Gema Fernández
La trata de mujeres y niñas nigerianas
(Entrevista realizada por Carmen Briz Hernández).
(Página Abierta, 234, septiembre-octubre de 2014).

  La abogada forma parte de Women’s Link Worldwide y es una de las coordinadoras, junto con Paloma Soria, del informe La trata de mujeres y niñas nigerianas: esclavitud entre fronteras y prejuicios. Este trabajo documenta las violaciones de derechos humanos que sufren las nigerianas en su país de origen durante el proceso migratorio y en los países de tránsito y destino, haciendo énfasis en quienes son deportadas y el riesgo al que se enfrentan de volver a ser tratadas.

Gema Fernández tiene 34 años, es abogada, doctorada en relaciones internacionales y experta en género y derechos humanos. Hace algo más de cuatro años que comenzó a trabajar en Women’s Link Worldwide (WLW, Estrategias para la Justicia de Género), una organización internacional con sedes en Bogotá y Madrid: «Se trabaja con el derecho internacional, viendo qué impacto real puede tener en la vida de las mujeres en concreto. Porque tras muchos años de declaraciones, y de tratados vinculantes para los Estados, te das cuenta de que en la vida real las mujeres son discriminadas. Y esa discriminación también la sufren en el ámbito judicial (en ocasiones se cuestiona su testimonio o no tienen una buena defensa). WLW se fija en cómo se interpretan las normas por parte de la judicatura y los tribunales. A través de los tribunales y con casos concretos se puede lograr cierto cambio social, que una sentencia sirva de precedente para otras futuras. Nuestros argumentos están basados en los derechos humanos y en el derecho internacional. Los juzgados han ser conscientes de que tienen que aplicar la legislación pensando en ello, al igual que les obliga el Código Civil o el Código Penal. Intentamos que la judicatura se desvincule de prácticas discriminatorias o plagadas de estereotipos de género que, en la práctica, son habituales» (1).

¿Cómo surge la necesidad de realizar el informe La trata de mujeres y niñas nigerianas: esclavitud entre fronteras y prejuicios?

– Las mujeres suelen estar ocultas en los estudios migratorios y decidimos hacer un seguimiento del tránsito y detectar las violencias que sufren: violencia sexual, embarazos no deseados, abortos forzados… El trabajo de WLW no consiste sólo en pleitear y argumentar jurídicamente, sino también en investigar, documentar qué ocurre, conocer bien la realidad y representar a estas mujeres sabiendo qué demandar y plantear. Conocer bien el contexto permite proponer medidas que se ajusten a sus circunstancias. Viajamos en dos ocasiones a Nigeria, la primera vez en una delegación oficial a nivel europeo. Todos los Estados europeos están obligados a adoptar ciertas medidas de prevención y protección en sus territorios y proponer soluciones. Muchas ONG criticamos que Nigeria no es un país seguro para devolver a las mujeres y que no se las puede deportar sin investigar primero cuál es su situación personal (deudas, amenazas a ellas y sus familias…). Por tanto, hay que conocer los recursos oficiales con que cuenta Nigeria y hacer una valoración crítica sobre la capacidad efectiva que tiene a la hora de dar protección a quienes han sido deportadas.

El segundo viaje no fue oficial y permitió conocer la realidad de las mujeres en tránsito y de las víctimas retornadas a Nigeria desde España. Todos los Estados deberían respetar el principio internacional de no devolución (cuando existe riesgo para la vida o la integridad de las personas), que es de obligado cumplimiento. Por tanto, hay un interés por parte de Europa en generar las condiciones para que se pueda devolver a estas mujeres a sus países sin violar ese principio. Les interesa presentar a Nigeria como un país que está recibiendo mucha financiación y que está adoptando legislación en materia de trata. Desde WLW pensamos que no es así, que está muy limitada la capacidad de actuación del Gobierno nigeriano.

– ¿Cómo trabaja NAPTIP, la agencia gubernamental encargada de combatir la trata en Nigeria?

– Trabaja con muchas deficiencias. Cuenta con casas de acogida en diferentes ciudades del país, sobre todo en Benin City (capital del Estado de Edo, punto caliente de toda la trata nigeriana) y en la capital, Abuya.

El fenómeno de la trata es difícil de cuantificar, tan sólo existen estimaciones, pero solo con los datos de las nigerianas que están explotadas en Europa y que efectivamente están identificadas por la policía o con los datos de los procesos judiciales abiertos, se puede calcular que aproximadamente un 10% o 15% de ellas deberían estar recibiendo atención. Sin embargo, las casas de acogida están vacías y el tiempo de estancia no está estipulado, y oscila entre cuatro y seis semanas, que es poquísimo. Por último, su enfoque no es el mejor, ya que su máxima prioridad es la reunificación familiar (no tienen consideración que, a veces, las mujeres han sido captadas con la connivencia familiar, sobre todo en el caso de las más jóvenes).

– ¿Cómo es el trabajo directo con las nigerianas?

– En general, trabajar con víctimas de trata es complicado y duro, pero con las nigerianas es especialmente difícil. No somos ingenuas ni confiamos en un sistema de protección maravilloso, conocemos las fallas que tiene, somos cautelosas, pero necesitamos conocer la situación de cada una de ellas para ofrecer protección.

Nigeria es un país con una desigualdad brutal y con un gran nivel de pobreza (el 85% de la población frente a ese 15% superrico que se está lucrando del petróleo); las oportunidades de prosperar son pocas; existe una gran discriminación hacia las mujeres y soportan un nivel de violencia brutal; la única posibilidad real de mejora para cualquier persona, pero más si es una mujer, y más si es joven, es emigrar a Europa, poniéndose en manos de una red.

– ¿Cómo se realiza la captación?

– En nuestro imaginario, la red es perversa y está muy bien organizada, pero la realidad es mucho más compleja. La red es el señor tendero de la esquina que sabe de alguien que manda chicas a Europa. Hay diferentes formas de hacer la captación. Por ejemplo, organizar y financiar el viaje a Europa, de forma que las mujeres se endeudan con la red; o a través del engaño: se les ofrece un supuesto trabajo en una tienda, en una peluquería, en un locutorio, pero el destino es el trabajo sexual. Otras veces las mujeres sí saben que vienen a hacer trabajo sexual y consienten en ello, es el sacrificio para ayudar a su familia y optar a una vida mejor. O sea, que hay diferentes situaciones, no todas vienen engañadas. Pero creo que de lo que ninguna es consciente claramente es del nivel de violencia brutal que encontrarán por el camino, en el tránsito migratorio, ni de las condiciones de explotación ni de lo que les supondrán pagar la deuda.

– ¿Cuáles son las dificultades específicas con que se encuentran las mujeres en tránsito hacia Europa?

– Hombres y mujeres se encuentran con problemas similares: quedarse atrapados en un lugar, tener que trabajar para conseguir dinero para el siguiente trayecto, que les engañe un pasador y les deje tirados en el desierto, enfrentarse al racismo brutal del norte de África. La dureza del camino es común para todas las personas. Pero las mujeres nunca viajan autónomamente, esta es una de las diferencias, viajan bajo el amparo de un chico o de un grupo de hombres, normalmente nigerianos también. Por eso hablamos en el informe de «La protección a cambio de una cantidad de violencia acotada».

Son esos “maridos” o “novios” del camino, como ellas les llaman. Yo lo veo como una estrategia: «Prefiero que me viole siempre el mismo y que, sin embargo, él piense que tenemos una relación porque también me va a cuidar o va a conseguir comida para mí, un lugar donde dormir… por lo menos no voy a estar expuesta a la violencia de todos los energúmenos del grupo». Ante un control policial o militar, les pueden ofrecer sexo con ellas para que les dejen pasar; otras veces simplemente las violan.

– ¿La corrupción está presente en las autoridades policiales y militares?

– El nivel de corrupción es altísimo. Analizando el fenómeno de la trata, una de las conclusiones es que está todo el mundo implicado, empezando por las autoridades fronterizas; si no, sería difícil que fluyera la organización, los pasaportes falsos… También aquí ha habido un par de escándalos grandes, uno en Galicia y otro en Andalucía.

– ¿Esta desconfianza se extiende a las autoridades españolas?

– Las mujeres tienen terror ante la policía y las autoridades en general, porque han sufrido mucha violencia por parte de gente uniformada a lo largo del camino. Han pasado todo el sufrimiento del periplo migratorio, y saben que deben permanecer aquí como única opción para pagar su deuda. Por todo ello, tienen mucho miedo a la deportación.

A veces, cuando se encuentran en centros de internamiento de extranjeros (CIE) reciben la visita de abogados de oficio, de Cruz Roja, de la Policía Nacional, de las ONG especializadas en trata… En fin, para ellas es muy difícil diferenciar quién es quién. Tenemos que reflexionar sobre cómo funcionan aquí las cosas para que pase eso y haya cinco personas distintas de diferentes organizaciones o instituciones hablando con la misma persona sobre el mismo tema y mareándola.

– Los medios de comunicación y las autoridades están haciendo hincapié en la situación de los bebés que cruzan las fronteras. ¿Qué opinión le merece?

– Estoy en guerra contra la denominación de “bebés ancla”, una designación fácil que enseguida cala y que partió, por desgracia, de la propia Fiscalía General del Estado. Me parece muy poco acertada. Es una denominación sajona, y se usa en Estados Unidos, donde los bebés que nacen en su territorio adquieren la nacionalidad inmediatamente (ius soli). En España se adquiere solo por consanguinidad u optando a la nacionalidad posteriormente.

Lo que ha identificado WLW es la utilización que hacen las redes de los hijos de las víctimas de trata que están explotando. Las redes disponen de los cuerpos y vientres de las mujeres porque conocen bien cuál es el sistema de protección que pueden recibir. Así deciden por ellas si pasan o no embarazadas, si continúan con el embarazo o si, por el contrario, el bebé supone una carga más. De hecho, las redes usan el aborto farmacológico en condiciones inseguras con Cytotec o con Misoprostol (medicamentos abortivos que son seguros solamente con la dosis y las semanas de embarazo adecuadas). En España, las embarazadas y los bebés no suelen ingresar en los CIE sino que permanecen en centros de Cruz Roja en régimen abierto.

Lo preocupante es que las redes están decidiendo qué hacer con los bebés. Digamos, que si hay una mujer que no tiene bebé y otra que tiene dos, se lo colocan a una de ellas, por ejemplo, y tú dices que este es tu hijo, y luego ya resolveremos. En ese proceso, muchas mujeres pierden a sus bebés y luego se desesperan y los van buscando (ahora tenemos varios casos de criaturas tuteladas por los servicios sociales y que seguramente estén ya en procesos de adopción. Es complicado que las podamos encontrar). Así, tenemos casos de mujeres condenadas, apenas sin pruebas, por coacciones o robo de menores. Al final, ¿qué estamos haciendo? Estamos criminalizando a la parte más débil y vulnerable.

– ¿Una vez en nuestro país, cómo se está realizando la identificación de víctimas?

– Desde la Red Española contra la Trata (2) hemos denunciado mucho tiempo que no se había adaptado la legislación europea a la española, que no había protocolos que seguir ni información sobre a quién solicitar las medidas de protección. Ha habido avances, pero en la práctica se sigue fallando mucho. Falla la identificación de víctimas, que es crucial para recibir protección (aunque algunas medidas aún sean insuficientes). Hemos peleado para que no se identifique exclusivamente trata con migración ni con inmigración irregular (3), porque hay víctimas europeas también.

En el caso de las migrantes sin papeles, la Policía Nacional las identifica como “irregulares” y ellas han de demostrar que son víctimas. Es pernicioso. El cuerpo policial encargado del control migratorio y de expulsar a quienes se encuentran en situación irregular es el mismo que debe detectar víctimas de un delito en esas personas.

El Consejo de Europa insiste en que la identificación la realice un equipo especializado y no la Policía Nacional, como sucede aquí. Aquí se sigue vinculando protección con colaboración policial (en contra de las directivas europeas). Ante la duda, las autoridades han de proteger. La directiva habla de protección “cuando se tengan motivos razonables”, algunos indicios. He asistido a entrevistas de identificación a víctimas de trata en el CIE y es un interrogatorio policial.

– ¿Qué sucede tras la deportación? ¿Cómo es el regreso de las nigerianas y qué alternativas de vida se encuentran?

– Todo el mundo sabe que las deportadas han estado implicadas en el trabajo sexual. Si una mujer con su trabajo ayudó a elevar el nivel económico familiar, su sacrificio la redime; al fin y al cabo ha sido buena hija. Los mandatos de género y la cultura colectiva africana están muy presentes. Si te deportaron, ningún hombre querrá casarse contigo y, además, suponen una carga para la familia. Frente a la estigmatización y la marginación social, además de la deuda pendiente, muchas deciden volver a intentarlo.

– ¿Cuáles son sus exigencias al Gobierno español?

– La mejora en la identificación (contando con la intervención y colaboración de las ONG); mayor coordinación y colaboración entre las ONG y las autoridades; formación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; transparencia en los datos (el Gobierno ha de publicar informes y estudios para conocer exactamente de qué estamos hablando, qué tipo de víctimas hay, qué actuaciones se han iniciado, qué medidas de protección se han concedido, cuántos procesos judiciales hay, cuántos de ellos acaban en condena….); que no se criminalice ni condene a las víctimas (por tener pasaporte falso o por el menudeo de drogas…) o que no toda la culpa recaiga en las madames por controlar al resto, porque si no, al final, se está condenando a la parte más visible y vulnerable de todo el entramado; que se habiliten centros específicos para menores víctimas de trata, preparados y adecuados, porque actualmente se está improvisando. España, acogiéndose a la directiva europea, ha nombrado a un ponente nacional, pero no forma parte de la sociedad civil sino del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO). Habrá que esperar resultados.

– Explícitamente, al solicitar la entrevista, me comentaba que no podía hacer declaraciones sobre los secuestros a niñas, porque desconocen en profundidad esta realidad…

– Lo único que dijo WLW, a través de Twitter, y a modo de hipótesis, es que algunas niñas podrían acabar en Europa o España como víctimas de trata. Hicimos un llamamiento a la sensibilidad y, sobre todo, a que esta se conserve cuando llegan las pateras con niñas nigerianas, para que se les identifique bien.

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Carmen Briz es periodista y forma parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujer e Igualdad de Comisiones Obreras. Esta entrevista se publicó en el número 51 (julio de 2014) de la revista Trabajadora, editada por esa Secretaría.

(1) Women’s Link Worldwide trabaja fundamentalmente en derechos sexuales y reproductivos; trata de personas; crímenes de género internacionales (por ejemplo, en el enjuiciamiento de las dictaduras argentina y guatemalteca, incluyendo la violencia específica que sufrieron las mujeres), y migración. Siempre documentando las violencias y visibilizando las situaciones de las mujeres.
(2) Red Española contra la Trata: http://www.redcontralatrata.org/.
(3) WLW, junto a Proyecto Esperanza, trabajaron, en 2010, por la concesión de protección para una nigeriana de Benin City internada en el CIE de Aluche. Los informes fueron favorables, pero el Gobierno no le concedió asilo y la deportó sin garantías (ni siquiera se valoró la conveniencia o no de volar con cinco meses de embarazo). Tampoco se escuchó la opinión de ACNUR. Entonces no existían protocolos a seguir. Algo se mejoró después de esta denuncia.