Iñaki Urdanibia: Filosofía contra Hiroshima
Iñaki Urdanibia
Filosofía contra Hiroshima
Günther Anders, Más allá de los límites de la conciencia, Paidós, 2003.

Günther Anders (1902-1992) es un filósofo de vida ajetreada y plena. Estudios con Husserl y Heidegger, asistente de Max Scheler, introducido en los ambientes intelectuales por Bertold Brecht, casado  con Hannah Arendt, huyendo como judío de las hordas nazis, relacionado con todo el mundo del exilio, estudioso de Kafka…París, y luego Estados Unidos fueron sus destinos como refugiado. Dos nombres propios conmovieron al mundo y cambiaron la direción, también,  del quehacer filosófico de este alemán: Auschwitz e Hiroshima. Hasta su nombre se convirtió en otro(véase el significado de Anders en alemán). Desde el final de la segunda guerra mundial ya comienza a alzar su voz contra el desastre y contra su posible repetición…y a pesar de las invitaciones honestas que le son hechas por algunos amigos (Ernst Bloch, por ejemplo) para volver a Alemania y dedicarse a la docencia, prefiere instalarse de vuelta en Europa en un lugar neutral,  Viena, y dedicar su vida entera a la lucha contra las armas atómicas…rechazando premios y distinciones, visitando los lugares del crimen(elevado a la ene potencia): el campo de concentración de la localidad antes mentada (“allí donde estaba destinado a haber muerto”) y a las ciudades japonesas en donde los americanos aterrorizaron al mundo diezmando a las gentes niponas, eso sí en nombre de la democracia, la libertad y la paz(¡faltaba más!). Fue miembro activo del tribunal contra los crímenes de guerra en Vietnam dirigido por Bertrand Russell, y se convirtió en combatiente activista por la paz. Su guía: “si existe la menor oportunidad,por muy ínfima que sea, de poder contribuir en alguna cosa interviniendo en esta situación espantosa, en la cual estamos metidos, es preciso hacerlo”. ¡Y vaya si lo hizo!

Pues bien, este pensador que salió a la calle desde las aulas académicas para gritar contra el horror, dejó algunos testimonios escritos francamente recomendables; hace tiempo hablé de algunos de ellos: Llámese cobardía a esa esperanza ( Besatari), colección de entrevistas en las que queda expresado de manera nítida su pensamiento…Nosotros, los hijos de Eichmann (recientemente traducido por Paidós) recoge las cartas que  este pensador de desastre enviase al hijo del dirigente nazi… cartas a través de las que vemos la enorme y peligrosa banalización del mal en la que estamos sumergidos  los humanos haciendo que todos seamos, en cierto sentido, hijos de Eichmann:Téngase en cuenta que escribió sobre esto justo cuando tal personaje, burócrata insensible de la muerte al por mayor, fue juzgado en Jerusalem. Tres años antes que esta obra, publicó la que ahora traigo a estas páginas: Más allá  de los límites de la conciencia.

Este libro recoge las cartas que el filósofo intercambió con Claude Eatherly, joven soldado americano que pilotó el avión que bombardeó Hiroshima. Le escribió cuando éste ser estaba pasando de ser un héroe nacional en Estados  Unidos, a convertirse en un delincuente extraño y de poca monta y más tarde en carne de encierro psiquiátrico. Transformación perseguida por el mismo personaje al comprender el horrendo crimen que había cometido;quiso  transformar  su supuesta heroicidad en práctica delincuencia que acabase con la admiración y el ensalzamiento hacia seres que habían cometido imperdonables crímenes contra la humanidad; en concreto, hacia seres como él mismo. Roma no paga a traidores, y Estados Unidos… cuando la lucidez de este sujeto era cada vez más deslumbrante, no le dejaba salir de los muros  del manicomio. Ejemplo viviente del efecto boomerang de las armas atómicas, que no solo afectan a los bombardeados, sino también a quienes bombardean.

Las cartas, las luminosas y morales palabras de Anders, supusieron una claridad creciente en la mente del encerrado, una ordenación de su confusa y alocada mente…una apuesta por la paz y contra todo tipo  de guerra… dos seres en transformación… ya que como señalase Anders: “no puede contentarse uno hoy interpretando la Ética de Nicomaco mientras que se acumulan las ojivas nucleares. El aspecto  cómico del noventa por ciento  de la filosofía de hoy es insuperable… ¿creen ustedes que es un placer estar siempre de bronca, días tras día, año tras año, contra lo nuclear?… ¿pero qué hacer?…cada época tiene su ascesis”. Hizo honor con su vida,  y con estas cartas que ahora se presentan, de su pseudónimo sugerido por Bertold Brecht, Anders… de otra manera.