Alberto Maestre
Constantino de Grecia y el golpe de los coroneles
(Página Abierta, 233, julio-agosto de 2014).

 

La actuación de Constantino de Grecia frente a la dictadura de los coroneles fue, al parecer, recordada al rey don Juan Carlos en el desarrollo de los acontecimientos del 23-F. También en este caso recogemos un texto adaptado, en parte, por nosotros, al que añadimos algunas notas propias.

El Inconformista Digital, 13 de enero de 2012

El entonces rey Constantino II tenía 26 años cuando se produjo el golpe del 21 de abril de 1967 en Grecia. Había recibido, como heredero al trono, una educación democrática y militar completa en los tres ejércitos y será consciente del cada vez mayor sentimiento antimonárquico que invadía al pueblo griego.

El joven rey tenía claro que no sólo debía limitarse a reinar, ser una figura simbólica, decorativa, sino que debía tener un papel más destacado y activo y poder intervenir en los asuntos políticos, tal como le permitía la Constitución vigente. Ese papel más activo que quería tener el rey levantará muchas críticas entre los sectores políticos democráticos del país, que veían muchas veces que las decisiones que adoptaba el rey estaban basadas en consejos erróneos por parte de sus asesores más próximos, militares y, sobre todo, de la reina madre, la alemana Federica de Hannover, a la cual en su día también se le reprochó sus excesos cuando estaba en el trono su esposo Pablo I. Se criticaba a la Corona también los excesos y gastos que generaba como institución, pero sobre todo por sus acciones en el campo político.

Nos encontramos pues ante un joven rey, Constantino II, con ansias de tener un papel muy destacado en la situación política inestable de la primera mitad de los años sesenta y que intentará mantener un sistema parlamentario en que se vaya dando la alternancia en el Gobierno de los dos grandes partidos del momento, la Unión Radical Nacional, conservadores, y la coalición Unión del Centro de Georgios Papandreu.

Será durante el Gobierno progresista de Unión del Centro, después de años de Gobiernos de derechas, cuando estallará en el Ejército el asunto Aspida, en cuyo episodio estará implicado Andreas Papandreu, hijo del primer ministro. En ese momento, Georgios Papandreu intentará ocupar él mismo el Ministerio de Defensa para gestionar mejor la crisis dentro del Ejército, pero Constantino II no se lo permitirá. Esta negativa real traerá como consecuencia la dimisión de Georgios Papandreu en julio de 1965 como primer ministro, que inmediatamente es aceptada por el rey. Será el comienzo de una grave crisis política e institucional.

El rey, al aceptar la dimisión de Papandreu, quiso provocar, y lo consiguió en parte, que en la Unión de Centro surgieran disensiones, pero se tuvo que enfrentar a grandes manifestaciones de apoyo a Papandreu y críticas a su actitud, que la opinión pública calificaba de “intentona golpista real” (1).

La situación política griega se volverá aún más crítica y el rey intentará nombrar varios primeros ministros disidentes de la propia Unión de Centro. Los Gobiernos, a partir de ese momento, no durarán mucho. Las elecciones generales finalmente serían convocadas para el 28 de mayo de 1967 (2).

Cuando se produjo el golpe en la madrugada del 21 de abril de 1967 (3), el rey se encontraba en el palacio veraniego de Tatoi, a unos 30 kilómetros de Atenas. Se cree que se enteró de la situación sobre las dos de la mañana cuando le telefoneó el almirante Spanidis, director de la oficina política en la presidencia del Consejo, y le comunicó los últimos acontecimientos como la detención del presidente del Consejo, Panayotis Canelopulos, en su domicilio particular por los militares insurrectos. Hay constancia de que el almirante Spanidis, que había acudido a la base naval de Skaramanga, llamó al rey para informarle sobre el golpe y asimismo pedirle instrucciones para hacer frente a la conspiración. La respuesta del monarca fue que “esperase a que la situación se aclarase un poco”. Al cabo de poco rato, Constantino recibió dos llamadas más. Una, la del ministro de Orden Público, George Rhallis, confirmándole la detención del presidente del Consejo y de varios ministros y aconsejando al rey serenidad y firmeza, y luego la de su secretario privado, que le comunicaba que unos militares tenían su casa rodeada. A este anuncio de su secretario, el rey le ordenó que se defendiera, pero el secretario le respondió que no era posible pues eran oficiales que él conocía.

Algunas fuentes señalan que a partir de las tres de la mañana Constantino ordenó a George Rhallis que se tomaran las medidas necesarias contra la sublevación. Entre estas medidas destacaría la de conservar el mínimo de tropas militares en las provincias y enviar el resto de unidades a Atenas. Constantino tuvo noticias de que las unidades acorazadas y los comandantes de las loks (unidades de comandos), que consideraba adictas, apoyaban el golpe de Estado. Lo que está confirmado es que Constantino, que era gran aficionado a enviar mensajes radiofónicos al pueblo, no se había dirigido todavía a la nación.

Constantino recibió a las cinco cuarenta y cinco de la mañana en Tatoi al general Patakos, el coronel Makarezos y al general Papadopulos, los cuales eran portadores de una carta del general Spandidakis. En dicha carta se informaba al rey del golpe de Estado realizado y se le indicaba que el mismo se hacía por el bien e interés de la Corona y para salvar al país del caos y del peligro comunista. Ante esta perspectiva encontramos a un rey solo sin sus consejeros, sin comunicaciones y que deberá tomar una decisión en las horas siguientes. Todos los elementos señalaban que el golpe había triunfado, así que el dilema que tenía el rey en esos momentos era o apoyar el golpe e intentar negociar la composición del nuevo Gobierno u oponerse radicalmente a él y abandonar el país junto con su familia.

Se ha señalado que si optó por lo primero fue para ganar tiempo y poder luego, cuando tuviera más medios, actuar contra el régimen salido del golpe, y también por motivos más bien privados como no poner en peligro la salud de su esposa, la reina Ana María, que estaba embarazada de su segundo hijo. Así que a las ocho y media de la mañana abandonaría Tatoi para ir al Ministerio del Interior y entrevistarse con los jefes militares y llegar a un compromiso.

A partir de aquí comenzó una serie de negociaciones con los golpistas. Al final, el rey puso como condición para aceptar la situación que el nuevo Gobierno surgido de este golpe estuviera presidido por un civil, y propuso para dicho cargo al fiscal general del Tribunal Supremo, el conservador Constantinos Kolias, personaje destacado por su hostilidad hacia la izquierda. El acuerdo llegaba finalmente a las cuatro de la tarde y una hora y media más tarde la radio anunciaba al país la formación del nuevo Gobierno, que prestaría juramento ante el rey Constantino y el arzobispo y primado de Grecia, monseñor Cristomos. Finalmente, el golpe, que se hacía en nombre de la Corona, era legitimado por esta (4).

Después del triunfo del golpe militar, la situación de la Corona representada por Constantino II se volverá más vulnerable y su papel quedará relegado a un plano más bien simbólico. Será el proyecto de Constitución que elaboraba la Junta lo que hará finalmente reaccionar a Constantino e intentar dar un contragolpe de Estado. En dicho proyecto constitucional se quería limitar enormemente los poderes que hasta entonces habían disfrutado y ejercido los monarcas griegos, para pasar a que la monarquía fuese una figura meramente representativa del país y de su unidad. Es decir, la decisión de Constantino de expulsar a los golpistas del poder, con los que había pactado la composición del Gobierno, legitimando así el golpe, estuvo basada, principalmente, en el hecho de que estos querían limitar los poderes del rey.

El 12 de diciembre de 1967, casi ocho meses después del triunfo de los golpistas, el rey, junto con toda su familia y el primer ministro Kolias, se dirigirá a Cavala, ciudad del norte del país, para llevar a cabo el golpe contra la Junta militar.

El contragolpe fracasó porque Constantino no actuó con rapidez, ya que quería asegurarse tener una fuerza importante para poder partir hasta Salónica y formar allí un Gobierno provisional. Otro elemento de ese fracaso lo constituyó el hecho de que el pueblo griego no reaccionase a su llamamiento. Las fuerzas leales a la Junta detuvieron a los generales aliados de Constantino y fueron inmediatamente hacia Cavala a detener al rey; antes de ello Constantino, su familia y el primer ministro huyeron a Roma.

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(1) Constantino se negó a convocar elecciones generales, contrariamente a lo estipulado por la Constitución de 1952, y nombró en el acto a su sucesor, el conservador Georgios Athanasiadis-Novas. Estos acontecimientos y la crisis política derivada se conocen como “el golpe real” (Το Βασιλικ? Πραξικ?πημα) o Apostasía o Iouliana (“Acontecimientos de julio”, en griego). Tras la salida de Papandreu del Gobierno, cinco primeros ministros fueron nombrados por Constantino en menos de dos años, sin que ninguno lograra formar un Ejecutivo estable ni obtener un voto de confianza del Parlamento.
(2) Se esperaba una victoria electoral del partido de centro EK. Dada la avanzada edad de Georgios Papandreu, tanto el Rey y los partidos conservadores como el Departamento de Estado de los Estados Unidos temían que su hijo Andreas Papandreu tomara el relevo en la dirección del partido centrista, implicando un posible giro parlamentario hacia la izquierda, y una mayor influencia del partido socialista EDA (el partido comunista KKE era ilegal y no podía concurrir en las elecciones). A principios de abril de 1967, el rey Constantino se entrevistó, para tratar este asunto, con el entonces embajador de Estados Unidos en Grecia, Phillip Talbot, preguntándole por la actitud que tendría su Gobierno en caso de que buscara una solución extraparlamentaria.
Constantino siempre ha negado dicha conversación, en contra de lo declarado por el propio Talbot y el consejero político de la embajada estadounidense en Atenas, John Day. Según estas mismas fuentes, Constantino se reunió a principios de abril con altos mandos del Ejército que le aseguraron que las Fuerzas Armadas no iban a tomar ninguna iniciativa antes de las elecciones.
(3) Desde noviembre de 1966, un informe de los servicios de inteligencia del Departamento de Estado de Estados Unidos, titulado “Clouds on the Greek Horizon” (Nubes en el horizonte griego), avisaba de la existencia de una trama militar por parte de oficiales de rango medio, destinada a impedir el probable resultado de las elecciones y a mantener a la fuerza la estabilidad política del país con un régimen autoritario.
(4) El depuesto primer ministro Kanellopoulos declaró en el juicio a los coroneles de 1975 que había suplicado a Constantino que no prestara juramento, dado que este acto equivalía a legitimar el régimen golpista. Constantino declaró más tarde que lo hizo a fin de evitar un baño de sangre.

Referéndum griego sobre la Monarquía
Página Abierta

En julio de 1974, la dictadura militar perdió credibilidad después de promover un golpe de Estado en Chipre, y terminó por caer. Ese mismo año regresó del exilio Constantinos Karamanlis y se convirtió en el primer ministro de un Gobierno provisional hasta la celebración de elecciones democráticas. La nueva Administración consideró no legítima la Constitución del régimen militar y restableció por decreto la de 1952, que establecía la forma de gobierno de Grecia como una monarquía constitucional, lo que dejaba pensar que Constantino era reconocido nuevamente como monarca. Se quedó en Londres, confiado en que se le invitara a regresar a Grecia.

Después de la victoria de Karamanlis en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1974, en las que su partido, Nueva Democracia, obtuvo 54,4 % de los votos, al mes siguiente se puso en marcha el referéndum sobre si Grecia debía ser una monarquía o una república. Aunque Karamanlis era el líder tradicional del partido conservador monárquico, la derecha votó por la república, lo mismo que el centro. Reprochaban a Constantino II su intromisión en la vida política más allá de sus prerrogativas constitucionales, y las indebidas influencias políticas ejercidas por otros miembros de la familia real que no tenían un papel constitucional. Todo apuntaba a la madre del Rey, la reina Federica. Constantino era también criticado por su apoyo a la junta militar en 1967 y su negativa a cortar relaciones con la Junta durante su exilio, su papel en la dimisión de Papandreu en 1965 y su rechazo entonces a convocar elecciones, lo que según muchos había conducido al golpe de Estado de abril de 1967.

El 8 de diciembre de 1974 se celebró en Grecia el referéndum sobre la Monarquía. Su convocatoria fue una de las primeras decisiones del Gobierno de Constantinos Caramanlis, hoy presidente de la República, que había ganado el 17 de noviembre del mismo año las primeras elecciones generales celebradas en Grecia desde 1964. La campaña del referéndum fue libre y políticamente neutra. El rey Constantino se dirigió al país por televisión, desde Londres, en dos ocasiones, y admitió que había cometido en el pasado errores políticos y que respetaría el resultado de la votación. Los resultados de la consulta fueron los siguientes: 3.244.748 (69,2%) a favor de una «democracia no coronada» (este era el término de la pregunta) y 1.445.857 (30,8%) por una «democracia coronada». El 77,2% de los votantes inscritos fue a las urnas.

Grandes manifestaciones se produjeron en el centro de Atenas al conocerse los resultados, y las efigies del exrey fueron quemadas en la plaza de la Constitución.