Iván Salazar (*)
Desarrollo y migración latinoamericana en Bruselas

(Mugak, 27-28, abril-septiembre de 2004)

Las remesas, el desarrollo local y el retorno de los inmigrantes latinos


No todas las personas latinas se interesan por el desarrollo de sus países directamente, pero sí existen asociaciones de personas bolivianas, ecuatorianas, venezolanas o colombianas que están inmersas en proyectos de ayuda a sus comunidades, regiones o grupos dentro de los países de origen. Vale la pena destacar como ayudas directas algunos procesos:
Hay grupos de personas exiliadas o sensibles a la situación social de sus países, que destacan en Bruselas por apoyar una cooperativa o una mutual (por ej. la cría de vacas en Barranquilla y dispensario y un proyecto Mutualista en Ciudad Bolívar, Bogota), una comunidad campesina (que forma una cooperativa de campesinos productores en Manabi, Ecuador), un sindicato (comité de piqueteros en Argentina), la promoción de la cultura andina (fiestas y costumbres en Bolivia y defensa de los indígenas Mapuches en Chile), promover acciones de sensibilización al público belga sobre la realidad socioeconómica de sus países (con charlas y conferencias), la ayuda al fortalecimiento de organizaciones democráticas en sus países (Madres de Plaza de Mayo; organizaciones de la sociedad civil en Colombia que defienden proyectos sociales o de paz, y en Bolivia proyectos de cooperación,  etc.).
Existe la ayuda indirecta a la economía local que se hace mediante el envío individual de dinero mensual u ocasionalmente –según los recursos- a las respectivas familias. Son muy pocas las personas latinas que retornan definitivamente. Pero es importante destacar, que cada fin de año, son muchas los que retornan cargadas de dinero o de regalos para sus familias. Esta es una de las maneras de ayudar indirectamente a un desarrollo local (pueblo de origen) porque las cifras de dinero que llevan son considerables en su conjunto. Otra forma es el envío periódico de dinero que permite la construcción o mejoramiento de una vivienda para sus familias (según una primera encuesta que se hizo en 2003, de 30 personas encuestadas (6), están financiando en sus pueblos de origen, la construcción, el mejoramiento de un piso o la compra de un lote de tierra para luego construir).
Otra manera de aportar indirectamente al desarrollo local es a partir del envío de dinero para mejorar las condiciones de vida de sus familias sin empleo ni seguridad social (salud, ocasiones de necesidad familiar, accidentes, enfermedad, muerte, educación y formación de los hijos e hijas o de la familia, transporte, etc.) y en ciertos casos para facilitar a los familiares la creación de pequeños comercios familiares (venta de comida y productos alimenticios-tienda).
Estas remesas también generan en algunos países de Latinoamérica efectos perversos como en el caso ecuatoriano, donde en algunos pequeños pueblos y ciudades, los adultos han partido y los jóvenes viven con los abuelos, creándose una pérdida de valores a nivel social y familiar, y al mismo tiempo, una influencia negativa, producto del dinero que envían los padres. Respecto a los hijos de los que se quedaron, que no pueden estudiar o vestirse igual que los hijos de las personas emigradas, se crea una disparidad enorme de entradas económicas y oportunidades sociales al interior de las familias de una misma región o ciudad.
Como constante resaltamos en nuestro estudio que la migración latinoamericana proviene fundamentalmente de zonas urbanas concentradas en zonas geográficas deprimidas en cada país.
Cabe destacar que las inversiones son igualmente desproporcionadas, porque en países donde las remesas son el segundo o tercer renglón de la economía (Ecuador, Colombia), las inversiones o los beneficios de estas trasferencias de dinero se hacen sólo en las ciudades, en detrimento del campo, que cada vez es más pobre y se producen entonces nuevos éxodos rurales. Es claro un cierto desarrollo, porque en los últimos años aparecen bancos y oficinas de transferencia en regiones donde antes no existía ninguna entidad bancaria, creando efectos positivos en algunos sectores de la economía local (comercio, construcción, distribución), producto de la gestión o inversión de estos dineros (por ejemplo en países como México, Ecuador, Colombia, donde los envíos de dinero sustituyen los créditos y a otros modos de financiación juzgados por la familia de los inmigrantes como elevados o imposibles de realizar de otra forma por el costo de los intereses o las cuotas a pagar).
Estas remesas permiten a las familias invertir en otras actividades o aumentar la productividad familiar.
El impacto de las remesas sobre el desarrollo económico en los países de origen de los inmigrantes es actualmente tema de un vivo debate que se divide entre dos corrientes de analistas, unos con una visión positiva y otros con una visión negativa.
Veamos este extracto del libro «Une Bombe à retardement? Migrations, fécondite, identité nationale a l’aube du XXIème siècle» M.s. Teitelbaum et J. Winter.1998. … «cada una admite que los inmigrantes buscan mejorar individualmente su condición económica o social. De la misma manera, numerosos países en vías de desarrollo aceptan sin otros argumentos que la inmigración de sus ciudadanos promueve su desarrollo económico a nivel nacional, al menos de tres maneras: La migración es una fuente de cambio de la moneda extranjera enviada al país por los trabajadores (entradas); éstas reducen el paro en los mercados de trabajo saturados; estas entradas alivian la sobrepoblación y otros aspectos de la pobreza nacional. Por estas razones un cierto número de naciones -Corea del Sur, Bangladesh, Jordania, Barbados y México, por no citar más que algunos- que han promovido la emigración se felicitan por ello. (…).
…Con el primer punto -los flujos oficiales de remesas- estamos de acuerdo al pensar que el volumen de dinero es relativamente importante, sólo el petróleo iguala o supera la mitad del valor de la ayuda oficial al desarrollo. En ciertos países, las entradas son un elemento importante del producto nacional bruto y a veces equivalen en valor a la mitad de las exportaciones de mercancías. Si agregamos a esto que unas partes sustanciales de las entradas de dinero los son por canales informales y que las cifras oficiales son realmente subestimadas, hasta aquí llegan los acuerdos.
Para     otros analistas las entradas de dinero desnaturalizan la economía y agravan la inflación de las tierras, de las viviendas y de los materiales de construcción al tiempo que aumentan la producción interior y facilitan la importación de bienes necesarios. Estiman que el dinero es malgastado en consumo, en vez de ser invertido en la producción, frente a quienes pretenden que los mismos gastos en el consumo estimulan la economía y reducen la necesidad de subvenciones (subsidios) gubernamentales. (…). Sobre otros efectos posibles las interpretaciones son igualmente contradictorias. Hay quienes constatan que la migración reduce el paro en los países de origen, y quienes se inquietan porque parten los trabajadores importantes y aumenta el paro, generando como consecuencia el estrangulamiento de ciertos sectores económicos productivos. La emigración puede tener también efectos contradictorios sobre la mano de obra cualificada disponible, los trabajadores y trabajadoras cualificadas se pierden cuando migran; o por el contrario, emigrantes que pueden retornar con cualificaciones obtenidas en el extranjero, o con recursos que invierten para mejorar los estudios de sus hijos e hijas. Como hemos mostrado, hay quienes ven la migración como un mecanismo de reducción de la pobreza, y quienes anotan que los más pobres raramente tienen los medios de emigrar. Sabemos que las migraciones exacerban las desigualdades en cuanto a los salarios, pero hay quienes dan a entender que los efectos son neutros».

El desafío: la migración frente al desarrollo

A pesar de que existen estas dos corrientes en el análisis, me inclino a creer que el fenómeno de la inmigración latinoamericana seguirá aumentando y que las remesas actuales son fundamentales para algunas economías que, como en los casos de Ecuador y Colombia (que en 2003 recibió de los colombianos y colombianas que viven en el exterior remesas por valor de 2.997 millones de dólares, que representó el 3,9% del PIB) y que estos países, como otros latinoamericanos (por ejemplo Salvador, que después de la guerra recuperó en parte su economía gracias a los capitales enviados por los desplazados salvadoreños que estaban en EE UU), no se pueden privar del segundo o tercer renglón de la economía (las transferencias de dinero) en este mundo globalizado donde todavía el Norte explota sin freno los recursos del Sur –incluyendo la nueva mano de obra que son las personas inmigrantes
Ante la carencia de servicios públicos, trabajo, salud, empleo, el potencial de las remesas de las personas inmigrantes latinoamericanas en zonas apartadas y sin ninguna infraestructura de desarrollo de base, alivia la miseria que produce el neoliberalismo en América Latina. Aunque no sean los ahorros de las personas inmigrantes explotadas, encarceladas y expulsadas del viejo mundo, lo que va a lograr el desarrollo local, sí creo firmemente que la inmigración latinoamericana se bate en el norte del viejo mundo por ser a la vez trabajadora, ahorradora, dispuesta a emprender cualquier tipo de proyecto (y que ya contribuye a la economía de sus países de origen con las remesas de dinero) que le permita retornar a su tierra, con una posibilidad económica para sí o para el bienestar de su familia y que podría a la vez permitir el desarrollo de la localidad de la cual es originaria.
El desafío está en el futuro manejo que los estados le den a la inmigración latinoamericana en Europa, o de potenciar un capital humano y cultural que está vivo en la inmigración latina en Europa, para mejorar sus condiciones de vida y establecer con ella la búsqueda de mecanismos que permitan desarrollar proyectos de intercambio social, económico y cultural con América latina; o creer en la ilusión de que los pobres explotados, que al menos tienen un trabajo en «negro» en Europa, van a partir por la fuerza hacia sus lugares de origen.
Este debate vale la pena seguirlo al detalle, ya que algunos gobiernos, la banca y el comercio internacional comienzan a crear condiciones para gestionar, mejorar o administrar de mejor manera las transferencias de remesas de dinero de inmigrantes latinos que están en Europa y también vale la pena conocer las decisiones tomadas sobre la inmigración de los países latinoamericanos, en la pasada Cumbre de las Américas.
Un hecho es claro e inexorable: la inmigración latinoamericana se ha instalado en Europa en los últimos 10 años y aplica estrategias de sobrevivencia y reproducción que los estados europeos desconocen aún, y está ganando cada día, al menos en Bélgica, España, Italia y otros países europeos, una visibilidad social y humana.

_____________
(*)
Responsable del Servicio Social Hispanobelga y del servicio de Información y formación para América Latina, en Bélgica.