Agustín Unzurrunzaga

Racialización de la inseguridad. La importancia de lo

que se está discutiendo y desarrollando en Francia

(Hika, 219zka. 2010ko abuztua-iraila).

 

Las propuestas del Gobierno de Sarkozy, planteadas el 21, el 28 y el 30 de julio, y que afectan directamente a Roms de nacionalidad rumana y búlgara, a nómadas o itinerantes y a hijos y nietos de extranjeros nacidos en Francia que han adquirido la nacionalidad francesa al llegar a la mayoría de edad, tienen una importancia que trasciende, y con mucho, la política interna francesa.

 

En primer lugar, el presidente Sarkozy y su gobierno han hecho suyos partes del programa del partido más importante de la extrema derecha francesa, el Frente Nacional, tanto en lo que hace a las expulsiones de personas extranjeras, roms, o gitanos, o tsiganes de nacionalidad rumana y búlgara en este caso, como a la pérdida de nacionalidad por sanción. Si esas propuestas salen adelante, con las correspondientes modificaciones del código civil, será una victoria de la extrema derecha, que verá plenamente legitimadas sus ideas y propuestas.

 

Y ello, aunque la extrema derecha siga criticando al Gobierno porque no es del todo consecuente, porque no recoge la totalidad de lo que proponen. De todas formas, como decía el pasado 31 de julio Marine Le Pen, “el jefe del estado aceptaba las tesis que su partido había defendido desde hace treinta años” A su vez, le invitaba a se consecuente con lo anunciado sobre la seguridad, “restableciendo la expulsión efectiva y definitiva de los delincuentes extranjeros”. Para Marine Le Pen, “las palabras del presidente de la República, aunque son producto de una nueva gesticulación estival, tienen el mérito de confirmar oficialmente el carácter criminoso de ciertas inmigraciones, verdad por la cual el Frente Nacional ha sido perseguido en las últimas tres décadas”. En consecuencia, Marine Le Pen “pide al presidente que saque todas las consecuencias de sus declaraciones, restableciendo la expulsión sistemática, efectiva y definitiva de los delincuentes extranjeros, que declare una moratoria inmediata en materia de inmigración y que reforme profundamente el código de nacionalidad”.

 

Desde hace cierto tiempo, en más de una ocasión, diferentes personas vienen criticando en Francia lo que denominan una lepenización de los espíritus. Se empieza por banalizar las propuestas de la extrema derecha, por decir y repetir esa idea imbécil de que la extrema derecha plantea temas y problemas justos a los que da respuestas injustas. Y se acaba por recoger lo que dicen en su programa electoral, aunque algo suavizado en las formas.

 

Una legitimación de este tipo en Francia va a reforzar, inevitablemente, las propuestas de las organizaciones de extrema derecha en el conjunto de Europa. Y va a facilitar que las organizaciones y partidos de derecha democrática las adopten en otros países de la Unión Europea.

 

LA CUESTIÓN DE LA PÉRDIDA O PRIVACIÓN DE LA NACIONALIDAD por sanción y del aumento de las dificultades para la adquisición. Es una de las propuestas importantes hechas por Sarkozy en su discurso de 30 de julio en Grenoble: la pérdida o privación de la nacionalidad por sanción a las personas que la han adquirido siendo hijos de extranjeros nacidos en Francia al cumplir la mayoría de edad.

 

La Constitución francesa en vigor, la de la cuarta República, no prevé, no dice nada sobre la pérdida o privación de la nacionalidad francesa a una persona que la haya adquirido por residencia. Su artículo 1 dice que todos los franceses son iguales ante la ley. No establece distinción alguna entre francés de origen y francés por adquisición. A efectos de la Constitución son iguales. La Constitución española de 1978, por ejemplo, sí prevé la pérdida de la nacionalidad española: dice que la nacionalidad española se puede adquirir y se puede perder. Tanto la legislación francesa como la legislación española concretan las pérdidas o privaciones de la nacionalidad en sus respectivos códigos civiles. Los motivos de pérdida o privación de la nacionalidad son muy parecidos en uno y otro código civil: no uso y renuncia, en el caso de la pérdida; y sanción por comisión de delitos muy graves contra el Estado.

 

Lo que propone Sarkozy es ampliar los casos de privación de la nacionalidad por sanción. En su discurso del 30 de julio adelantaba un caso: perderían la nacionalidad francesa aquellas personas que habiéndola adquirido, cometiesen un delito grave contra un agente de la autoridad. El discurso del 30 de julio se pronunció en Grenoble, donde quince días antes un joven de 27 años, Karin Boudouda, de origen magrebí, nacido en Francia y que había adquirido la nacionalidad francesa, fue abatido por la policía en un tiroteo después de un intento de atraco en un casino. Por tanto, en lo que Sarkozy dijo, entraba el caso de Karin Boudouda, que además de participar en el atraco disparó contra la policía. De todas formas, la propuesta genérica del presidente hay que concretarla.

 

En los días posteriores, diversos miembros del Gobierno hicieron declaraciones en las que proponían más motivos de privación de la nacionalidad. En este momento hay presentadas tres propuestas, correspondientes a tres ministerios: Justicia, Interior e Inmigración. En esas tres propuestas presentadas hasta ahora se añadirían dos nuevos motivos de privación de la nacionalidad adquirida: atentar contra la vida de una autoridad pública (policías, jueces, fiscales), y practicar la poligamia y sacar beneficio de ella. En este segundo caso se está utilizando como referencia un caso real, el de un hombre de origen argelino que, parece ser, es polígamo, una de cuyas esposas va ataviada con velo integral y fue detenida por conducir con niqab. Parece ser que este hombre se beneficiaba de las prestaciones familiares de sus diversas esposas.

 

Ampliar los casos de pérdida de la nacionalidad por sanción, más allá de los típicos de traición, deserción, espionaje a favor de otro estado, atentado terrorista..., fragiliza la situación jurídica de las personas que la han adquirido, habitualmente por residencia. Crea una situación de nacionales de primera división y nacionales de segunda división. Banaliza los motivos de la pérdida o privación. En la historia de Francia supondría un cambio importante, pues los motivos de privación por sanción se mantienen en sus términos desde hace mucho tiempo, por lo menos desde la Tercera República. Podría chocar con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dicen que a nadie se le puede privar de tener una nacionalidad, pues podría darse el caso de que al adquirir la nacionalidad francesa, esa persona tuvo que optar y renunciar a la suya de origen. En la conciencia de una parte de la población supondría un baldón para Francia, considerada la tierra del los Derechos Humanos, el modelo por antonomasia del derecho de suelo, de igualdad en la ciudadanía. Aunque todo esto tenga una dosis bastante grande de mito -tanto en lo que hace a los derechos humanos, como al derecho de suelo, y en lo del carácter de ciudadanía universal independiente del origen-, tiene su cierto peso, sobre todo en ese mundo un tanto difuso del prestigio de la República en el mundo, del modelo de país. Éste de la pérdida de la nacionalidad puede ser, visto desde aquí, un problema más interno de Francia. Allí tiene mucha importancia, pues afecta a esas cuestiones simbólicas de la República, al modelo francés de ciudadanía.

 

En cuanto al aumento de las dificultades para la adquisición de la nacionalidad, habrá que esperar a que lo concreten más. De todas formas, haciendo la comparación con la legislación española, nos encontramos con que aquí funciona el concepto de buena conducta ciudadana, es decir que, si una persona extranjera que quiere adquirir la nacionalidad por residencia no ha tenido una buena conducta ciudadana se le deniega la adquisición. Es uno de esos conceptos que se denominan indefinidos, que requiere ser aplicado caso por caso, y contra el que, obviamente, cabe recurrir. Es un concepto que va más lejos que el de tener antecedentes penales o no. Por lo que veo en la prensa francesa, es posible que la cosa vaya por introducir un concepto de este tipo, que obligue a analizar cada petición y la historia de la persona que quiere adquirir la nacionalidad.

 

LAS EXPULSIONES de roms, o gitanos o tsiganes a Rumanía y Bulgaria. Hay varios problemas implicados:

 

1. El carácter colectivo de las expulsiones. La normativa europea prohíbe las expulsiones colectivas. Los Estados suelen intentar salvar este escollo diciendo que son expulsiones individuales que se juntan en un momento determinado.

 

Aquí también se ha utilizado ese argumento en más de una ocasión: recordemos la expulsión de los 110, a principios del primer gobierno de Aznar, cuando Mayor Oreja era ministro del interior; Aznar dijo entonces aquello de “había un problema y se ha resuelto”, y los 110 fueron expulsados a África, a Nigeria, drogados con haloperidol y atados con cinta de embalar a los asientos del avión en el que fueron transportados. Entonces también se dijo que no era una expulsión colectiva, sino expulsiones individuales que se juntaban en un avión. Ya se sabe que los y las africanas son muy comunitarios, y les gusta viajar todos juntos, en alegre biribilketa.

 

Bueno, pues ahora es lo mismo pero utilizado el argumento por las autoridades francesas, aunque sea muy curioso que las familias vayan juntas, incluidos los niños y niñas pequeñas, después de adoptar decisiones individuales.

 

En cuanto al procedimiento, si aceptan el retorno voluntario se les abonan 300 euros a los adultos y 100 euros a los niños y niñas. Para evitar que puedan utilizar en más de una ocasión este sistema, se les abre una ficha antropométrica. Se construye, por tanto, un fichero especial de personas.

 

2. Se expulsa o retorna a su país de origen a ciudadanos y ciudadanas de la Unión Europea. Las personas ciudadanas de cualquiera de los veintisiete estados de la Unión tienen derecho a la libre circulación y a la libertad de establecimiento. En el caso de Rumanía y Bulgaria, su incorporación a la Unión se produjo en el año 2007. Desde esa fecha sus ciudadanos y ciudadanas tenían la posibilidad de desplazarse a otro país de la Unión sin necesidad de solicitar visado, siendo documentos válidos para viajar el documento nacional de identidad o el pasaporte.

 

Ahora bien, una cosa es desplazarse y otra establecerse. Para establecerse, cada estado se acogió a un sistema de moratoria. En el caso del Estado español, la moratoria acabó el 31 de diciembre de 2008 y, por tanto, las personas procedentes de Rumanía o Bulgaria, a partir del 1 de enero de 2009 podían establecerse en España sin solicitar una autorización de residencia o de residencia y trabajo. A partir de esa fecha, lo mismo que las personas procedentes de Francia, de Bélgica, de Holanda, de Alemania etc., si quieren establecerse en España, tienen que pedir un certificado de registro, que se expende y renueva cada cinco años.

 

Francia se acogió a una moratoria más larga. Hasta el año 2012, si quieren establecerse, tienen que solicitar una autorización de residencia y trabajo. Si no la solicitan en el plazo de tres meses desde la entrada en el país, o si no se les concede, su estancia es irregular y, legalmente, pueden ser retornados. Allí funcionan con un sistema parecido al catálogo de actividades de difícil cobertura, lo que suelen llamar la lista de las 150 actividades en las que pueden recibir ofertas de empleo. Parece posible que la moratoria se alargue hasta el año 2014.

 

¿Se están produciendo retornos o expulsiones, y además esas expulsiones tienen un carácter colectivo? Para expulsar del país a una persona procedente de la Unión Europea, se ha tenido que producir una alteración grave del orden público; en caso contrario no tendría que haber expulsión. Es lo que ha entendido el Juzgado Administrativo de Lille, que ha paralizado varios procedimientos.

 

Otro problema es la eficacia de la medida. Al haber libertad para desplazarse, quien ha sido retornado puede volver a Francia cuando considere oportuno hacerlo, y no se le puede prohibir la entrada. Le podrán impedir cobrar dos veces las cantidades establecidas para el retorno voluntario, pero no que entre, viaje por Francia e intente encontrar un trabajo en ese país.

 

3. La población rom o tsigane de Rumanía y de Bulgaria no es nómada. Es una población sedentaria desde hace mucho tiempo, y lo sigue siendo hoy a pesar de la crisis, la discriminación y la segregación que sufren en sus países de origen. Su sedentarización ha pasado por muchas etapas; la más cercana, las disposiciones que adoptaron los países comunistas del Este de Europa en el año 1958 para convertirlos en obreros industriales y en obreros agrícolas. El problema es que esa conversión en obreros no fue acompañada de una lucha consecuente contra la discriminación, la segregación espacial, la xenofobia y el racismo del que eran víctimas. La caída del muro de Berlín en el año 1989, las transformaciones políticas posteriores, la grave crisis que padecieron todos esos países al desmantelar parte de sus industrias obsoletas, etc. han hecho el resto.

 

Por tanto, lo que sale de Rumanía y de Bulgaria hacia otros países de Europa, aunque sean roms, no son nómadas. Son trabajadores y trabajadoras que en sus propios países sufren las consecuencias de la discriminación, la segregación espacial, la xenofobia y el racismo. De ahí el cabreo monumental de las organizaciones roms de Bulgaria, por ejemplo, pues a partir del trato que les está dispensando Francia, prevén un endurecimiento de la situación en su propio país.

 

4. Francia propone limitar la libertad de desplazarse en el interior de la Unión Europea. Francia ha sido criticada por el Consejo de Europa, especialmente por La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia. Pero el Gobierno francés se ha defendido, ha acudido a una reunión a explicar sus razones y le han pedido más información.

 

Lo que está en juego es muy importante, pues la propuesta de fondo de Francia es que hay que limitar la libertad de desplazarse. Obviamente, esa limitación de desplazamiento se aplicaría, en la práctica, a las franjas de población más desfavorecidas. Es difícil saber qué saldrá de este pulso, pero me da la impresión de que nada bueno.

 

5. Lo que ocurre en Francia se añade a lo ocurrido en Italia. Aunque las situaciones son diferentes, lo que ocurre en un sitio refuerza y da argumentos al otro. Berlusconi tiene una imagen muy degradada fuera de Italia pero, al final, otro gran país de la Unión Europea aplica medidas muy parecidas. En Italia, la Liga Norte, partido abiertamente xenófobo de base cristiana, forma parte del gobierno; el ministro del interior, Maroni, es militante de ese partido. En Francia, la UMP, el partido del gobierno, hace suyos partes del programa del Frente Nacional. Al final, por un procedimiento o por otro, el populismo xenófobo sale reforzado.

 

6. Aquí, ningún político con mando en plaza, es decir, ningún político que gobierna, ha gobernado o puede gobernar (PSOE, PP, CiU, PNV) dice esta boca es mía. Y ello es muy significativo. Y lo mismo ocurre con los alcaldes. Nadie se pringa. Los medios de comunicación sí han tomado postura, más crítica o más comprensiva con las medidas puestas en marcha por el gobierno francés, pero el tipo de político que señalo más arriba no dice nada. Algunos de ellos, porque en el fondo están muy o bastante de acuerdo con lo que dice y hace Sarkozy; otros, por miedo o por prudencia, “no vaya a ser que en el futuro me toque algo parecido”.

 

Si cogemos el discurso del Sarkozy del 30 de julio en Grenoble, lo que en él dice sobre la integración y los valores franceses, y lo que hace un año y pico decía Odón Elorza sobre la heterogeneidad y los valores hablando de los menores extranjeros no acompañados, el que una parte de la población tiene otros valores que facilitan la delincuencia, se parecen como dos gotas de agua.

 

Sarkozy dice que la política de inmigración, y dentro de ella la integración, de los últimos cincuenta años ha fracasado en Francia. Antes fue un éxito, en los últimos cincuenta años ha sido un fracaso. ¿A qué población afecta fundamentalmente el fracaso? A la procedente del Magreb y del África Subsahariana. ¿Por qué se ha fracasado? Porque no han asimilado los valores franceses. No sienten nada por Francia, no se sienten orgullosos de ser franceses, no la quieren. La no asimilación de esos valores franceses les hace más proclives a practicar la delincuencia y sobre todo un tipo de delincuencia, la que no respeta las personas y a su vida. Esa población inmigrada tiene que ser recontrolada, no se puede dejar que acceda a la nacionalidad de cualquier manera y hay que poner en marcha mecanismos por los que esa nacionalidad se les pueda quitar.

 

Las ideas expresadas por Sarkozy sobre el tema de los valores, que es uno de los elementos que permite hacer la ligazón entre delincuencia e inmigración, no sólo son compartidas por algunos políticos, son también expresadas por mandos de la Ertzaintza. En Radio Euskadi suelen hacer unos reportajes en los que cogen opiniones de varias personas, se supone que especialistas en un tema, y van haciendo un puzle con diferentes recortes de sus declaraciones. Oí recientemente uno sobre delincuencia, y alucinaba. Al final, no se hablaba de delincuencia en Euskadi, sino de inmigración y delincuencia.

 

Y salía todo el lío de los valores: porque los vascos sí delinquimos, pero de otra manera, con respeto por la vida de las personas; pero es que esos otros, no y además van armados. Y hay que ser claros, hay que detenerlos, que cumplan el castigo que les corresponda y que luego sean expulsados. Aplicación de la doble pena y la doble sanción. Cosa que, en el caso de Francia, fue eliminada por Sarkozy, pero que aquí los especialistas policiales la piden sin ningún tapujo. En Francia la pide el Frente Nacional. Es una de esas cosas en las que le dice a Sarkozy que sea consecuente.

 

Y lo mismo sobre los campamentos. ¿Os acordáis de Arrasate, los problemas que tuvimos hace unos cuantos años con el empadronamiento de dos familias gitanas portuguesas? En Francia, la ley obliga a los ayuntamientos de más de 5.000 habitantes a habilitar unos espacios dotados con servicios mínimos de luz y agua donde puedan establecerse las personas nómadas, las encuadradas en la categoría jurídico-administrativa de gens du voyage. Actualmente, el 42% de los ayuntamientos tienen habilitados esos espacios; no lo han hecho el 58%, la mayoría. En Arrasate les propusimos una medida de este tipo, pero, como os podréis imaginar, rápidamente salió lo del efecto llamada y, obviamente, lo descartaron de inmediato. Algo antes de lo de Arrasate hubo el problema de los gitanos que acampaban en las orillas del Oria, entre Lasarte y Donostia. ¿Qué propusieron los ediles del ayuntamiento de Donostia? Desmantelar el campamento y que se largasen a donde quisiesen, pero lejos de aquí.

 

Las encuestas francesas van mostrando una pérdida de apoyos a las medidas adoptadas por el Gobierno. Al principio, los apoyos rondaban el 80%; a finales de agosto han bajado al 48% a favor, y 42% en contra. Sigue siendo una cifra alta. Y lo que no despega es la popularidad del presidente, que está en lo más bajo de su mandato, en el 32% de aceptación.

 

Seguiremos los acontecimientos.

 

Algunas cuestiones sobre los Roms y gens du voyage

 

En Francia se utilizan las dos expresiones. Roms, que es un nombre genérico, que en lengua hindi quiere decir persona y que engloba a tsiganes, gitanos, manouches, sintis, kalés, romanichels, yeniches... Actualmente se suele utilizar para designar a los y las gitanas procedentes de los países del Este de Europa: Rumanía, Bulgaria, República Checa, la ex Yugoslavia, etc. Hoy, en Europa, desde Portugal a Rusia, pasando por España, Francia, etc. hay unos 11 millones de Roms.

 

Según Jean Pierre Liegeois, fundador del Centro de Investigación Tzigane, gens du voyage, que aquí se suele traducir por nómadas, es un neologismo administrativo desarrollado en Francia en los años 1970. No tiene, por tanto, un carácter étnico, sino jurídico administrativo.

 

Según la ley de julio de 2000, relativa al acogimiento y al sitio donde habitan las persona nómadas, estas se caracterizan por la movilidad de su residencia. De todas formas, en la propia ley se habla también de nómadas sedentarizados, que es una contradicción en los términos, pero que tiene su importancia desde el punto de vista jurídico administrativo, pues los encuadra en una comunidad. Los grados de nomadismo son también diversos. Hay gente nómada a tiempo completo y otra a tiempo parcial, que practica el nomadismo durante una parte del año, y la otra vive de forma sedentaria.

 

Entre las personas calificadas como nómadas hay muchos grupos. Hay Roms, Gitanos, Manouches, Bohemiens, grupos que conforman lo que en francés recibe el nombre genérico de tzigane o tsigane. Hasta 1970 se les denominaba de muchas maneras: Bohemians del País Vasco, Manouches del País de la Loire, Gitanos catalanes del sur, Boumians de la Provenza, Sintés alsacianos o piamonteses. Actualmente se agrupan en la Federación de Asociaciones Tsiganes de Francia.

 

En 1912 se crearon dos estatutos diferentes. Uno individual, foráneo; otro colectivo, nómada. Se calificaron y se encuadraron en el estatuto de nómadas, aquellas personas que ejercían una profesión ambulante en familia. Así, fueron registrados como nómadas, bretones, normandos, de Auvernia, italianos... gente que no provenía de ninguna tradición bohemienne.

 

El problema es que una vez categorizado como nómada, no se podía abandonar la denominación. Por eso, en las regulaciones actuales se habla de nómadas sedentarizados. La categoría nómada encuadraba a las personas en un régimen de excepción, les asignaba una identidad familiar definitiva. Se creaba una población que, aunque tenía la nacionalidad francesa, estaba sujeta a un régimen administrativo especial:

 

• Tenían prohibido salir de Francia.

 

• Los miembros de la familia no se tenían que separar.

 

• El ejercicio del derecho de voto estaba, y está en la actualidad, sujeto a normas especiales.

 

Todas las personas encuadradas en la categoría nómada fueron asignados a residencia en 1940, y luego internados en campos bajo el gobierno de Vichy. Esos campos fueron desmantelados en 1946, un año después de la liberación. Y las personas que allí estaban fueron recensadas como nómadas.

 

La inmensa mayoría de las personas nómadas son de nacionalidad francesa. También la mayoría de los Roms nómadas son franceses. Una parte de ellos son ciudadanos de Rumania y de Bulgaria, ciudadanos y ciudadanas, por tanto, de la Unión Europea, y sujetos a los tratados de la Unión.

 

La ley de 1969, que regula el estatuto de las personas sin domicilio ni residencia fijos, instauró una categoría de ciudadanos y ciudadanas discriminadas en su libertad, vigilados, que tienen que portar documentos de identidad especiales, documentos que tienen que ser periódicamente sellados. Son ciudadanos sujetos a normas especiales para poder ejercer sus derechos políticos, el derecho de voto, por ejemplo. Para votar tienen que demostrar que tienen apego, relación, de tres años con un lugar concreto, cuando para el resto de la ciudadanía son suficientes seis meses de empadronamiento.

 

En este momento, en Francia hay más 400.000 personas censadas como nómadas, el 95% de las cuales tienen nacionalidad francesa. Actualmente, más del 66% están sedentarizadas.

 

A juicio de Jean Pierre Liegeois, su porvenir es oscuro. Su futuro social, cultural, educativo, político, no está nada claro. Si está claro, por contra, el contenido policíaco del mismo.

 

El 95% de la población Rom de Europa central y oriental es obrera y campesina. No es nómada. Los regímenes comunistas prohibieron el nomadismo allá por los años 60 del siglo pasado, y proletarizaron a los pueblos tsiganes. A la caída de los regímenes comunistas, al final de la década de los ochenta y principios de los noventa, se cerraron una buena parte de las fábricas en las que trabajaban, lo que les forzó a nuevos agrupamientos, como el de Sliven, en Bulgaria, donde malviven unos 30.000 tsiganes. Y aceleró las migraciones.

 

Actualmente hay tsiganes ucranianos, polacos, checos, de la antigua Yugoslavia, que trabajan en Francia en la construcción o en fábricas, como en la Peugeot en Sochaux.