Angel Rodriguez Kauth

Sobre la importación de violaciones a los Derechos
Humanos desde los EE.UU. a Latinoamérica

1.- Introducción

Según una nota publicada por Hauggard (1997) durante la gestión Clinton en los Estados Unidos de Norteamérica, se ordenó la desclasificación y publicación parcial de siete Manuales (1) utilizados por el Pentágono y el Departamento de Defensa de ése país. Los mismos fueron empleados para enseñar técnicas de contrainsurgencia -según sus dichos- y con una clara intención de hacer frente a los movimientos liberadores que recorrían América Latina -al igual que el fantasma marxista que recorrió Europa durante el siglo XIX- y que fueron puestos a la luz pública el 26 de Septiembre de 1996. Los mismos fueron rápidamente visualizados por los analistas como los documentos que utilizó la Escuela de las Américas, que tuvo su asiento en la Zona del Canal de Panamá desde 1946 hasta 1984, fecha en que fue trasladada a territorio norteamericano, en Georgia.
Aquí vale la pena hacer una disgresión que hace puntualmente a lo que vengo tratando. El hecho de que la Escuela saliese de la Zona del Canal fue una previsión al traspaso de la misma a sus legítimos dueños: el pueblo panameño. Este recuperaría la región el 31 de diciembre de 1999, según lo establecía el Tratado Carter-Torrijos.
Volviendo al tema que nos ocupa, se calcula que en la "Escuela" -de formación militar- estudiaron y fueron entrenados más de sesenta mil oficiales, suboficiales y agentes de la contrainteligencia latinoamericana (2) Pareciera ser que los Manuales cuyo texto se recorrerá fueron redactados en 1987 por oficiales de inteligencia de USA (3) pero sus orígenes están en la década del '60 a través del Proyecto "X", el cual pretendía ser de asistencia en inteligencia al exterior por parte del Ejército de USA. El mismo fue de alguna manera desactivado por la administración Carter (1977-1981), la cual veía en estos intentos una forma de apoyar a los gobiernos antidemocráticos de la región. Esto no obedeció a la "bondad" íncita de aquel Presidente, sino a que él entendía que estratégicamente no convenía a los intereses de USA la presencia de tales gobernantes. En el lenguaje no muy críptico de los analistas políticos yanquis, Carter y sus asesores eran definidos como "palomas". Pero a Carter le sucedió R. Reagan -calificado por esos analistas como "halcón"- quien ordenó reactivar y acelerar la puesta en marcha de los planes de acción represiva directa en América Latina. Mayormente no tuvo éxito, ya que fue -durante su gestión- cuando recuperaron la democracia -merced al protagonismo popular... y a la buena voluntad de USA que entendía que de tal modo defendía mejor sus intereses- los países territorialmente más grandes de `nuestra' América y con mayor poderío económico relativo para los intereses norteamericanos.
Respecto a la categorización en halcones y palomas señalada, es necesaria una aclaración. Tales categorías son for export, para que los pueblos dependientes crean que les convienen gobernantes del Partido Demócrata -que están más cerca de ser categorizados como palomas- que del Partido Republicano, que tradicionalmente han sido identificados como halcones. En realidad, para nuestras particulares situaciones de pueblos excluidos y colonizados esta diferenciación resulta ser baladí e inoperante. Ambas aves plumíferas tienen los mismos objetivos -en lo político- cual es el de lograr el dominio mundial por parte de USA. En algo cambian las estrategias y tácticas a aplicar, pero en definitiva, son "el mismo perro con diferente collar" (4).. A no confundirse, cualquier bicho parecido a lo humano que vuele desde el Norte debe ser considerado como un ave de rapiña que tiene toda la intención de depredar nuestros territorios.
En la redacción de los Manuales que tratamos no fue ajena la CIA, la cual ya en junio de 1963 había redactado un "Manual" de contrainteligencia sobre cómo hacer interrogatorios y que fue -en buena parte- base de los que se analizan aquí. Por la actuación de la CIA en esas tareas hubo múltiples denuncias pero, quizás, la más notable fue la que hizo R. García Lupo (1983), con respecto a las maniobras que aquella usó para derrocar al gobierno constitucional de S. Allende, en Chile. Sin embargo, alcanzó mayor difusión la que se destapó en los propios EE.UU. al conocerse que la CIA entrenó a los "contras" nicaragüenses en el uso de recursos psicológicos para sus operaciones contra el gobierno de Daniel Ortega.

2.- El contenido de los "Manuales"

Buena cantidad de lo que aprendieron los militares entrenados por USA que contaban con vocación colonialista -y consecuentemente de anticomunistas declarados- figuraba en los "manuales" que se analizarán más adelante. Los mismos se titulaban así: "Manejando las fuentes", "Contrainteligencia", "Guerra revolucionaria guerrillera e ideología comunista", "Terrorismo y guerrilla urbana", "Interrogatorios", "Inteligencia de combate" y "Análisis I", los que en total superan la lectura de más de mil páginas (5).
Hay que reconocer que en la desclasificación realizada por el Departamento de Defensa, se admitió que en varios párrafos de dichos Manuales, contenían información "... que no es consistente o que podría ser considerada como no consistente con la política de Estados Unidos". Sin embargo, quienes accedieron a esos materiales, afirman que son muchas más que unas pocas frases las que pueden ser consideradas inconsistentes con la política "democrática" que los EE.UU. han tratado de difundir por el mundo. La lectura de los Manuales permite observar que esto es así; pero no ha de llamar la atención de nadie medianamente avisado acerca de cómo son los juegos de los discursos políticos: por un lado se dice una cosa y por el otro se afirma su contrario.
También hay que reconocer que la desclasificación fue producto de la presión de la opinión pública norteamericana, especialmente de las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos -reflejadas en el seno del Congreso- para conocer que es lo que había de cierto en las acusaciones que se vertían sobre tales hechos.
Asimismo, es preciso recordar que los errores que se reconocen en el informe se adjudican a razones baladíes, como "... el continuo cambio de personal en varias instituciones...", a lo cual se agrega que de la lectura de los documentos no se desprende que los mismos se deban "... a un deliberado intento de violar las políticas del Departamento de Defensa". En definitiva, nadie fue culpable o responsable de los "errores" admitidos, por lo que no habrán sanciones. Centenares de miles de campesinos, estudiantes, trabajadores y políticos fueron torturados y masacrados salvajemente con las enseñanzas recibidas, pero responsables a los que se les apliquen las sanciones penales correspondientes... ¡eso nunca!.
Los EE.UU. han tenido un discurso público que hizo hincapié en su hábito democrático y en las conductas políticas de tal raigambre. Pese a ello, la historia de las intervenciones imperialistas de aquél país por América Latina -y en el mundo entero- está plagada de episodios que con roja sangre de mártires nativos ha borrado las pretensiones de eufemismos sospechosamente no muy democráticos.
Al analizar el discurso sobre política exterior de los EE.UU., es preciso tener presente que prácticamente finalizada la Primera Guerra Mundial, expresaron su ánimo expansionista por el orbe. La lectura de documentación histórica permite ver que son más las constantes que las variantes que los llevaron a ser la gran potencia imperial contemporánea. No es posible arribar a la cresta del mundo con políticas variables, al contrario, hubo que mantener una férrea constancia de las diferentes administraciones que lo gobernaron. "Los persistentes y frecuentemente invariables rasgos de la política exterior de los Estados Unidos están muy arraigados en las instituciones estadounidenses y en la distribución del poder en la sociedad interna de los Estados Unidos. Estos factores determinan un restringido marco para la formulación de políticas con pocas posibilidades de desviaciones" (Chomsky, 1988).
En los Manuales tratados, no hay referencia a la participación y compromiso de las Fuerzas Armadas Norteamericanas, simplemente se alienta a que los sicarios de aquellas utilicen la táctica de ejecución de enemigos (6) el soborno a confidentes y de asesinos profesionales por encargo de la muerte de "enemigos" ideológicos, como así también de los intereses económicos yanquis; el chantaje de funcionarios corruptos de los países dependientes; el uso -y abuso- del suero de la verdad para obtener información de prisioneros tomados en combate o simplemente secuestrados de sus domicilios -o lugares de trabajo- ilegalmente y, también, el uso de la tortura, con el doble objetivo de amedrentar y de sacar información, lo que está prohibido por la Convención de Ginebra. Recuérdese que a ella adhirió el gobierno estadounidense, pero viola la adhesión de modo reiterado indirectamente, haciendo actuar agentes nativos -de los países ocupados- formados ideológica y militarmente por ellos.
Lo de los intereses económicos marcados en el párrafo anterior, es crucial considerarlo para entender el sentido de lo desarrollará. Ya el Presidente Wilson -célebre por intervenir en la Gran Guerra de 1914- lo dijo enfáticamente, "Las colonias deben ser adquiridas o instauradas, para que ningún rincón útil del mundo sea pasado por alto o dejado en desuso" (Chomsky, 1988, pág. 30). En éstas líneas queda claro que todo vale: comprar o robar, componer o imponer; al igual que se hace lúcida la concepción de que el mundo y quienes lo habitan deben ser útiles... para ellos, si así no lo fuera no existe reparo ético alguno en hacerlos desaparecer de la faz del planeta. Es la política del pragmatismo en su más alta expresión de que lo que se desea se alcanza por medios legalmente convencionales o, en caso contrario, a través del uso de medios arteros, los que se pueden sintetizar en "me das lo que es tuyo o te lo robo y, si es preciso matarte para obtener lo que deseo, así lo haré".
Esto se entiende bajo la "filosofía" del disciplinamiento, es decir, los pueblos que no comprendan de manera suficiente y acabada cuál es el papel que les toca actuar en el marco de la gran aldea global, serán colonizados por las "malas", sufrirán invasiones externas o serán atacados por sus fuerzas de seguridad. Las que ellos sostienen con sus impuestos, pero que no están a su servicio, sino que han puesto sus lealtades al servicio de otros. Vale decir, bajo la última fórmula aparece el robo, el saqueo y la matanza de personas por parte de compatriotas o de invasores extranjeros. Si entendieron el mensaje del Nuevo Orden Internacional, solo sufrirán el robo y el saqueo producido por los sicarios vernáculos del imperiocapitalismo, pero en este caso el número de muertos será mínimo -en comparación- ya que serán masacrados aquellos que se opongan al proyecto colonizador que viene atado de inversiones extranjeras, cuya seguridad -concepto clave- debe ser mantenida a rajatabla y sin miramientos éticos acerca de quienes deben ser sacrificados en el logro a alcanzar, que es su protección.
Una de las palabras claves -que se usa eufemísticamente en los textos en cuestión- es la de neutralizar a los "enemigos", es decir, ejecutarlos o destruirlos en el descrédito público. Los "objetivos" a neutralizar -en la época de los años de "plomo" sufridos por "nuestra" América- eran los miembros de las organizaciones sindicales y estudiantiles levantiscos, vale decir, que enarbolaban la bandera del antiimperialismo en la lucha por la liberación de sus pueblos. Asimismo, aquellos militares que recibieron -y reciben, en la actualidad en menor medida y con menor intensidad- entrenamiento en la Escuela, también aprendieron a infiltrarse y mimetizarse entre los miembros de organizaciones defensoras de los derechos humanos. De esto en Argentina tuvimos ejemplos por demás burdos, pero el más alarmante fue el del ex Capitán de la Armada G. Astiz, quien se introdujo en la incipiente organización de Madres de Plaza de Mayo, con el argumento de que él tenía un pariente desaparecido por la dictadura del "Proceso de Reorganización Nacional" y así logró averiguar los nombres de quienes "conspiraban" en el templo de Santo Domingo, en el centro de Buenos Aires.
Para el análisis de los discursos contradictorios (Rodriguez Kauth, 1993, 1997a), en los que por un lado se dice una cosa y por otro lado se expresa, verbal o en conductas una no cosa, es interesante trabajar con la metodología utilizada por Schöttler (1995). Bajo tal lectura se observa que para los EE.UU. la Justicia es un bien importante en su sistema político, lo que no quiere decir que la aplicación y vigencia de la misma les interese un rábano en otros países, sobre todo cuando quienes van a ser objeto de actos que están por afuera de los cánones internacionales del derecho positivo son adversarios de sus intereses económicos (Chomsky, 1996) y políticos, sobre todo los sucesos ocurridos en el (des)orden internacional durante el período de la Guerra Fría (7).
Los Manuales presentan una contradicción básica en la argumentación en sí misma con la praxis de trabajo militar. En defensa de los valores democráticos que representan los EE.UU, se articulan metodologías de combate antidemocráticas, dicho esto en un sentido filosófico, como así lo que eufemísticamente se llama acción directa. No cabe, en la ética democrática, el uso de la tortura; la ejecución de "enemigos"; reclutar agentes para la denuncia; la infiltración; etc.; ninguna de ellas son prácticas concebibles en un esquema ético que tenga pretensiones de democrático.
En los Manuales no sólo se mezclan los objetivos, sino se los confunde. Es un "enemigo tan peligroso" la oposición civil a un gobierno títere de USA, como el uso de metodologías terroristas por parte de grupos hostiles a esos gobiernos. Todo lo cual significa un disparate (Rodriguez Kauth, 1995) desde el ángulo que se lo analice. La oposición civil a un gobierno no democrático -que usa y abusa de los mecanismos no democráticos del autoritarismo- está contemplada en la Constitución de cualquier país que no la haya confeccionado para servir al déspota. En esa evaluación confusa se colocan en un mismo saco los partidos políticos legítimamente constituidos, los sindicatos, los representantes de iglesias que no dicen "amén" a los dictados del Poder, los universitarios y hasta la literatura (8).
Nada de lo que se relate -respecto a las instrucciones de los Manuales- es extraño a quienes tuvimos que soportar y sufrir, a lo largo y a lo ancho de nuestra sufrida Latinoamérica, tales actos de barbarie impía. Sin embargo, que es oportuno y necesario refrescar la memoria abundando en datos, para no creer ingenuamente que los genocidas operaron sólo desde su capricho sanguinario -que estuvo presente- sino que lo pusieron en marcha bajo precisas consignas bajadas desde USA y con la venia de sus mentores y protectores.
Bajo el imperio de tales metodologías se elaboraron "listas negras", cuyo uso recomiendan los Manuales. El que esto escribe puede dar fe de cómo fue incluido en dos de ellas. Luego de haber sido cesanteado en mi cargo docente en una Universidad Nacional, a causa de haber estado detenido por las "fuerzas de seguridad" al sospecharse una supuesta actividad subversiva (9) con lo cual se me prohibió todo tipo de trabajo en el quehacer académico. Entonces vendí libros de modo domiciliario. Un día me llaman de la Policía Federal para decirme que yo no podía vender los títulos de Freud que llevaba en el automóvil. Como un perfecto idiota pretendí argumentar que esos libros se vendían en librerías. Como toda respuesta, recibí una pateadura y la explicación posterior fue que en ellas se podían vender cosas que yo no podía (sic). Así de sencillo y de contundente, como para que pueda comprenderlo hasta un imbécil.
Lo interesante -y perverso- de las listas negras es que metían en un mismo saco a cualquiera. Si es inaceptable la organización de tales "listas", sin embargo, desde una lectura lógica es absurdo mezclar en ellas a terroristas (Alonso Fernández, 1994) con individuos o grupos sospechados de simpatizar con el "enemigo" de USA. Esto servía a los intereses norteamericanos en tanto y cuanto no podía escapar ninguno que estuviera operando bajo una "pantalla".
Un lugar especial ocuparon los refugiados de países que huían de las dictaduras allí instaladas. Caso habitual en Argentina fueron los chilenos, uruguayos y paraguayos que escapaban de dictaduras. Muchos de ellos volvieron a huir a lugares "más santos", aunque algunos no pudieron hacerlo porque antes les llegaron las balas del régimen, bajo lo que hoy se reconoce como la existencia del Plan Cóndor. Para los refugiados los Manuales recomendaban su persecución y eliminación, ya que por la lógica pre-homínida que utilizaban, si habían huido de sus residencias... por algo habría sido. Esta última fue una frase que se hizo célebre durante el Proceso Militar. Buena parte de este relato fue escrito por R. García Lupo (1983) en referencia a lo ocurrido en Chile después de la caída del Gobierno constitucional a manos el régimen de facto de Pinochet.
Universidades y universitarios fueron objeto de recomendación en los Manuales de tenerlos bajo sospechas fundadas, ya que en las primeras se tenía la mala costumbre de estudiar y hasta pensar; en tanto los segundos tenían la peor costumbre de enseñar y, lo que enseñaban, podía ser peligroso para las virginales mentes de sus alumnos ... pero sobre todo para los espurios intereses de quienes alentaban desde el exterior los afanes represivos internos. En esto también vale recordar la infiltración -como alumnos- en el espacio universitario, por parte de agentes de "inteligencia" (10). Sobre los "infiltrados" ejemplifico con un episodio personal, aunque de una dictadura militar anterior, la de Onganía. En aquel momento soporté una "tenue" persecución debido a que un alumno fue con la alcahuetería de que yo hacía "pensar feo" a los alumnos durante las clases. Resultado: una severa advertencia de que esto no volvería a ocurrir, por parte del administrador civil de la Universidad.
Otra técnica era amedrentar a alumnos detenidos para que denunciaran -bajo el amparo del secreto o de la carta "anónima"- el nombre de profesores que "decían cosas feas". Esto último fue lo que me costó estar detenido durante la dictadura militar de Videla y CIA (11), a confesión posterior del alumno que me denunció. Garantizo que para el Teniente Coronel bajo cuyas órdenes estuve detenido, yo era un "comunista hijo de puta", según los dichos con que a diario iniciaba los interrogatorios. Pero aquél no fue un caso aislado. Estos siniestros personajes veían comunistas en todos lados, cualquiera que se opusiese al clima de terror estatal impuesto era sospechoso de comunista. La lógica maniquea reinaba con esplendor... o eras comunista o tenías claras conductas anticomunistas. La primera se manifestaba en cualquier signo o gesto de rebeldía, la segunda se testimoniaba llevando datos y denunciando amigos, vecinos o compañeros de trabajo o estudio. Ellos tenían impunidad para alentar estos actos deleznables, para luego torturar y matar a quiénes habían caído en desgracia (Amado, 1993).
Así se cumplía uno de los objetivos fundamentales por los planes trazados desde la Escuela de las Américas: romper los lazos de solidaridad entre los miembros de una comunidad. En Argentina lo lograron, a más de 25 años del Golpe de Estado, aquella es un valor devaluado entre nosotros, el que recién luego de múltiples agresiones gubernamentales está comenzando a renacer entre la población, especialmente la de menos recursos económicos.
La persecución de "comunistas" no fue casual por parte de los agentes nativos servidores de los intereses imperiocapitalistas. En la "teología política" estadounidense, la definición de "comunistas" es amplia y equívoca (12). Nada tiene con la definición conceptual de comunista desde una lectura política, social o económica; en todo caso es un adjetivo para anatemizar a todos aquellos que se oponen manifiesta -o implícitamente- a la presencia o influencia de los intereses económicos norteamericanos en sus territorios, en tanto estos representan un sistema de explotación y robo de la fuerza de trabajo y de los recursos naturales nacionales. Es decir, quienes usaban sus recursos -laborales o naturales- para el desarrollo y crecimiento de sus pueblos, eran automáticamente definidos como "comunistas", ya que no se insertaban dentro del esquema comandado por los EE.UU. En tal sentido conviene recordar que "... los Estados Unidos son consecuentemente "anticomunistas", mientras sólo son selectivamente antifascistas" (Chomsky, 1988, pág 24). Pruebas al canto han sido las buenas relaciones internacionales que los diferentes gobiernos norteamericanos mantuvieron con gobiernos fascistas como los de las dictaduras latinoamericanas en las décadas de los '70 y '80, como así también el mantenimiento y visto bueno de gobiernos fascistas y dictatoriales en el sudoeste asiático desde el final de la Segunda Guerra. En el período no escapa la aparentemente impoluta Europa (13) ya que durante ese momento debe recordarse la escalada contrainsurgente norteamericana en Grecia, que sirvió de trampolín para la futura operación masacre en Vietnam. El caso vietnamita fue una enciclopedia de paradojas, la más notable es que los EE.UU. operaban en la Península Indochina para proteger a los vietnamitas de una ¡"agresión interna"!.
Algo semejante se anunció cuando la escalada protectora y/o invasora en El Salvador, la cual se repitió por mil veces en las intervenciones militares de ocupación en todas partes del mundo, menos en los propios EE.UU., donde las Fuerzas Armadas tienen prohibido intervenir en asuntos internos. Por tal razón resulta por demás suspicaz que la DEA -y su gobierno- aconsejen a los latinoamericanos que hagan intervenir a sus Ejércitos en dicha lucha impulsada desde Washington, aunque ellos no usan a su Ejército en tal tarea. Lo que está prohibido para ellos a causa de que atenta contra el orden legal y constitucional, es aplicable en colonias, donde tales argumentos son minucias.
El tercer Manual explicita la evitación de cualquier acto electoral. No sólo partidarios, sino que incluía a las sindicales, de centros de estudiantes ... o en asociaciones de jubilados o de amas de casa. Todas ellas podían fomentar la presencia de insurgentes en sus organizaciones, con lo cual estarían infestadas de la pústula comunista y se convertirían en enclaves de poderío marxista para enfrentar a los sanos gobiernos anticomunistas de que gozábamos. En relación a la mencionada "teología política" yanqui, es preciso recordar que la democracia es el mejor sistema de gobierno ... para como ellos la conciben. En su particular concepción de esta figura política, solamente la misma existe cuando su testimonio facilita el mantenimiento de sus intereses económicos. Para eso hay que crear y sostener síntomas de apatía, pasividad, impotencia, desesperanza, alienación, etc., en las poblaciones dominadas por las armas o por el dólar. Esto conduce al síndrome fatalista (Martín-Baró, 1987, Rodriguez Kauth, 1992) por el que las poblaciones analfabetas, o alfabetizadas pero oportunistas (Ferrater Mora, 1971, Rodriguez Kauth, 1993), reconocen en los grupos privilegiados y dominantes la legitimidad de sus mandatos. Cuando los pueblos se rebelan ante la ignominia, entonces es un atentado "antidemocrático" y, el mismo, debe ser reprimido -aún por la fuerza- para imponer el sistema "democrático" tan particularmente definido por el gran gendarme internacional de la contemporaneidad.
Interesa revelar cuáles eran los criterios aconsejados en los Manuales para conocer los "indicadores" de la presencia de guerrilleros, o de un inminente ataque de aquellos. Entre los mismos se incluyen las manifestaciones, aún las religiosas o de celebración de fiestas patrias, la cercanía de extranjeros (14) y, algo que especialmente fue un objeto de sospecha: los jóvenes, sobre todo si usaban melena larga y a eso se le agregaba barba. De ahí a un nuevo Che Guevara, solamente existía un tranco de pollo para la febril y paranoide mentalidad que acompañaba a los represores. También aparecía como sospechoso de "... control guerrillero que la población no aportase datos de la presencia de posibles elementos perniciosos"; de manera tal que si se quería quedar libre de toda sospecha, aún si no se conocía a algún guerrillero o espécimen parecido, debía inventárselo ... aunque eso significara mandar al "inventado" a pudrirse en algún campo de concentración.
Otro aspecto a considerar en los Manuales se refiere al aliento del uso de la censura para controlar a la población, a efectos que ella no se informara de lo que ocurría. Esto se hizo a despecho de que USA es uno de los impulsores de la Sociedad Interamericana de Prensa, lugar desde dónde no se detienen un ápice para denunciar la existencia de tal proceder -propio de discípulos del censor romano Catón- en Cuba ni en aquellos lugares en los cuales les resulta incómodo a sus intereses la presencia del gobernante de turno. Ya un Secretario del Departamento de Estado, en la década del '50 -D. Rusk, que trabajó para la administración de D. Eisenhower- dijo explícitamente que "Los Estados Unidos no tienen amigos, solamente tienen socios", los cuáles hoy lo son y mañana pueden dejar de serlo, si es que no satisfacen las demandas del Imperio.
La censura, perversión dantesca tantas veces demonizada por los protectores de la libertad de prensa, se alentaba con instrucciones que recibían nuestros militares para cuando tuvieran que cumplir con la "difícil" tarea de actuar como Guardia Pretoriana del Nuevo Imperio. La censura se aplicaba para acallar las voces de protesta que alzadas contra la corrupción y prepotencia de los gobiernos despóticos. Poco interesaba a los estrategas del Departamento de Estado y de la CIA que tales reclamos se explicaran en la actuación de gobiernos autoritarios y corruptos, generalmente militares que azolaron al mundo en general y en `nuestra' América en particular. Sólo se ponía el acento en el hecho de que quienes expresaban alguna disconformidad con la situación que se vivía, eran agentes marxistas insurgentes. No importaba el sentido de la queja, simplemente se enseñaba que la única respuesta ante tales testimonios era la militar, la que no tenía límite ético alguno.
Los Derechos Humanos podrían merecer un capítulo especial en este desarrollo, aunque estimo que ya han sido tratados en cada una de las especificidades hechas. Vale añadir en relación a este tema y problema especial que, siendo EE.UU. signatario de la Convención de Ginebra -respecto al tratamiento de los prisioneros de guerra- sin embargo para los Manuales un guerrillero detenido o un ciudadano sospechado de ser insurgente no cuenta con la posición legal de prisionero de guerra -como lo establece la Convención- sino que su tratamiento queda librado al arbitrio de sus captores. Lo cual permite el uso de la tortura, la desaparición física mientras dure su situación de detenido a disposición del Poder Ejecutivo y hasta la muerte, si fuese preciso y del mal gusto de sus verdugos.
Para ello la metodología era sencilla, o bien los dictadores de turno suspendían todas las garantías constitucionales, o bien las ignoraban. Así no hacían falta recursos judiciales para disponer el arresto de alguien. Y que otro alguien pensara en presentar un recurso de habeas corpus resultaba tan descabellado que los jueces que recibían la solicitud, podían sospechar del osado ciudadano que la presentó. Los Manuales nada dicen de eso que se ve en las películas yanquis de que un detenido tiene derecho a entrar de inmediato en contacto con su abogado. Eso sirve para la ficción del celuloide del "gran país del norte", para los habientes del sur del Río Grande, o en Asia o en África, o en las dictaduras títeres mantenidas en la Europa mediterránea, tal consideración era un dislate. El detenido podía ser sometido a castigos físicos como psicológicos, como lo es la situación de aislamiento forzado y de no reconocimiento del paso del tiempo por estar encerrado en una fosa, o en una celda, aislado y sin comunicación alguna que no sea la que le efectúa periódicamente su "interrogador", para el que recomiendan que utilice un nombre "de combate", es decir, falso (15).
Las recomendaciones apuntaban a quebrar psicológicamente a los detenidos, para lo cual la sorpresa en el operativo de detención es un elemento clave. Lo señalado anteriormente de mantener aislado al detenido tiene por sentido doblar sus resistencias a "colaborar" con los interrogadores, a los que considera enemigos. La inmovilidad, la pérdida del conocimiento del paso del tiempo, el desconocimiento del lugar de detención, la ruptura de las rutinas en cuanto a horarios de sueño y comidas (16) era útiles para sus propósitos. A estos usos inmorales debe asociarse la falta de regulación térmica del recluso por carencia de vestido adecuado con la humedad ambiental -en general se trataba de celdas alojadas al interior de algún cuartel y lejanas a la luz solar- y a las temperaturas que oscilan del frío al calor discontinuamente; como también la privación de estimulación sensorial y hasta el uso de drogas verdaderas o falsas (placebos). Dichas torturas (Viñar, 1985) pasaban -obviamente- por los castigos físicos o la amenaza de los mismos (17) y esto bien lo sabían los agentes de contrainsurgencia, ya que muchas veces el castigo físico suele ser más soportable que la amenaza del castigo. Esto no fue óbice para que algunos -o varios- personajes sádicos hicieran uso del mismo, llegando el caso de que más de un torturado se les "pasara de largo" y se muriera durante la sesión que frecuentemente era controlada por los médicos militares -o policiales- que "monitoreaban" al torturado para indicar cuando había que parar con la sesión. La suma de estos procedimientos inhumanos llevan al individuo que transita por tan deplorables condiciones a que pierda sus relaciones imaginarias con sus seres más queridos y con sus grupos de afiliación política. Así se produce el quiebre psicológico y resulta más fácil obtener los datos que se desean, sean estos verdaderos o imaginarios.
Respecto del uso de la picana eléctrica, o choques eléctricos, debe hacerse notar que esas técnicas fueron incorporados al arsenal de la Policía Federal Argentina cuando en 1930 asumió la Presidencia de la República el primer dictador que tuvo el país en el Siglo XX: el General José E. Uriburu, quién abrió el camino para el uso de tan deleznable artilugio y que fuera continuado más tarde por sus sucesores militares: Ramírez, Farrell, Perón, Onganía y Videla. Los tres primeros abrevaron en las enseñanzas aportadas por sus mentores europeos nazifascistas. Los dos últimos usaron estos instrumentos con las instrucciones de quién colaboró activamente en desactivar al nazismo y al fascismo de Europa y del Lejano Oriente: los EE.UU.
Las manipulaciones resumidas tenían un sentido. Se asentaba en los hallazgos de investigaciones psicológicas (18) que avalan que los individuos que, por accidente padecen condiciones de aislamiento sensorio y temporal, sufren una regresión psicológica que los convierte en niños, lugar desde el que sólo pueden descubrir la tan ansiada presencia de un padre protector en el adulto que, curiosamente, es el mismo que provocó la situación de deprivación. Esto se puede sintetizar en que los detenidos buscaban una fuerza superior que les sirviera de cobijo y amparo, para lo cual era preciso confesar con ella todos los secretos que celosamente se guardaban. No se ignora que para tal fin se recurrió con frecuencia a sacerdotes, los que se prestaron a tales maniobras y que no dudaron en ser cómplices de esa atrocidad, realizando tal perversión hasta con curas que militaban políticamente en el bando contrario al de los que prestaban sus servicios a los represores.
Por otra parte, para estos represores y torturadores -que son personajes afectados por delirios paranoicos- no existían mayores diferencias entre un insurgente y la población no comprometida con la guerrilla, sugerencia de las instrucciones que recibían desde los "Manuales". Bajo sus designios, todos los habitantes de un lugar son considerados "ciudadanos bajo sospecha", argumento que facilita las requisas de los domicilios -sin previa orden de allanamiento y sin respetar la más mínima privacidad de sus moradores- o de lugares públicos; la exigencia de tener que vivir con los documentos de identidad en el bolsillo, caso contrario se podían pasar varios días detenido bajo lo que se conocía como la figura "de averiguación de antecedentes". Al respecto, quien esto escribe tiene una anécdota graciosa para contar. Mi madre era una anciana sumamente frágil y que físicamente era incapaz de hacer algo más que comer y hablar. Pese a ello, en una ocasión que la llevé de paseo a las sierras cercanas, fuimos detenidos por una patrulla del Ejército para requisar el vehículo y pedir los documentos. Obviamente ella no los llevaba consigo ... y los muy bestias quisieron dejarla detenida en el lugar y a la intemperie hasta que yo regresase con los documentos que acreditaban que era una mujer vieja y no un peligroso terrorista disfrazado. Afortunadamente, el talante de un Teniente les hizo pensar acerca de lo doloroso que sería para ellos tenerla en ése lugar y la autorizaron a continuar viaje, luego de una admonición sobre lo conveniente de llevar consigo documentos y que, además, ellos hacían eso por su bien y de la ciudadanía toda.
En definitiva, bajo las "sugerencias" enviadas por el Imperio, en los países avasallados por los pretores (19) de turno, se vivía en un no declarado Estado de Guerra. El Estado de Derecho, bajo el cual se rigen políticamente los Estados soberanos, fue ignorado y pisoteado de manera cruenta y vil. En esto cabe la responsabilidad a quienes se definen como los "maestros" de la democracia: los EE.UU. Ellos instruyeron y dieron créditos financieros a los gobernantes militares para que atropellen los derechos de los ciudadanos. Y no nos engañemos, lo siguen haciendo de un modo un tanto más discreto.
El caso de la recuperación de la Embajada japonesa -en Lima, 1997- es un ejemplo de esto. Oficiales de seguridad norteamericanos -y también japoneses- entrenaron a las tropas de élite del dictador Fujimori. El entrenamiento fue tan perfecto que no salió vivo ni un solo combatiente del grupo Tupac-Amarú de la lucha en el asalto a la Embajada. Cabe aclarar que entre los civiles muertos se encontraban -¡oh casualidad!- un Ministro de la Corte de Justicia Peruana que fue tomado como rehén, pero que desde su alto cargo se oponía a los caprichos del déspota. Otro tanto ocurrió ese mismo año con el conflicto en el Golfo Pérsico. Las N. U. debían fiscalizar el potencial armamentista del gobierno irakí, pero entre sus inspectores habían tres delegados yanquis. Esto es inconcebible hasta para el menos avisado. ¿Cómo van a inspeccionar ciudadanos de un país en guerra con el inspeccionado? Pues bien, los EE.UU. lo pretendieron y, contra la justa reacción de Irak, enviaron amenazantes portaviones, de esos que no dejan títere con cabeza donde golpean.
En cuanto a la represión de los habitantes de un lugar, EE.UU. ha tenido especial atención con respecto a los grupos indígenas que lo habitan. Esto se debe a que tales individuos tienen la extraña particularidad de pretender ser los dueños de los bienes que cultivan o explotan y esto, sin duda, atenta contra los intereses económico de USA y sus personeros (20). Así es que todavía hay matanzas de indígenas en nuestra América -con excepción de Uruguay- bajo el pretexto de que son subversivos; lo que facilita que compañías monopólicas u oligopólicas de USA -instaladas con gerentes de segundo nivel vernáculos- se hagan cargo de esos territorios. Ejemplos sobran y no me voy a extender en ello, es cuestión de que el lector abra las páginas de un periódico y encontrará con algún episodio de ésta naturaleza ¡desarrollado en pocas líneas!.

3.- Las formas de dominación actuales

Luego de que USA adquiriese el monopolio del Nuevo Orden Internacional, utilizan otras estrategias para penetrar en nuestra región -como en otras- y así satisfacer sus intereses económicos. La penetración se hace a través de la dependencia del mercado financiero internacional por las economías locales. Cuando surge un intento de crear una organización económica regional, entonces viene el Emperador a decirnos que más nos conviene hacer tratados bi, o tri, o multilaterales con ellos. La Revista brasilera Veja llegó a decir que " Clinton, el presidente vendedor ambulante, juega duro a hacer que Brasil compre lo que no quiere". Lo mismo hizo en su visita -octubre de 1998- a Caracas y Buenos Aires, con la diferencia que en estos dos países dejó caer la señal de advertencia de que el capataz nombrado por USA para América Latina iba a ser Brasil.
Estas actuaciones son una violación a los Derechos Humanos de segunda y tercera generación, ya que desde USA se está cortando la posibilidad de elegir con quien comerciar y cómo elevar el bajo nivel de desarrollo económico, social y político. Pero esto, por el momento, aparece como una historieta de enredos conyugales (21) sobre la que no me atrevo a abrir juicio alguno acerca de su final, pese a tener "corazonadas" al respecto, por lo que continuaré con ella cuando se convierta en historia, tal como se estila en un análisis científico.

4.- El Imperio contraataca

Pero la historieta no terminó con el Siglo XX en Panamá, el Imperio, con el nuevo estilo administrativo impuesto por los halcones republicanos encabezados por Bush (h) en la Casa Blanca. Ellos siempre han antepuesto los temas de "seguridad nacional" por sobre cualquier otra necesidad poblacional, a punto tal que una de las primeras medidas tomadas por el ilegítimo (Rodriguez Kauth, 2001) gobierno iniciado en enero del 2001 -tras un escandaloso fraude electoral pergeñado desde la Suprema Corte de Justicia- fue el de retomar la idea de atender a la región centro y sudamericana, pero no con medidas socioeconómicas y políticas que le permitieran a aquel una "mayor autonomía de vuelo", sino a través de una presencia más activa en cuestiones de seguridad. Esto se vio alentado y confirmado luego de los episodios terroristas del 11 de septiembre, los que provocaron que los EE.UU. se aislaran del mundo y lo viesen a este solamente como un gran enemigo para la integridad y seguridad de su suelo y población.
Los yanquis no descansan en sus planes de militarización para la América que está al sur del Río Grande -su "patio trasero extenso"- aunque con estrategias un tanto diferentes a la que sostuvieron anteriormente. Así es que a principios de junio lograron firmar un acuerdo con el gobierno de Costa Rica para instalar en el "paraíso" latinoamericano (22) una Escuela Internacional de Policía que -dirigida por los mandamases del Norte- adiestrará a las fuerzas de seguridad de la región Centroamericana, bajo el pretexto de la lucha emprendida desde la sede central del Imperio de llevar adelante sus propósitos de combatir contra el terrorismo -que luego de los episodios mencionados de septiembre de 2001 han enloquecido al gobierno norteamericano y les ha facilitado un buen pretexto para arremeter militarmente contra todos aquellos que sean su potenciales enemigos- y el narcotráfico, al cual asocian con el terrorismo como una fuente de su financiación. Vale decir que se reinstala la Escuela de las Américas bajo un maquillaje cosmético policíaco, pero como siempre, bajo la doctrina de la Seguridad Nacional ... de ellos y para ellos ante la creciente ola de descontento popular que reina en la región y principalmente en Sudamérica, donde Venezuela, Colombia, Argentina, Bolivia y Brasil -esperable para después del casi seguro triunfo presidencial de Lula en octubre de 2002- se convierten en un serio riesgo para los intereses financieros y económicos de sus inversores.
No ha sido casual la elección de Costa Rica para dicho objetivo, inclusive, el ministerio de Seguridad costarricense ya eligió el lugar el lugar espacial en instalarán y harán funcionar a la Escuela. La razón de que se lo haya seleccionado para tal propósito no es novedosa, ya se lo venía pensando desde la anterior gestión de Clinton -aunque con sede nuevamente en Panamá- y obedece a que se trata de un país en el que la "estabilidad democrática" garantiza, en la medida que puedan existir garantías, una relativa estabilidad para el plan militarizador y sin mayores conflictos de resonancia local.
Más nadie se llame a engaño, si bien es cierto que la Escuela prevista será de tipo policial, no escapará al intelecto del menos advertido que no ha de ser la intención atender a los problemas de seguridad referidos a la delincuencia común que azota a la región los que llamarán la atención de sus participantes "alumnos", sino que han de apuntar sobre cuestiones militares, las cuales se enmarcan dentro de lo que ha sido denominado como "el Plan Colombia", el que públicamente ha sido denunciado como de carácter intervencionista, tanto en aquel país así como en la región. Es decir, lo que los estadounidenses tiene prohibido a su interior por su legislación (23). Esto no es un delirio paranoide de "sudacas" del subdesarrollo, sino que ha sido confirmado por un funcionario diplomático norteamericano en San José, cuando advirtió -en 26 junio de 2002- en un medio de prensa local que "... en el mundo hay países en los que sus fuerzas armadas cumplen funciones policiales, por esa razón no podemos decir -que en esta escuela- no habrá militares". Sus dichos no hacen más que ratificar los habituales del Presidente Bush, el que ha reiterado en diferentes oportunidades que en la guerra emprendida por él y sus aliados contra el terrorismo- "... las fronteras entre lo militar y lo policial han desaparecido". Más aún, el refuerzo militar sobre áreas policíacas se está dando dentro mismo del territorio del Imperio, ya que en julio del 2002 los mismos congresistas estadounidenses culpan de "falta de recursos tecnológicos y humanos" a sus servicios de inteligencia y por ello realizan una atribución errónea y facilista de que han sido los que facilitaron el ataque contra las Torres Gemelas; por lo cual solicitan un aumento presupuestario para dichas áreas -con especial énfasis sobre la CIA, ya que ella se vio limitada en sus acciones por las denuncias de haber intervenido anteriormente con violaciones a los derechos humanos en Guatemala- de la "inteligencia" en su lucha mesiánica contra el terrorismo ... aquel mismo terrorismo que los yanquis se encargaron de auspiciar y fomentar en otras partes del mundo -en este caso Afganistán- y que por una suerte de efecto boomerang se les volvió en contra de su integridad.
Lo interesante es que el país elegido no solamente tiene una larga tradición democrática -pese a los escándalos de corrupción que han salpicado en los últimos años a sus gobernantes- sino que se trata del único territorio americano que no posee Fuerzas Armadas regulares -desde finales de la década del '50 y según lo estable su Constitución- lo que le ha facilitado no tener que malgastar sus magros recursos en comprarles tanques a los militares, ni submarinos a los marineros, ni bombarderos a los aviadores, lo cual ha cimentado una cultura amante de la paz y la sana convivencia.
Pese a ello, Costa Rica ya no se verá libre de la presencia de tales lacras armamentistas que ponen en peligro la paz mundial y regional (Rodriguez Kauth, 1987) ya que Washington solicitó autorización a Costa Rica, para que naves de su armada ingresen a las aguas costarricense -por el Pacífico, como por el Atlántico- para realizar tareas de patrullaje y de entrenamiento. Si bien es cierto que existe un convenio bilateral entre ambos países para realizar maniobras conjuntas de patrullaje para combatir el narcotráfico, sin embargo, sucede que varias embarcaciones norteamericanas son naves de guerra artilladas, a la par que dotadas de helicópteros de asalto y personal especializado en tales maniobras, lo cual está excluido de aquel convenio. El Embajador norteamericano en San José justificó tal presencia de una manera soez, al señalar que "... estamos para luchar contra el narcotráfico, el terrorismo y otros delitos"; todo esto dentro del marco de la instalación de la Escuela Internacional de Policía que tienen previsto poner en funcionamiento en San José.
Y no ha sido casual que en párrafos anteriores hiciera referencia al "Plan Colombia" -en su contra- ya que Costa Rica, mantiene fronteras marítimas con dicho país vía los dos océanos y, a través de los mismos es fácilmente accesible su territorio para reforzar las acciones de "mano dura" que tiene previstas el Presidente colombiano por asumir.
De todo lo cual se puede concluir que efectivamente la historia del intervencionismo está lejos de haber llegado a una conclusión; las intervenciones han de llegar, no solamente a Colombia, sino a la América Latina toda a partir de planes de desmembramiento de los países soberanos de la región, el primero de los cuales pareciera ser la Argentina, en donde se está alentando su división merced a los intolerables índices de delincuencia organizada -tanto por el Estado (24), como por ex agentes de la represión quienes actúan directamente en actos vandálicos- que violan los derechos humanos de la ciudadanía toda.
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(1) Escritos en español, para que sus lectores no pudieran alegar ignorancia del idioma.
(2) Si se quiere un juego polisémico, la contrainteligencia es sinónimo de imbecilia, en una escala de cociente intelectual.
(3) Igual que los condones: primero te usa y luego te tira.
(4) Para seguir utilizando metáforas animales, que son las que mejor caben a nuestros mandantes del Norte.
(5) Con un poco de humor -que es necesario, aún para matizar temas tan escabrosos como el que se desarrolla- se puede pensar en el trabajo que les costó, y en el disgusto consecuente, a los militares latinoamericanos dicha tarea, ya que no son adictos a la lectura. El subversivo -por sus actuaciones contra gobiernos democráticos- ex Coronel argentino Aldo Rico, llegó a decir en una oportunidad que la soberbia de la "duda" era el gran vicio de los intelectuales.
(6) Léase guerrilleros armados o simplemente personas que piensan feo, es decir, diferente a lo que ellos quieren que se piensen.
(7) La cual fue recalentada en más de una oportunidad: Corea, Vietnam, Grenada, etc.
(8) En la Universidad Nacional de San Luis se llegó al colmo de llevar a la hoguera -al estilo Torquemada- unos ejemplares de un libro de Marx... y Hillich, ¡que tratan de las teorías psicológicas contemporáneas!. El fanatismo por cumplir con las órdenes de los déspotas, llevaba -y lleva- a cumplir con cualquier ex abrupto.
(9) Que si fue cierto no lo voy a confesar en lado alguno, por razones más que elementales.
(10) Pido perdón por poner inteligencia entre comillas, pero es que resulta cómico pensar que quienes pertenecen a la "inteligencia" de una fuerza militar o de seguridad, sean más brutos que los asnos.
(11) La abreviatura de compañía no fue casual.
(12) Este equívoco semántico tampoco es casual o azaroso, tiene sus razones por demás tácticas y estratégicas.
(13) Lugar dónde ocurrieron las matanzas más sangrientas de la historia de la humanidad.
(14) La xenofobia también prendió fuerte en Argentina, la cual se evidencia en épocas como las actuales en que han subido los índices de desocupación y, por supuesto, la culpa la tienen los inmigrantes que vienen a "robarnos" el trabajo que no tenemos en Argentina.
(15) Esto último tiene el objetivo el no ser reconocido por su rehén en el caso que este quede en libertad.
(16) Sostenido por la falta de luz solar que no sólo permite reconocer el paso del día y la noche, sino que también actúa sobre el sistema neurovegetativo llevándolo a un descontrol de los biorritmos, entre ellos el circadiano, todo lo que conlleva a lo que se conoce como proceso de "despersonalización".
(17) Puedo dar testimonio de cómo influían sobre mí -cuando estuve detenido- esos temores. La tortura psicológica podía sobrellevarla debido a mi profesión, pero tenía pánico y terror de ser sometido a palizas, picana y otras sesiones diabólicas por el estilo.
(18) Gracias queridos colegas, que tan buen servicio brindaron a los represores, con sus hallazgos que según ustedes estaban libres de toda influencia política o ideológica. Han sido precisamente estos siniestros colegas los que más han insistido en que la disciplina debe verse al margen de todo interés político o ideológico.
(19) Que al igual que el magistrado romano llamado pretor, tienen la facultad de imponer la coerción para el cumplimiento de sus mandatos, como así también dictar bandos conteniendo la aplicación de las normas de justicia que le venían en ganas.
(20) Es preciso recordar algo que escribiera en una carta -¡en 1815!- el General Simón Bolívar, donde decía que "Los Estados Unidos parecen ser destinados por la providencia a plagar de hambre y miseria a toda la América en nombre de la libertad".
(21) Recordar al efecto la célebre frase del ex Canciller Argentino, Guido Di Tella, quién hace algunos años dijo que la Argentina mantiene con los EE.UU. "relaciones carnales".
(22) Costa Rica es un país en el cual aún se puede vivir con estrechos márgenes de pobreza y con una relativa "seguridad" democrática por parte de sus gobernantes.
(23) Lo que está en vías de modificación merced a una propuesta de Bush al Congreso para usar todas las fuerzas disponibles en su "cruzada" antiterrorista en los límites territoriales del Estado.
(24) Con sus políticas sociales de hambre y miseria seguidas por la represión indiscriminada contra quienes luchan por una vida más digna y justa, precisamente en el país que es el quinto productor de alimentos primarios del mundo y en el cual se está alcanzando la pavorosa cifra del 50% de la población que vive por debajo de lo que eufemísticamente se conoce como la "línea de pobreza" (Rodriguez Kauth, 1994).

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