Iñaki Urdanibia
Maoísmo hispano. Un esclarecedor libro retrata una
época y la de un grupo de militantes pro-chinos

(Kaosenlared.net, mayo de 2016).

A la izquierda del PCE, del entonces casi inexistente PSOE mejor ni hablar (tanto por su ausencia como por su inoperancia), en la época del tardofranquismo los «hijos de la ira» adoptaban diferentes posicionamientos ideológicos (felipes, trotskistas, anarquistas, autónomos, etc., etc., etc.), no cabe duda que las corrientes maoístas ocupaban una parte importante del escenario , si bien éstas como el ser-que dijera el Estagirita- se decía de múltiples maneras.

En lo que uno alcanza las organizaciones pro-chinas a loa largo de Europa y, más en concreto, en la piel de toro tomaron impulso entre finales de los sesenta y principios de los setenta, impulsadas por las mil maravillas de la Revolución Cultural Proletaria que se había lanzado en la República Popular en 1966; a decir verdad, no obstante, la ola ya venía de años anteriores, más en concreto desde el congreso del PCE en Arrás en el que la escisión tomó cuerpo. En tal estela, pro-china, se movieron la ORT, el PCI (luego denominado PTE), OCE BR, o MC y otros grupos de menos implantación como la OMLE (antecedente del PCR y los GRAPO) o el PCP...un lugar aparte correspondería al PCE (m-l) que fue el primer partido m-l (con el pensamiento maotsetung añadido como marxismo-leninismo de la época), que luego desembocaría en el activismo ciclotímico del FRAP. Los inicios de los que hablo en estas últimas líneas quedan plasmadas en las páginas del libro de Ana Puértolas, que abarca desde el tiempo de la escisión, maoísta, del PCE a la unión con el MCE, pasando por el periodo de vida de la Federación de Comunistas de Madrid, de la que Ana Puértolas fue dirigente. No pretendo con ello realizar una especie de ficha de la escritora, sino simplemente subrayar que lo que habla / escribe no lo hace de oídas sino que realmente lo vivió en primera persona y en la ídem fila.

La periodista viajera Ana Puértolas (Pamplona,1945) presenta la trayectoria durante una década, en El grupo. 1964-1974 (Anagrama, 2016), de una pandilla de amigos que luchan contra el franquismo bajo la bandera del marxismo-leninismo, completado con el pensamiento maotsetung. El libro, no me atrevo a denominarla “novela” a pesar de que se publique en una colección de narrativa, ya que cada capítulo va acompañado con su respectivo apéndice que presenta materiales de la época relatada y de los hechos y/o personajes decisivos (Mayo del 68, el asesinato del Che Guevara, la guerra del Vietnam, la represión franquista y el asesinato de Enrique Ruano, el Chile de Allende y el golpe de Pinochet, el proceso de Burgos, la revolución de los claveles en Portugal, y cuestiones ideológicas y políticas –como la valoración sobre Stalin o la fusión de FCM con MC, o un balance posterior de Eugenio del Río, por ejemplo– que marcaban la época y a sus protagonistas; textos tomados de otros libros de historia de la oposición al franquismo, de órganos de prensa de diferentes partidos y organizaciones como el PCE o MCE, sin olvidar los debidos a la FCM, al PCE (m-l), o...), con lo que los dieciséis capítulos / documentos hacen que la obra pueda ser considerada como un híbrido de narrativa y archivo.

A lo largo de los capítulos varios niveles se entreveran: por una parte los ya señalados, a lo que se ha de añadir que en el espacio de lo narrativo se cruzan las vivencias de los protagonistas( Marta, Carmenchu, Ramón, Lucio, Lola, Ferrán...) con los episodios decisivos de la época a nivel internacional, tanto en lo que hace a hechos de índoles plenamente política como a los referidos a los hábitos y costumbres que se estilaban y que se iban implantando a nivel mundial, al menos en ciertas partes del mundo( amor libre y revolución sexual, ciertas producciones culturales –lecturas, películas, músicas–, drogas...).

Desde la primera página, fechada en marzo del 64, entramos en acción, en un acto de unidad obrera en la que los estudiantes, convocados por la FUDE, van en apoyo de las movilizaciones obreras, convocadas por CCOO, en la puerta de Sindicatos. Marta que participa en la acción es detenida y llevada, tras el paso momentáneo por la comisaría de barrio, a las mazmorras de la Dirección General de Seguridad, sita en la Puerta del Sol.

Al año siguiente las movilizaciones del movimiento estudiantil alcanzan cotas de una amplitud hasta entonces desconocida, el punto álgido es alcanzado en la capital del reino en donde un grupo de catedráticos se unen a la lucha encabezando los gritos de libertad, y autonomía universitaria, de los estudiantes (Agustín García Calvo, Aranguren, Tierno Galván, Montero Díaz, etc.) dando lugar a la disolución del oficial SEU y el surgimiento del Sindicato Democrático... en aquella historia vemos a nuestros protagonistas: Ramón y Marta que se salva por los pelos (mejor diríamos por los hilos de la trenka) de su segunda detención.

Mientras en la República Popular china se agita la Revolución Cultural, una embajada de militantes del grupo maoísta, escindido del revisionista PCE de Carrillo&Ibarruri, es invitada a visitar el país: Carmenchu que soñaba con el viaje es impedida de hacerlo debido a una inoportuna tuberculosis. Necesita descansar, y la verdad es que aquel verano poco descansó, ya que enviada, junto a su marido Mark, a la Provenza francesa recibe varios encargos que le hacen viajar a Berna (a recoger a un banco un cheque de los camaradas chinos) y a Milán en donde se imprime la prensa revolucionaria de su partido, de donde a transportar los periódicos a Marsella.

Tampoco Marta escapaba a tareas de arriesgada responsabilidad, como cuando hubo de viajar, en tenso vuelo aéreo, a París a una reunión en la que iba a mostrar los desacuerdos de los militantes del interior al enterarse de algunas decisiones del partido por medio de la prensa partidista con respecto al referéndum de 1966 ( frente al NO de la dirección del exterior, la respuesta del interior residía en una campaña para desenmascarar la trampa franquista); al tiempo conoceremos igualmente los usos y costumbres con respecto a los métodos anticonceptivos que usaban las féminas de la organización, y asistiremos al aborto de Cris, acompañada de Marta, en unas condiciones realmente infectas. Las tensiones con el exterior hizo que la escisión se formalizase, resultando además que el grupo no veía con buenos ojos unirse con otros grupos maoístas, y con el que menos con el PCE (m- l), el Vanguardia Obrera.

Viviremos la coincidencia nefasta de la muerte a tiros, en Irún, del temido jefe de la BPS, señor don Melitón Manzanas, con la detención en un control de carretera (debido a los antecedentes policiales de Carmenchu), en Lekunberri, de Lola y Carmenchu que les valió un mes de encierro en el gobierno civil donostiarra, debido al estado de excepción que se había decretado, días antes, debido al fallecimiento del temible policía nombrado. En aquellos infectos locales fueron instaladas junto a un grupo de gitanas; en los que por cierto se enteraron de la invasión de Checoslovaquia de los tanques rusos con el fin de poner fin a la llamada primavera de Praga; allá conoceremos a algunos de los más destacados policías y torturadores de la época, como Sainz (también nos serán presentados otros botarates en acción como Conesa), del mismo modo que seremos puestos al corriente por las detenidas del espectáculo al que asistían en los sótanos del local policial al ver llegar los cuerpos sangrantes y currados de algunos detenidos. No fue la estancia de ambas mujeres-según se nos cuenta- tan bestial como pudiera imaginarse en tal cueva (y lo digo por experiencia propia y la de cantidad de amigos) pues los leves interrogatorios iban acompañados de la hospitalidad de un par de grises, uno gaditano y otro extremeño, que no se privaban de ayudar a las muchachas e intercambiar con ellas sus cuitas acerca de su dura vida y la de sus hijos.

Los capítulos van avanzando a la par de los años, y entramos en las interioridades del grupo, asistimos a sus reuniones y a la extensión (a otros ámbitos que el universitario) a la vez que la confirmación de las tendencias al aislamientos frente a otras corrientes, a su modo de ver desviacionistas; se nos hace partícipes en sus encendidos debates ideológicos y políticos y las rotundas descalificaciones de todos aquellos que denunciaban las tropelías cometidas por los estados del socialismo real (¡ay, Atrhur London!), somos convertidos en testigos de los titubeos, las dudas y las diferencias de visión, muy unidas a la mayor o menor fe en el futuro luminoso y grado de dogmatismo de los implicados en la navegación... que derivó en los contactos y la posterior unión con el grupo de los vascos, MC. El dispositivo utilizado hace que los capítulos se centren en algunos de los personajes (la mayoría femeninos) retratándolos y adentrándonos en las cavilaciones –temores y dudas– de ellos.
Todo no se puede contar, quien quiera conocer más detalles que obviamente los hay en abundancia, que se acerque al libro que no le defraudará ya que si el lector tiene ya algunos añitos las cosas relatadas le sonarán, mientras que si no lo vivió puede asomarse a aspectos significativos de la época.

A la hora de revisitar el pasado puede caber el peligro de caer en una mirada teñida de anacronismo, que hace que los hechos del pasado se valoren con los que hoy en día imperan y después de todo lo que sabemos. No creo que es el caso del libro de Ana Puértolas, lo que no impide que algunas posturas vistas desde hoy puedan parecer verdaderamente delirantes, mas necesario resulta tener en cuenta el peso de la ideología y de las condiciones objetivas de la época (represión franquista, oleada revolucionaria internacional con las consiguientes acciones de solidaridad con las luchas anticolonialistas de liberación, y las explosiones rebeldes tanto en Europa como en el otro lado del charco, en especial en los campus).

Del valor de la autocrítica

En el diario de Prisa , El País del 14 de este mes, cada cual aporta lo que puede en el terreno que le toca (como todos los días de los años); así el señor don Manuel Rivero Rodríguez, cuatrocolumnista habitual, comenta, de pasada, el libro del que hablo con un añadido final que realmente se une al combate general de la lucha contra el temible peligro izquierdista de hoy, el dichoso populismo, supongo: «una historia indudablemente generacional que no dejará indiferentes a ninguno de los que entonces iban a asaltar los cielos y que pueden enseñar cosas (a veces por el lado negativo) a muchos de los que ahora también lo pretenden» (el subrayado es mío). Vamos por partes: no es lo mismo un proyecto, por maximalista que a alguien le pueda parecer, que unas posturas delirantes (guerra popular de larga duración, del campo a la ciudad, el imperialismo yanki como enemigo fundamental y la consecuente llamada a la creación de un frente nacional anti-imperialista...partiendo de una análisis de clases que era un calco total de la sociedad china....) así, y en ese orden de cosas, las lecciones que pueda aportar el libro de la escritora viajera Ana Puértolas residen casi exclusivamente en los tiempos de la dictadura franquista y las ensoñaciones radicales que provocó en algunos de los que trataban de oponerse con contundencia al imperante nacional-catolicismo; otros, ni en aquellos tiempos como tampoco en estos, no necesitan lecciones, ni asomo de autocrítica, pues dieron y dan sobradas muestras de un romo sentido común, de un pragmatismo acomodaticio, que lo que hace de hecho es dar por bueno el estado de cosas: entonces permaneciendo desaparecidos y ausentes de cualquier lucha y movilización (su acción se desarrollaba en los despachos y los conchabeos con ciertos poderes, locales y extranjeros) y ahora manteniéndose dentro de los límites y mecanismos marcados por los poderes fácticos de entonces y de ahora (tanto monta, o... casi); ellos no necesitan recurrir a la humillante autocrítica, reitero, pues todo lo que han hecho lo han hecho perfectamente bien y con un fin bien marcado de ocupar puestos y sillones, pues tal fue, y es, su combate tomar los sillones y despachos por asalto (tomar el cielo por tal solo podrían ocurrírsele a astronautas, despegados de la tierra y sus bienes).

Verdaderamente , y a las pruebas me remito, se ve que en algunos (¿en uno?) sectores que anduvieron por el maoísmo, a pesar del dogmatismo seguidista que en ocasiones rozaba el delirio puro y duro, han surgido sinceros ejemplos de mirar al pasado con absoluta sinceridad y con auténtico espíritu autocrítico como lo deja ver esta obra y lo dejaba ver, en otro registro realmente diferente –ensayístico y abiertamente autocrítico– hace cuatro años, quien fuera secretario general de MC, Eugenio del Río, en su De la indignación de ayer a la de hoy. Transformaciones ideológicas en la izquierda alternativa en el último medio siglo en Europa occidental (Talasa Ediciones, 2012), obra de la que por cierto di cuenta en Kaos Antiguo (2014.kaosenlared.net/component/k2/95679-travesia-critica-por-las-indignaciones#); y conste –por si falta hiciera o hiciese– que no digo esto último por ningún tipo de coleguismo corporativista... propio de un antiguo alumno, ya que amicus Plato sed magis amica veritas.