdelmajid Charfi (Túnez), Fazlur Rahman (Pakistán), y Mahmud Muhammad Taha (Sudán). Si bien su obra encuentra gran resistencia en los círculos tradicionalistas y fundamentalistas (cuyas opiniones son cubiertas ampliamente por los medios de comunicación musulmanes y occidentales convencionales), estos reformistas contemporáneos -y las preguntas que han planteado-han tenido un gran impacto en una emergente generación de intelectuales musulmanes en todo el mundo.

            Por supuesto, quienes desean oír deben esforzarse por escuchar las voces de los reformistas en medio del barullo de quienes llaman a resistir al enemigo y a volver a las fuentes puras del Islam. Sin embargo, las semillas de una nueva ola de "reformas" han echado raíces y esperan un deshielo anticipado para brotar.

            Los reformistas de la primera ola intentaron "reabrir las puertas de la Ijtihad (la interpretación religiosa)" con el fin de adaptar los sistemas heredados del pensamiento islámico a condiciones nuevas. Los reformistas de hoy en día están analizando detenidamente esos marcos tradicionales y tratando de separar los principios éticos nucleares del Islam de las diversas adaptaciones históricas que los conservadores han consagrado.

            Adaptar el Islam a las condiciones modernas fue la meta de la primera generación de reformistas. Con la exploración plena de las principales corrientes del pensamiento moderno, sus sucesores contemporáneos buscan una mejor manera de expresar principios universales a través de la tradición musulmana.

_____________________
Abdou Filali-Ansary es director del Instituto para el Estudio de las Civilizaciones Musulmanas en la Universidad Aga Khan de Karachi, Pakistán.