Rosabel Agirregomezkorta

Mujeres en zona de conflicto (MZC)
y los conflictos armados

Entrevista realizada por Elo Mayo
(Hika, 150, diciembre 2003)

Rosabel Agirregomezkorta es coordinadora en Sevilla de la ONG Mujeres en Zona de Conflicto (MZC). Estuvo en Gasteiz para aportar su visión de mujer especialista en temas de género ante estos conflictos. Hablamos con ella sobre lo que es MZC y sobre su visión de las Jornadas aquí realizadas.

¿Qué es MZC y que objetivos y funciones realizáis?

ROSABEL AGIRREGOMEZKORTA. MZC es una ONG que desarrolla acciones en países que viven en situaciones de crisis y trabaja con las personas víctimas de la exclusión y en situación de vulnerabilidad. Todas nuestras acciones están planificadas desde la perspectiva de género, y desde ese análisis trabajamos con las mujeres, porque ellas componen el grupo más vulnerable de sus comunidades y las que de manera específica necesitan que sean atendidas sus necesidades inmediatas y sus intereses estratégicos en situaciones de crisis, debido sobre todo a su posición social y a la situación de invisibilidad y discriminación en la que se encuentran a lo largo y ancho de todo el planeta.

 Los ejes centrales de la acción de MZC son el enfoque de género (promoción del enfoque de género en situaciones de crisis, reconociendo el impacto diferenciado de las crisis según géneros), y que la acción humanitaria debe estar vinculada al desarrollo (mediante el reforzamiento de capacidades y del tejido social, el empoderamiento, la participación social y organizativa, y el respeto de los derechos humanos).

¿Qué crees que aporta el enfoque de género en las situaciones de crisis?

R.A. Nosotras entendemos que el enfoque de género aplicado a situaciones de crisis aporta una visión más integral y completa de la realidad, y es necesaria para la comprensión de la dinámica de los conflictos y las emergencias complejas, dado que visibiliza aspectos centrales como, por ejemplo, la contribución al reforzamiento y mantenimiento de las desigualdades de género y la naturaleza genérica de los conflictos. Asimismo, el análisis de género permite comprender el impacto diferenciado de las crisis y la violencia sobre mujeres y hombres, a causa de sus diferenciadas identidades, acceso y control sobre los recursos y de las ideologías y relaciones de género.

¿Sobre qué áreas de acción actúa y qué tipo de acciones realiza MZC?

R.A. MZC centra su acción humanitaria en aquellas zonas donde se encuentra presente y cuenta con experiencia. Estas zonas son: Balcanes (Bosnia-Herzegovina, Kosovo) y Palestina; las acciones de desarrollo las realiza en Marruecos, Balcanes, Colombia y Honduras.

Las acciones y estrategias humanitarias desarrolladas por MZC son: distribución de recursos y bienes básicos; salud (reproductiva y SIDA-ViH, salud mental); capacitación; empoderamiento como lucha contra la vulnerabilidad y el refuerzo de capacidades y recursos locales: promoción de organizaciones y liderazgos femeninos; apoyo a estrategias de afrontamiento de la crisis: proyectos productivos y creación de cooperativas; investigación y promoción de la acción humanitaria desde un enfoque de género; apoyo a los procesos de construcción de la paz y resolución de conflictos sensibles al género.

¿Qué es lo que hay en común en estos conflictos desde el punto de vista de género? ¿Crees que se pueden generalizar las características de los conflictos y el papel de las mujeres en ellos?

R.A. Las mujeres no conformamos un grupo homogéneo. Existen entre las mujeres diferencias que dependen de la edad, si proceden de áreas rurales o urbanas, clases sociales, etnias, etc. Estos factores conforman diferentes necesidades e intereses, así como influyen en aspectos como el acceso sobre recursos esenciales como la educación, dinero, la salud, etc.

Sin embargo, se puede afirmar que, a pesar de estas diferencias, hay un hecho común a todas las mujeres y es la situación de desigualdad en la que nos encontramos las mujeres con respecto a los varones. Y esto sucede en todas las sociedades del mundo, según Naciones Unidas. Y los conflictos tienden a impactar sobre esta posición de desigualdad estructural profundizando en estas desigualdades. Lo que varía en los conflictos es la forma en que se producen y la intensidad.

¿Cuál es el efecto del conflicto armado en la vida de las mujeres y en la conciencia de género de las mismas? ¿Cómo afecta esta experiencia a las mujeres cuando vuelven a la situación de paz?

R.A. A pesar de que los conflictos pueden ofrecer algunos espacios de oportunidad a las mujeres, generalmente facilitando su incorporación al espacio público (mercado laboral y espacios político-sociales antes en poder de los varones), parece cada vez más claro que el retorno a situaciones de paz tras los conflictos viene acompañado por el retorno de la mayoría de estas mujeres a sus roles tradicionales en el hogar. Ello se debe a que los procesos de paz y los acuerdos políticos formales continúan marginando a las mujeres y no valoran las importantes contribuciones que realizan a lo largo de los conflictos y las situaciones de crisis, cuando ellas son las principales mantenedoras no ya de las familias sino de las comunidades y los servicios sociales (colegios, salud, distribución alimentaria, gestión de los recursos...) cubriendo la ausencia tanto de varones como del mismo Estado que, durante los conflictos, se desintegra o no cuenta con recursos.

Las mujeres desempeñamos diversos roles durante los conflictos que varían en función de numerosos factores como la fase de conflicto en la que nos encontremos (inicio, desarrollo del conflicto, proceso de paz, reconstrucción), la posición de las mujeres previa al conflicto, las causas del conflicto, etc. En general, podemos resumir algunas de las funciones que las mujeres desarrollamos en las siguientes:

* Mujeres como víctimas de la violencia, sobre todo de tipo sexual: violaciones, abusos sexuales, restricciones en sus derechos humanos como en Afganistan.

* Mujeres participantes activas en los conflictos: combatientes, ofreciendo apoyo logístico y moral.

* Participantes y promotoras de ONGs y organizaciones sociales: generalmente las mujeres trasladan sus roles tradicionales como cuidadoras y proveedoras al espacio público por medio de asociaciones asistenciales; pero, por otra parte, pueden incorporarse a la política formal (partidos políticos y las organizaciones de mujeres vinculadas a los mismos) e informal, por medio de organizaciones de derechos humanos y pacifistas (Mujeres de Negro).

* Mujeres como cabezas de familia y mantenedoras: en ausencia de los varones, las mujeres han de asumir mayores responsabilidades en situaciones críticas; para ello, desarrollan diversas estrategias que pueden ir desde la incorporación al mercado de trabajo (normalmente economía informal) hasta la adopción de mecanismos socialmente inaceptables como la mendicidad, la prostitución y la venta de hijas (caso de Afganistan). Se trata de estrategias extremas adoptadas cuando no cuentan con más recursos y que generan graves trastornos psicológicos e incluso la marginación social.

Las prioridades de las mujeres en estas situaciones de conflicto se centran en aspectos como:

* El mantenimiento del tejido social y de servicios sociales como los servicios de salud, los colegios.

* La búsqueda de ingresos y recursos.

* La formación y capacitación como medio de enfrentarse y superar la crisis.

* La lucha / reivindicación de los derechos humanos de las mujeres.

Según todo esto, ¿cuál debe ser el papel de las ONGs que trabajan en zonas de conflicto?

R.A. Las ONGDs que trabajamos en situaciones de conflicto hemos de ser capaces de responder a estas necesidades y demandas que antes comentaba, así como a la protección y la seguridad de las mujeres y las niñas. Gracias al trabajo de las organizaciones de mujeres y sus redes, se han logrado avances importantes que se plasman en resoluciones de NNUU que reconocen la necesidad de incorporar el enfoque de género en los conflictos y situaciones de post-conflicto (Resolución 1325).

Sin embargo, poco se está haciendo para incorporar a las mujeres a los procesos de paz y reconstrucción, espacios en los cuales las mujeres continúan marginadas e invisibilizadas. Un ejemplo claro es el de Afganistán, donde las organizaciones más activas fueron las de las mujeres, como RAWA, y que demandaron que durante la reconstrucción no se contara con los señores de la guerra (tanto los talibán como los mujahidines) dado que tanto unos como otros habían participado en actos considerados como crímenes de guerra y violaciones contra las mujeres. Sus demandas fueron ignoradas y, hoy día, dos años después de la caída del régimen taliban, su situación no ha mejorado y la violencia y la inestabilidad es general en todo el país.

Por tanto, las organizaciones de mujeres y las ONGDs debemos continuar trabajando en esta línea y promoviendo la participación de las mujeres y de sus intereses en los procesos de construcción de la paz. Se están desarrollando iniciativas interesantes, entre las que cabe mencionar un encuentro entre las organizaciones de mujeres palestinas e israelíes para reflexionar y contribuir a los procesos de paz de la región desde una agenda sensible al género, organizado por la ONGD Mujeres en Zona de Conflicto y la Comisión Europea, que se va a celebrar en Córdoba en la primavera del 2004.

¿Cómo valoras el encuentro entre mujeres saharauis y latinoamericanas celebrado en Gasteiz?

R.A. Este tipo de espacios son totalmente positivos, puesto que ofrecen la posibilidad de reflexionar sobre la contribución de las mujeres a la paz y su participación en los conflictos. El hecho de reconocer, desde el respeto de las diferencias, que las hay, la existencia de similitudes en los procesos vividos por mujeres y organizaciones de mujeres de distintos países y continentes, y poner en común experiencias, retos, contradicciones y aprendizajes, ofrece un marco de acción y reflexión interesante que brinda recursos y estrategias alternativas.

La lección más importante de este encuentro ha sido el de reconocer importantes similitudes en todos las experiencias compartidas. Una de ellas es que las mujeres se convierten en el motor de la sociedad en situaciones de conflicto y refugio. Sin embargo, y como ya hemos comentado esto no significa que tras el retorno a la paz, este papel sea valorado. Por tanto, es preciso integrar los logros conseguidos en estas situaciones y hacerlos sostenibles.

Otra conclusión de este Encuentro es la dificultad que encontramos las mujeres para defender nuestra autonomía frente a argumentos vertidos como el de que las causas nacionales toman en cuenta los derechos de las mujeres y su igualdad a los hombres, y que la reivindicación de los derechos de las mujeres supone una amenaza a la unidad; por tanto, se nos dice que los temas de mujeres son problemas que se abordarán tras el logro de otras cuestiones previas. El desafío es que la lucha por la liberación nacional no subordine la lucha por la igualdad de las mujeres; ambos son procesos complementarios y simultáneos, y no deben entenderse como opuestos o confrontados. Como comentó una compañera saharaui: “Nosotras queremos un país libre e independiente para unas personas y unas mujeres libres e independientes. Es imposible liberar un país si sus mujeres no son libres.”

Por tanto, la pregunta que nos debemos hacer es si merece la pena la paz a costa de los derechos de las mujeres. Y la respuesta sólo puede ser que no, puesto que como decía Reginal Moreels, presidente de Médicos Sin Fronteras: “La paz sin derechos humanos es violencia”.