Asociación Pateras de Vida
La inmigración subsahariana en Marruecos
Marruecos,  25/10/2005.

(Mugak, 33, octubre-diciembre de 2005)

El planteamiento del fenómeno de la inmigración subsahariana en Marruecos ha de vincularse a la emigración clandestina en general y la emigración de los marroquíes en particular.
Los primeros momentos de la aparición del fenómeno de la inmigración subsahariana en Marruecos se remontan a finales del año 99, sobre todo en ciudades como Rabat y Tánger eligiendo estas dos ciudades por la instalación de las mafias y corredores de trata de seres humanos allí y en la capital, precisamente, y según fuentes bien informadas y testimonios de algunas victimas de la emigración clandestina, por la implicación de algunos diplomáticos africanos en esta operación.
Se hacía trasladar la mayoría de estos candidatos de la ciudad de Rabat hacia Tánger y se quedaban allí en algunas pensiones en el casco viejo sobreviviendo de ayudas y limosnas a la espera de montar en una patera de muerte para cruzar el Estrecho a la busqueda de El Dorado perdido. Estos dos años, 1999 y 2000, el número de inmigrantes subsaharianos no superaba algunas decenas de personas, que circulaban en la ciudad libremente y sin ninguna molestia policial.
A principios del año 2002 nuestra asociación notó el incremento del número de candidatos a la emigración de muerte con centenares de personas procedentes del África negra en la zona del norte, y detectó muchos casos de xenofobia y provocaciones racistas contra ellas, a quienes consideramos en aquel entonces hermanos nuestros. Estas violaciones eran cometidas por diferentes cuerpos de seguridad y fuerzas del orden marroquíes y por parte de algunos ciudadanos y se refleja en lo siguiente:
-Amenaza de la policía marroquí a los taxistas, grandes y pequeños, que trabajan en el ámbito urbano de quitarles el carné de conducir en caso de flagrante delito de transportar africanos.
-Amenaza a los dueños de hoteles y casas, con multas, en caso de albergar o alquilar a subsaharianos.
-Discriminación en el transporte Por ejemplo, un marroquí de Rabat a Tánger en el bus paga 40 dirham, mientras el africano paga el triple (120 dirhams).
A partir de nuestro ideal y sabiendo la gravedad de la situación de nuestros hermanos africanos en nuestro país, nuestra asociación Pateras de Vida ha organizado una jornada de sensibilización en Tánger bajo el lema:
«El racismo, de El Ejido a Tánger, es lo mismo»
Hemos querido hacer esta actividad a favor de estos inmigrantes procedentes de África negra por hacerles justicia y dar a conocer, por primera vez, su causa en la sociedad marroquí y sensibilizar a la ciudadanía marroquí en tratar humanamente esta población subsahariana.
Además, fuimos los primeros militantes que plantearon este dossier y sus cuestiones, y podemos decir que la sociedad civil marroquí no prestaba atención a este tema en aquel momento y que nos han acusado de irreales e ilógicos.
En los años 2003 y 2004 comprobamos que el número de inmigrantes subsaharianos aumentó de una manera enorme. Procedían de la frontera de Argelia y Mauritania hacia Marruecos, sobre todo a la zona del norte, y ha habido una cierta convivencia entre los candidatos marroquíes y subsaharianos que quieren cruzar ilegalmente el Estrecho. Este año 2003, fruto de presiones muy serias por parte de la Unión Europea y España sobre Marruecos para controlar sus fronteras y combatir las redes de mafias, y para acatar la política de represión de fronteras, Marruecos promulgó una ley de extranjería (02/03), aprobada en el parlamento y procedió a redadas policiales contra los subsaharianos y el proceso de algunos pateros marroquíes. La culminación de este proceso policial tuvo su máximo nivel cuando ocurrió el naufragio de Rota (Cádiz), el 25/10/03, que costó la vida a más de 37 inmigrantes marroquíes.
En el norte de Marruecos, los subsaharianos, viven amontonados en diferentes sitios (casas abandonadas, cuartos alquilados, pensiones y bosques) y otros albergados en garajes, en la ciudad ocupada de Melilla, bajo el mando de los corredores de pateras de muerte, a la espera de una oportunidad para trasladarles a la otra orilla.
En esa temporada, precisamente, observamos que la mayoría de las pateras de muerte que viajaban hacia las costas andaluzas o las islas canarias llevaban inmigrantes subsaharianos.
En los dos últimos años ha habido una reducción visible en el número de candidatos marroquíes a la emigración clandestina, debido al cerco policial mantenido en las costas marroquíes (7.000 soldados) que controlan las playas del norte y el sur, tras el triste suceso del naufragio en Rota (Cádiz) y el discurso del rey de Marruecos, y ha sido la primera vez que la emigración clandestina de Marruecos hacia España ha tenido una gran  importancia en el escenario político marroquí, sobre todo cuando los medios de comunicación escritos o audiovisuales en Europa y España acusaban a Marruecos de pasividad y falta de seriedad en el control de sus costas. A consecuencia de ello, el rey marroquí decretó la creación de un observatorio de emigración y la puesta en marcha de siete delegaciones provinciales de vigilancia de las costas marroquíes de donde salían las pateras hacia España, y el reparto del ejército en todos los puntos de salida de las embarcaciones de muerte.

Además, hemos observado que los puntos de presencia masiva de inmigrantes subsaharianos han sido la zona de Tantan_Ayoun y la zona del este del país, sobre todo Oujda, y en los alrededores de los enclaves ocupados Ceuta-Melilla, en el bosque Gorugo– Benyuness y en el bosque «Massnana», en Tánger, y su concentración en estas zonas dio como resultado las redadas policiales y su deportación por las autoridades marroquíes hacia la frontera de Argelia.
Después de esta fecha empezó la escalada de hostigamiento militar y policial contra estos hermanos africanos, y este año hemos registrado muchas campañas de razzias en los campamentos de Benyuness cerca de Ceuta y bosque Gorugo, limítrofe con Melilla, realizadas por policías y militares, acompañados de perros. El resultado ha consistido en detenciones masivas y amontonamientos de estos inmigrantes en celdas estrechas, en condiciones infrahumanas, privándoles de libre circulación, torturándoles y confiscando sus bienes y reprimiéndoles con cargas policiales muy organizadas, ocasionando heridos y horror síquico, en las mujeres embarazadas y menores.
Como consecuencia del cerco militar contra los campamentos de Benyuness y Gorugo, los subsaharianos comían ratones y mosquitos, y algunos reptiles y hierbas en estos bosques para paliar el dolor de la hambruna y la sed que padecían durante más de dos semanas. Esta realidad la hemos atestiguado durante nuestras múltiples visitas sobre el terreno, este mismo año, y hemos denunciado el deterioro de la situación de estos inmigrantes indefensos en muchos comunicados anteriores para llamar la atención de la opinión pública marroquí, española e internacional.
Hemos relatado la cronología de estos sucesos para revelar el escándalo de los crímenes contra la humanidad. Para encontrar una salida de este calabozo infernal, los inmigrantes subsaharianos han tomado la decisión de organizar saltos colectivos de las vallas de Ceuta-Melilla ocupadas, y arriesgar su vida exponiéndose a las balas de caucho y bombas lacrimógenas de la guardia civil y las fuerzas marroquíes, en busca de un porvenir mejor y una vida digna.
Nosotros, en la asociación «Pateras de Vida», hacemos una parada de reflexión sobre el discurso de España y la Unión Europea y los criterios dualistas respecto a los derechos humanos y su estrategia de hacer de Marruecos un país «tapón» que viola los derechos humanos de los subsaharianos, con el silencio cómplice del gobierno de Zapatero sobre los tristes eventos ocurridos en los dos enclaves ocupados de Ceuta-Melilla y la participación efectiva en el asesinato de más de 15 subsaharianos y la deportación, en pleno desierto entre Mauritania y el Polisario, de más de 500 personas según el último informe de la organización «Médicos sin fronteras», sin alimento, ni agua, ni protección.
Finalmente, la emigración subsahariana, de ser un tema plenamente humanitario, se ha convertido en un ajuste de cuentas y campañas propagandísticas, y en mercancía de compra y venta entre la Unión Europea y España de una parte y la Unión Europea y España con Marruecos de otra, así como en un intercambio de acusaciones y culpabilidades entre Marruecos y Argelia de una parte y Marruecos y el Polisario de otra, sin darse cuenta de la gravedad del fenómeno migratorio de los subsaharianos en su profundidad, de que no es un problema policial de enfoque de fronteras sino de una auténtica estrategia de pillaje organizado de las riquezas y materias primas del continente africano por parte de los países europeos y las multinacionales colonialistas y las grandes empresas de venta de armas.
Para terminar, vemos muy necesario manifestar:
-El rechazo absoluto a que Marruecos se convierta en el gendarme de la frontera sur de Europa en contra de su identidad africana.
-Exigimos que se respeten los convenios internacionales de los que son firmantes España y Marruecos, y por tanto que se permita a estas personas solicitar asilo en su caso, o encontrar fórmulas para poder emigrar sin verse condenados a situaciones infrahumanas como lo sucedido en la frontera de Ceuta y Melilla.
-Europa, tierra de asilo y derechos humanos, pasa a ofrecer 40 millones de euros al gobierno marroquí para vigilar unas fronteras que siempre hemos rechazado. «Europa quiere hacer de Marruecos un país mercenario».
-Que se cree una comisión de investigación, con la participación de observadores internacionales independientes, que aclare todo lo sucedido en los luctuosos sucesos de Ceuta y Melilla, y determine las responsabilidad a que hubiere lugar.

-Que se permita y se habilite el acceso de ayuda de emergencia a estas personas a cargo de organismos internacionales de carácter humanitario.
Sumamos nuestro esfuerzo a todos los demócratas y les llamamos para que manifiesten su rechazo e indignación frente a esta maquina infernal de la represión financiada por la Unión Europea y ejecutada por las autoridades marroquíes.