Antonio Duplá
Historia y memoria del Holocausto
A propósito de Pensad que esto ha sucedido. Guía de Recursos para el estudio del Holocausto, Grupo Eleuterio Quintanilla, Donostia-San Sebastián: Gakoa, 2007.
(Hika, 195zka 2008ko urtarrilla)


            «Los Lager no fueron un accidente, un hecho imprevisto de la Historia» (Primo Levi)

            Historia y memoria. Tzvetan Todorov se refería no hace mucho, en un precioso librito, al culto a la memoria en Europa en los últimos tiempos: conmemoraciones, museos, reconstrucciones históricas dramatizadas, etc., etc. Llegaba a hablar de un auténtico “delirio conmemorativo”. No por casualidad, el texto recogía su intervención en el congreso “Historia y memoria de los crímenes y genocidios nazis”, organizado por la Fundación Auschwitz en Bruselas, en noviembre de 1992. Digo no por casualidad, pues el genocidio de seis millones de judíos a manos del régimen nazi ha constituido y constituye uno de los elementos centrales de ese nuevo culto a la memoria en la segunda mitad del siglo XX.
            Tampoco es casual el título de su trabajo, Los abusos de la memoria, pues Todorov, de forma valiente, se adentra en el proceloso terreno de la relación entre memoria y justicia, de la memoria selectiva, de la memoria unilateral. En esas breves páginas se plantean, en última instancia, los problemas de la relación entre una memoria, siempre subjetiva y testimonial, y una historia, que pretende ser analítica y objetiva.
            Las tensiones entre la memoria y la historia eran también el tema de un espléndido artículo de Juan José Carreras, “Por qué hablamos de memoria cuando queremos decir historia”, publicado el año pasado en hika. Precisamente Carreras aludía al Holocausto, porque para algunos supervivientes del Lager, como Eli Wiesel, no hay conciliación entre memoria e historia: »El Holocausto trasciende la historia… es el acontecimiento decisivo. Sólo los que estuvieron allí saben qué fue aquello; los demás no lo sabrán jamás». Como apuntaba Carreras, el misticismo de Wiesel y otros, absolutamente respetable en lo que hace a su experiencia subjetiva e individual, hace imposible el análisis histórico. Pero, afortunadamente, no todos los testimonios de los campos son iguales y ahí está el de Primo Levi, superviviente de Auschwitz, quien reconocía que para conocer los campos de concentración, los propios Lager no eran un buen observatorio y advertía de las posibles desviaciones de la memoria. Por tanto, concluía Carreras, historia y memoria, no siempre coincidentes, deben buscar la convergencia.
            Holocausto. Toda esta larga introducción viene a cuento de la lectura del estupendo trabajo del Grupo Eleuterio Quintanilla, Pensad que esto ha sucedido. Guía de Recursos para el estudio del Holocausto. Si, como hemos dicho, la relación entre historia y memoria es con frecuencia conflictiva, por otra parte, resulta absolutamente necesaria y fructífera la complementariedad de ambas perspectivas. Sólo así se podrá conocer de forma más acabada y completa el pasado (y ayudar así a explicar el presente), se podrán neutralizar los posibles revisionismos de distinto tipo y, sobre todo, se podrá hacer justicia y restituir su dignidad a las víctimas. Pienso que ése es el camino que habrá que seguir en relación con la guerra civil y los represaliados del franquismo y ésa es la principal garantía de poder cerrar bien las heridas todavía abiertas. También ése es el camino que habrá que recorrer en el caso vasco.
            Me ha parecido oportuno comenzar por esa breve reflexión sobre historia y memoria, antes de entrar propiamente a comentar el contenido del libro, porque su lectura me ha remitido a esas preocupaciones. Quiero decir con ello que, independientemente de su vocación pedagógica y de un público potencialmente formado por enseñantes, se trata de un libro interesante para un público más amplio. Como decía, cualquier persona interesada en los problemas de la historia y la memoria, en particular en torno al Holocausto, pero también en la construcción de una ciudadanía crítica y de una cultura pública basada en la ética y los derechos humanos, se sentirá atraída por sus páginas.
            Ése es uno de los presupuestos del libro, a partir de la consideración de la importancia del Holocausto como acontecimiento histórico en el siglo XX y como referente capital para una reflexión ética en el marco de una educación para la paz. La ausencia de una cultura española del Holocausto, extremo apuntado por Reyes Mate (el autor más citado en la bibliografía) ha llevado a los autores a elaborar este material.
            Como indica su título, se trata de una “guía de recursos”. Por lo tanto, una parte sustancial del trabajo (capítulo III) recoge y comenta una amplia relación de materiales (libros, obras de arte, películas, páginas web) susceptibles de ser utilizados en el aula. Sin embargo, este capítulo no se limita a comentar los distintos materiales de forma individual, sino que también plantea los problemas que surgen en torno a las distintas expresiones artísticas en relación con los campos de exterminio y el Holocausto. Es decir, desde las dificultades de los autores-testigo para plasmar y narrar literariamente sus experiencias o el papel ambivalente de la música (los músicos, las orquestas de los campos) como elemento liberador y/o colaborador, hasta los dilemas de una pedagogía cinematográfica de la Shoah, que se debate entre el testimonialismo documental y el melodrama más o menos ficticio. Reflexiones todas importantes y sugerentes. Un último apartado del capítulo está dedicado a los españoles (se calculan más de 7.000) en los campos nazis. La entrevista a Silvia Cuetos, residente en Austria, hija de un preso de Mauthausen, ilustra sobre el trabajo pendiente en la recuperación de la memoria de este episodio concreto
            Con buen criterio para una mejor utilización de todos los recursos presentados, el Grupo realiza una propuesta didáctica (capítulo II), donde, a partir de la relevancia del tema y de su centralidad en un proyecto de educación crítica y humanista, se avanzan una serie de planteamientos didácticos más específicos. Sin entrar en los criterios metodológicos más concretos, que tienen en cuenta las experiencias pedagógicas de otros países más avanzados en este campo, recojo algunas consideraciones más generales. Me refiero a la interpretación del Holocausto como un acontecimiento singular y extraordinario, pero al mismo tiempo analizable y explicable en unas circunstancias históricas dadas, a la necesaria interdisciplinariedad de un trabajo didáctico de este tipo, que incluya tanto su dimensión histórica como la ética y por lo tanto distintas áreas académicas; me refiero, por último, a la importancia de la presencia de los testigos, de la voz de las víctimas.
            La preocupación por conocer mejor el escenario donde situar su propuesta didáctica implicaba una valoración de qué y cómo se conocía hasta ahora el tema en las aulas. A ello se dedica el capítulo I, que presenta los resultados de una investigación sobre la presencia del Holocausto en los manuales escolares y sobre los conocimientos y valores al respecto en el alumnado de 4º de ESO y 1º de Bachillerato. Si alguien pudiera aducir lo limitado de la muestra en el caso de los estudiantes, pienso que las opiniones recogidas son perfectamente extrapolables a otras zonas (que, en todo caso, merecería estudiar) e, incluso, al mundo adulto. Por lo tanto, valen perfectamente para reconstruir el panorama de las valoraciones existentes sobre el Holocausto que, más o menos, son las que podemos imaginar. El abanico de ideas abarca desde la consideración (terriblemente errónea) de los nazis como unos ignorantes e incultos, o como unos monstruos, hasta el relativismo moral o la indiferencia ante el acontecimiento, como algo lejano y ajeno, incluyendo un porcentaje, afortunadamente minoritario, de opiniones favorables al nazismo.
            Ética. El libro, junto a estos capítulos comentados (cap. I, Investigación; cap. II, Propuesta didáctica; cap. III, Recursos), incluye una bibliografía y un ”Prólogo” a cargo de Xesús R. Jares, profesor de la Universidad de A Coruña y especialista en educación para la paz.
            En resumen, un libro absolutamente recomendable, insisto, no sólo para enseñantes preocupados por conceder al tema del Holocausto la importancia que merece, sino para cualquier persona sensible a este tema y a todas sus implicaciones, que son muchas.
            Quisiera acabar mencionando dos aspectos, en realidad es uno solo, que se destacan en el libro y que creo tienen especial relevancia en estos tiempos y también en nuestro pequeño país. En primer lugar, el hecho de que el Holocausto reciba en los manuales escolares un tratamiento casi exclusivamente histórico, sin abordar su dimensión ética, universal, y el rico debate moral que puede provocar. Escribiendo desde Euskadi, donde es evidente el déficit de reflexión ética, social y educativa, sobre el fenómeno de la violencia terrorista, ese aspecto resulta ilustrativo. Esperemos que el Plan de Educación para la Paz, que hoy, cuando escribo este artículo, presenta la Consejería de Justicia del Gobierno Vasco y su Dirección de Derechos Humanos, contribuya a paliar ese déficit, aunque las polémicas previas no permiten ser muy optimista.
            Por otro lado, el surgimiento y auge del nazismo en un país tan preparado intelectual y técnicamente como Alemania, plantea la necesidad de asegurar, junto a una adecuada formación científica y técnica, una adecuada formación ética y humanista. En un tiempo, hablo ahora desde el ámbito universitario, en el que nos invaden “competencias”, “habilidades”, “excelencias” y otras lindezas de la jerga de moda, de la mano del proyecto de Bolonia, echo en falta más preocupaciones y reflexiones como las que suscita este excelente libro.