Helena Maleno
Declaraciones de inmigrantes subsaharianos
(Mugak
, 33, octubre-diciembre de 2005)

 

I. Detenidos en el Campamento Militar de Adrar (Argelia)

18 de enero de 2006

 

Cincuenta y nueve personas continúan retenidas y privadas de libertad en unas instalaciones habilitadas por las autoridades argelinas en la ciudad de Adrar. Ocho de ellas de nacionalidad costamarfileña y el resto congoleses. Entre ellos hay seis mujeres y dos bebés. Uno de los bebés cuenta con dos meses de edad y el otro cumplirá un año el treinta de este mes.

Llevan en esta situación desde el cuatro de diciembre, fecha en que las autoridades argelinas decidieron efectuar una gran deportación a la zona de desierto fronteriza con Malí. La gran redada del campamento sito en la ciudad de Mahgnia, frontera con Marruecos, nos hizo recordar las dramáticas situaciones vividas unos meses antes cuando Marruecos también decidió abandonar a los inmigrantes a su suerte en el desierto.

Este grupo fue instalado en el campamento porque podría tratarse de refugiados políticos e incluso una gran parte de ellos declara haber depositado ya su demanda de asilo en ACNUR Argelia. La situación sanitaria y alimenticia no cumple los requisitos mínimos, según los retenidos.

Además todos coinciden en que en las comunicaciones con las autoridades del campamento les hablan sólo de deportarlos a sus países respectivos.

Hasta el momento declaran que las autoridades de Argelia no les permiten el acceso a ACNUR y que su desesperación crece conforme pasan los días.

Ayer, diecisiete de enero de 2006, el pánico se apoderó de ellos cuando vieron doblada la seguridad militar del campamento.

«Es como si fuese a pasar algo malo, como si estuviésemos en guerra. No somos delincuentes, ni asesinos. Aquí hay muchas armas y efectivos militares, ¿por qué?», declaraba uno de los ciudadanos congoleses.

«Los argelinos nos han dicho que nos van a deportar. De hecho han intentando que el embajador de Congo en Argelia y el embajador de Costa de Marfil entren al campamento para identificarnos. Nos hemos negado rotundamente. Nosotros hicimos una demanda de asilo y queremos que se nos dé la oportunidad de estudiar nuestro caso. Hicimos la demanda en el mes de octubre. También tenemos correspondencia con autoridades de Derechos Humanos de EEUU; no salimos de nuestro país por gusto y sabemos cuáles son nuestros derechos que están siendo violados.

»Todos los días comemos alubias con pan. Aquí hay un dispensario médico pero no hay medicamentos casi. El bebé de dos meses se puso enfermo y no lo curaron, cometieron una negligencia,,, el bebé se puso tan enfermo que se asustaron y tuvieron que ingresarle en el hospital.

»Esto es un centro de detención, no tenemos derecho a comunicación con el exterior, buscamos artimañas para hacerlo pero no nos dejan. Desde que estamos aquí ninguna organización ni siquiera ACNUR ha podido venir a vernos. Somos prisioneros, ¿acusados de qué? Sólo queremos que no nos repatríen y que se respeten nuestros derechos», declara su portavoz en el campamento.

 

II. Situación del Campamento Militar de Nador

 

Unas doscientas cincuenta personas, inmigrantes de diferentes nacionalidades, continúan recluidas hoy lunes dieciséis de enero de 2006, en el campamento militar de Taouima, próximo a las ciudades de Nador y Melilla.

Los inmigrantes francófonos proceden de Costa de Marfil, Malí, Camerún, Senegal, Burkina, Benín, Níger y Gabón.

Dieciocho de ellos, ciudadanos de Malí, Camerún, Gabón y Nigeria, declaran haber saltado las dos vallas que separan el territorio español del marroquí en fechas próximas a la pasada navidad. Seis costamarfileños dicen haber pedido asilo aquella noche a agentes de la guardia civil, que tras establecer una discusión entre ellos decidieron hacer caso omiso a sus demandas y devolverlos a Marruecos por la puerta pequeña de la alambrada, junto a otros doce compañeros.

Hay también recluidos en el campamento un número considerable de inmigrantes asiáticos procedentes de India, Bangladesh y Pakistán.

Todos ellos compartían plaza hasta esta tarde con otros ciudadanos del África anglófona.

Pero todos los de habla inglesa han sido recuperados, hace algunas horas, para efectuar su deportación a Nigeria. Recordemos que en esta semana se efectúan redadas por todo Marruecos, porque tres aviones saldrán de este territorio hasta Nigeria. Como pasó con la última deportación de estas características, negociada por los dos gobiernos en el año 2002, algunos inmigrantes detenidos declaran no proceder de este país y demandan a las autoridades marroquíes hacer las averiguaciones pertinentes, cosa que hoy no ha ocurrido. En este grupo, que partirá a Nigeria, hay seis mujeres y dos bebés.

Una de estas mujeres denunciaba ayer haber sido violada por un miembro de las fuerzas militares marroquíes, que podría haber aprovechado que la mujer se desplazó a los servicios para orinar. La víctima pedía una revisión médica para verificar la violación y un justo castigo para el agresor. Vistas las circunstancias, esto no va a pasar.

La situación, según los propios inmigrantes, cada día es más penosa. «Hay días en que sólo comemos agua con azúcar y pan duro. Ni siquiera en el bosque cuando comíamos de la basura y las ratas hemos comido como aquí. El día en el que comemos mejor nos dan alubias sin sal, cocidas en agua, con tomate», declara P., de Camerún.

«Hay un médico marroquí pero no nos da medicinas ni nada, así que es igual que si no hubiese asistencia sanitaria. Las mujeres se ponen trapos viejos y sucios cuando les viene la regla; tampoco hay compresas», se lamenta H, de Ghana, antes de ser llevado al aeropuerto para ser deportado junto con los nigerianos.

Hemos de constatar que a este inmigrante lo conocemos desde hace tiempo y podemos confirmar su nacionalidad ghaniense.

«¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Acusados de qué y por qué tribunal se nos retiene? ¿Se nos va a deportar? ¿Se puede recluir a personas en estas condiciones sin que un tribunal haya verificado nada? ¿Se nos puede privar de todos los derechos? ¿Podemos hablar de campos de concentración en Marruecos? ¿Por qué no me dejaron pedir asilo en España y por qué Marruecos, firmante de la Convención de Ginebra, no me deja acceso a las autoridades de ACNUR?», se pregunta M. de Costa de Marfil.