Carmen Heredero
La política educativa del PP: el caso de
Madrid. La enseñanza pública amenazada

(Página Abierta, 220, mayo-junio de 2012).

  La Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre a la cabeza, es un ejemplo clave de la orientación que pretende imprimir el PP en su política educativa y sanitaria. Respecto de la primera, publicamos una parte de la intervención de Carmen Heredero en un acto sobre “La enseñanza pública amenazada” (*).

Existe hoy un reconocimiento claro y amplio sobre los grandes avances que ha habido en España en el terreno de la educación. La amplitud de la formación en este país que se ha dado en toda la etapa de la democracia ha sido espectacular. Un dato, por ejemplo, lo avala: un 64,4% de la población entre 25 y 34 años tiene un nivel de formación de segunda etapa de secundaria (la primera etapa sería la ESO, la obligatoria, y la segunda etapa es, o bien formación profesional, o bien bachillerato), frente a, por ejemplo, un 32,1%, la mitad, de la población de entre 55 y 64 años [ver cuadros 1, 2 y 3].

Es evidente que hubiéramos querido más, y siempre hemos reclamado más inversión en educación, pero ahora lo que nos viene encima es justo lo contrario. Y también lo es que la enseñanza y la escuela públicas tienen fallos. Por ejemplo, todos hemos oído hablar muchas veces del abandono escolar prematuro por el fracaso escolar, con tasas que están muy por encima de las de otros países de la Unión Europea [ver cuadro 4]. Y esto tiene mucho que ver con los insuficientes recursos que se destinan en España a la educación. En este momento, en nuestro país se dedica un 4,3% del PIB en educación, cuando la media de la Europa de los Quince es de un 5,5%.

En lo que respecta al caso concreto de la Comunidad de Madrid, lo primero que debemos destacar sobre la situación educativa son los datos referidos a los porcentajes de educación pública, privada y concertada que hay en Madrid y las diferencias con el resto de comunidades. En cuanto a la educación pública, la Comunidad de Madrid ocupa la última posición, después del País Vasco, que también tiene un porcentaje bajo de enseñanza pública y privada, debido a la política del PNV de apoyo a las ikastolas, que son concertadas. Madrid tiene un 54,2% de población escolarizada en la enseñanza pública, más de un 20% en la concertada, y no llega al 20% en la privada [ver cuadro 5].

Por supuesto, este reparto de las tres redes, pública privada y concertada, no se da por igual en toda la Comunidad de Madrid, sino que varía según las zonas. Por una parte, sobre el conjunto de la comunidad, la capital tiene mucho más concertada que pública. Por zonas, la oeste, que es una zona de un nivel económico más elevado, tiene muchos centros privados; mientras que en las zonas norte, sur y este –donde las familias disponen de menor poder adquisitivo– el alumnado se concentra mayoritariamente en centros públicos. Así pues, la privada y la privada concertada predominan en las zonas de mayor poder adquisitivo, como la capital y la zona oeste.

En cuanto al gasto educativo en relación con el PIB, según los datos de 2008, en el conjunto de España era el 4,5%, pero en estos últimos años de crisis, como señalaba, ha bajado al 4,3%. En la Comunidad de Madrid, el porcentaje del gasto educativo en relación con el PIB, en 2008, era un 2,7% y en estos momentos es el 2,48%. En otras palabras, pese a que tiene un PIB muy alto, es la última de todas las comunidades en España en cuanto al gasto educativo [ver cuadro 6].

Si consideramos un dato como es el número de estudiantes por ordenador en centros públicos en el curso 2008-2009, vemos que en esto también Madrid se encuentra en los últimos lugares de la lista, en concreto la penúltima comunidad: 7,2 alumnos por ordenador. Una ratio que contrasta, por ejemplo, con la de Extremadura, comunidad donde el PSOE, cuando estuvo en el Gobierno, hizo una gran inversión en ordenadores para el alumnado: menos de dos alumnos por ordenador. La media estaba cifrada en 3,7. Por debajo de ella se encontraban, de menos a más alumnos por ordenador, Andalucía, País Vasco, Castilla-La Mancha y Aragón.
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En el apartado del número de alumnos por profesor comprobamos cómo de nuevo la Comunidad de Madrid, en el curso 2010-2011, destaca negativamente: casi se sitúa a la cabeza, con 12,4 alumnos por profesor, solo superada por Canarias y Melilla, con el 12,8%. Mientras que la media es de 11,7 alumnos por profesor en el conjunto de las comunidades autónomas.

Por otra parte, el alumnado de las enseñanzas de régimen general no universitarias se ha incrementado un 22,7%, el incremento mayor detrás de Cataluña (la media del conjunto está situada en el 12,8%). Se da la paradoja de que mientras el presupuesto en educación y las inversiones descienden, el alumnado sigue subiendo, con lo que cada vez se dedica menos dinero por alumno.

Entre los años 2010 y 2011 se produjo un gran descenso de los recursos dedicados a la enseñanza en los Presupuestos de la Comunidad de Madrid; en concreto, el año pasado, ese descenso fue de unos 200 millones.

Este año, en los Presupuestos de 2012, se ha incrementado en 19 millones de euros el gasto destinado a educación. Ahora bien, si miramos con detalle los Presupuestos, comprobamos que hay un descenso de 44,5 millones en personal de educación secundaria y FP debido al incremento del horario que establecieron las instrucciones de principio de curso que motivaron las grandes movilizaciones de estos meses. Y hay, además,  un descenso de 7,7 millones en el dinero para universidades. En contraste, hay un incremento de 26,6 millones para conciertos [ver cuadro 7].
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Se registra un aumento del 3,4% del número de unidades concertadas: en concreto, 550 nuevas unidades, sobre todo en infantil. Y también un incremento de 5 millones para el Programa Refuerza, un programa para dar clases por las tardes a alumnado con problemas de aprendizaje. En lugar de dar más tiempo para dedicación del profesorado en los centros para ese alumnado o de bajar la ratio para tener una dedicación más individualizada al alumnado, lo que se hace es poner clases por las tardes para ese alumnado que va mal. Pero, eso sí, con un profesorado que pertenece a empresas privadas.

Además, en los Presupuestos de 2011, en la ley de acompañamiento a los Presupuestos en la Comunidad de Madrid, se incluyó una desgravación por escolarización en centros privados, no en los concertados, en los que, teóricamente, no se paga nada (digo teóricamente, porque todos sabemos que también se paga en los concertados). Una desgravación de hasta 900 euros por hijo. Y que podía beneficiar, prácticamente, a todo el mundo, porque el único requisito era tener un nivel de renta de un máximo de 30.000 euros por miembro de la unidad familiar. Está claro que pueden desgravarse la mayor parte de las familias que llevan a sus hijos a los centros privados. Con esto, han dejado de entrar, tanto el año pasado como ahora este, unos 64,7 millones de euros a las arcas de la Comunidad de Madrid. Otra medida más para animar, fomentar o pagar la privatización.
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Fue en junio pasado de 2011 cuando el Gobierno regional que preside Esperanza Aguirre promulgó las instrucciones de principio de curso, para el actual de 2011-2012, ya mencionadas, que suponen unos cambios y recortes importantes y que fueron la gota que colmó el vaso y el detonante de las movilizaciones tan importantes que hemos vivido en este curso, la llamada marea verde.

El profesorado medio de enseñanza pública, a escala estatal, tiene reconocidas, según la normativa básica, 37,5 horas de trabajo semanales, de las cuales 18 horas son lectivas. Luego hay un tipo de complementarias, hasta siete horas, que se dedican a guardias, a la biblioteca, o para reuniones del departamento, atención a las familias, para orientación, para el Consejo Escolar, para tutorías, etc. Esto no quiere decir que todos los profesores hagan todo esto, evidentemente, pero hay un montón de actividades de todo tipo que se hacen en los centros, extraescolares, etc., que formarían parte de lo que llamamos horas complementarias. De manera que un profesor o una profesora han de estar, obligatoriamente, 25 horas a la semana en el centro.

Pero en realidad están más, porque existen otras cinco horas complementarias más, de cómputo mensual, que se dedican al claustro, a sesiones de evaluación con otros profesores, al recreo o a otras tareas. Y luego, hasta las 37,5 horas, quedan 7,5 horas, que es el tiempo que se reconoce al profesor o a la profesora para preparar clases, corregir exámenes, etc.

Las horas lectivas incluyen una hora de tutoría con alumnado. Esto es lo que recoge la normativa básica. Pues bien, una de las cosas que hacen las instrucciones de principio de curso de Esperanza Aguirre es quitar esa hora de tutoría, considerada lectiva, pasando a considerarla complementaria. Algo absolutamente incomprensible, porque esta hora de tutoría se hace con los alumnos en clase y, por tanto, debe ser lectiva. Y no solo eso, sino que además añade dos horas lectivas –pasando de las 18 a 20–, obligatorias para todo el profesorado.

Es decir, no se va a obligar a que el profesorado esté más tiempo en el centro (el tiempo en el centro son 30 horas), lo que ocurre es que se quita horario de actividades complementarias para ampliar el horario lectivo, lo que supone, lógicamente, descenso del profesorado. Como consecuencia de ello, en este curso, en la Comunidad de Madrid, han pasado a engrosar las filas de paro más de mil profesores y profesoras.

El análisis de lo sucedido en un instituto [ver recuadro aparte] puede servir de ejemplo de las repercusiones de esas instrucciones de principio de curso que se han producido en todos los de la Comunidad de Madrid. Un deterioro de la enseñanza pública que se va a extender también al ámbito estatal, evidentemente, porque son estas mismas medidas las que va a implantar el Ministerio de Educación.

Con este tipo de medidas, lo que persigue el PP es, fundamentalmente, ahorrar mucho dinero y deteriorar la escuela pública. Ahora, si finalmente se aprueban las que plantea el ministro Wert, unos 100.000 profesores y profesoras interinos podrían salir de las aulas.

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(*) Acto con motivo del 1º de Mayo, cuyo principal objetivo fue destacar las movilizaciones que el profesorado de la Comunidad de Madrid, con una importante participación de toda la comunidad educativa madrileña, ha protagonizado durante este curso, con 9 jornadas de huelga, múltiples manifestaciones numerosísimas y todo tipo de actividades reivindicativas en los centros educativos, en los barrios y en todas las ciudades de la comunidad. En este acto, celebrado el pasado 20 de abril en La Bóveda, el salón de actos de Acción en Red-Madrid, intervino también José Luis Pazos, presidente de la FAPA Giner de los Ríos.

Repercusiones de las instrucciones del
Gobierno de Esperanza Aguirre

El curso anterior, este centro público contaba con 95 profesores, y con los ajustes y recortes que suponen esas instrucciones ha pasado a tener 85, un 10,5% menos. Si antes un profesor medio, por ejemplo, daba una asignatura de tres horas a la semana, ese profesor pasa de tener 150 alumnos que atender a 180, porque ahora su horario es mayor y, por tanto, tiene más grupos que atender. Eso supone más exámenes que corregir, preocupación por un montón de alumnos más, etc. Cambios que sin duda afectan a la calidad de la enseñanza.

· Antes, en cada periodo lectivo podía haber cinco profesores de guardia. Ahora se pasa a tener cuatro. Hay un descenso del profesorado disponible para atender a los alumnos cuando falta un profesor, bien por enfermedad, o bien cuando hay una actividad extraescolar y se va un profesor con un aula fuera a una actividad, a un museo, etc.

· Antes se dedicaban 15 guardias en la biblioteca a la semana, durante los recreos, pero en este curso solo se pueden hacer 8, con lo cual, evidentemente, el tiempo para atender a los alumnos y organizar la biblioteca disminuye.

· Existía también una coordinadora de biblioteca, porque en el horario de educación de complementarias había hora disponible para que un profesor tuviera dedicación a esta actividad. Pero en estos momentos, al no haber complementarias suficientes, porque se han pasado a la jornada lectiva, no hay ya coordinadora de biblioteca.

· Antes se hacían unas diez actividades extraescolares por trimestre, y en este año, en el primer trimestre, no ha habido ninguna, y en el segundo ha habido dos de las que no requieren mucho tiempo de preparación. Había también un proyecto interesante, el Proyecto África, de sensibilización al alumnado sobre los problemas de África; sin embargo, este año no se ha hecho nada, porque no hay horas disponibles. Otro proyecto, el Proyecto Redes, que es un intercambio entre alumnado de otros institutos y localidades para favorecer relaciones, se mantiene este año gracias al altruismo de la profesora que se encarga de él a cuenta de su tiempo libre.

· Se desarrollaba también un plan de estrategias de mediación muy interesante del que se encargaban un profesor, como coordinador, y un equipo de alumnos, dirigido a tratar los conflictos que surgían entre el alumnado. Y aunque el plan se mantiene este año en el horario de recreo, para no perder una iniciativa tan importante, carece de la estructura necesaria y, por tanto, es mucho menos eficaz de lo que venía siendo.

· En este centro trabajan ocho profesores mayores de 55 años. Al profesorado mayor de 55 años se le permitía, según la ley, si había horario disponible, sustituir parte del horario lectivo –una hora al día como máximo– por otras actividades no lectivas. Pues bien, durante este año no se ha podido hacer eso porque no hay horario disponible para nadie.

· Y, por último, otro cambio regresivo concierne a los grupos de diversificación de tercero de la ESO, formados por alumnos que van atrasados y que se agrupan para dar aparte algunas asignaturas, las que se consideran fundamentales (lengua y matemáticas), en grupos más reducidos, a fin de recibir una atención más individualizada. Había incluso tiempo para dar aparte a estos alumnos la asignatura de inglés, lo que no puede hacerse este curso.