Juan José González Fernández
Rita Levi-Montalcini, ejemplo de
valentía política y coraje personal

(¿Hay Derecho?, 2 de enero de 2013).

 

elogio de la omperfección

Próxima a cumplir 104 años, acaba de morir en Italia Rita Levi-Montalcini. De origen judío sefardí, fue Premio Nobel de Medicina en 1986, senadora vitalicia de la República Italiana, promotora de multitud de iniciativas solidarias, especialmente a favor de las mujeres y de los países africanos. Además de por sus destacados estudios en el campo de la neurofisiología, Rita Levi es un ejemplo de valentía política y de coraje personal. Por ello, su figura es respetadísima en Italia y en muchos otros países.  Sirvan estas líneas como homenaje a su figura.

Nacida en 1909, en Turín, en el seno de una familia judía y culta, sus padres le inculcaron desde la infancia la afición por la cultura y por el estudio. Sin embargo, su padre pensaba que el desarrollo de una carrera profesional hubiera interferido con los deberes de esposa y madre tanto de Rita como de su hermana gemela, Paola, que con el tiempo llegaría a ser una famosísima pintora.

Por ese motivo, el padre no quería que sus hijas se inscribieran en la universidad. A pesar de la oposición paterna, Rita, con veinte años,  se rebela contra el destino que su padre le tenía preparado, y decide estudiar Medicina en la Universidad de Turín. Allí conoce a Giussepe Levi, catedrático de Histología, valiosísimo docente, y persona determinante en la vida de Rita y de algunos otros alumnos: nada menos que tres de ellos llegarían a obtener el Nobel de Medicina.

En 1936, Rita se licencia en Medicina, y ese mismo año Mussolini publica “Il Manifesto per la Difessa della Razza” junto a una serie de leyes que prohíben seguir la carrera académica a los ciudadanos de raza no aria. Rita, judía sefardita, se ve forzada a emigrar a Bélgica con su maestro Guissepe Levi, donde prosigue sus estudios sobre el sistema nervioso. Pero poco después de la invasión alemana de Bélgica, Rita regresa a Turín, donde organiza un laboratorio doméstico en su propio dormitorio, para así poder continuar sus investigaciones.

En 1943, después de la invasión de Italia por las fuerzas alemanas, Rita y toda su familia se trasladan a Florencia, bajo nombre falso, y cambiando periódicamente de domicilio, para no ser identificados y deportados. Allí permanece Rita hasta la liberación de la ciudad, y durante todo ese tiempo ayuda a las fuerzas partisanas, y además trabaja como médico al servicio de las fuerzas aliadas anglo-americanas.

Después de la guerra, regresa a Turín y retoma sus investigaciones bajo la dirección de su maestro, Giussepe Levi, publicando diversos trabajos en revistas internacionales que la dan a conocer en otros países. Por ese motivo, en 1947 es invitada a hacerse cargo de la cátedra de Neurobiología de la Washington University, en St. Louis (U.S.A.). Entre 1951 y 1954, realizó los experimentos fundamentales para el descubrimiento del FTN (Factor de Crecimiento Nervioso) una proteína importante para la compresión del desarrollo de los tumores de las células nerviosas, y así mismo de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.

Por ese descubrimiento, recibió en 1986 el Premio Nobel de Medicina, en cuyo discurso de recepción llegó a afirmar que Ramón y Cajal era el neurólogo más grande de todos los tiempos, aseveración que hace pocos años reiteró en la Complutense de Madrid, y de la que todos los españoles deberíamos sentirnos orgullosos.

La popularidad y el prestigio que le dio el Nobel –afirmaba Rita hace pocos años- le abrió la posibilidad de dedicar sus energías al análisis y solución de variados problemas sociales de los países en vías de desarrollo como la pobreza, el racismo o el analfabetismo. Por eso, en 1992, crea junto a su hermana la Fondazione Levi-Montalcini, dedicada a la formación de jóvenes en el Tercer Mundo, y a la concesión de becas de estudio a mujeres africanas. Todo ello en el convencimiento de que la cultura y el conocimiento son la base de la libertad y la independencia, especialmente de las mujeres en el Tercer Mundo.

Rita Levi se declaraba atea, pese a lo cual, fue nombrada miembro –la única mujer, por cierto- de la Pontificia Academia de las Ciencias, con sede en el Vaticano. A pesar de su condición atea, debido a su ascendencia judía y a su amor por este pueblo, decidió donar una parte importante del dinero que recibió por el Nobel para la construcción de una nueva sinagoga en Roma.

En el año 2001, el Presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, la designó senadora vitalicia de la República Italiana. Desde entonces hasta estos últimos meses, ha asistido a las sesiones del Senado, tarea que ha compaginado con sus otras actividades científicas y solidarias.  En todas ellas, se ha mostrado especialmente sensible a los problemas de los jóvenes, a quienes ha animado insistentemente a no pensar solo en sí mismos, sino a comprometerse con los problemas sociales, a esforzarse y a ser perseverantes en el estudio, a desarrollar sus talentos y su  creatividad, y a ser generosos con los demás.

La valentía de su ejemplo personal, su coraje cívico, y la lucidez de su pensamiento son tan unánimemente reconocidos en Italia que, cuando en abril de 2012 el Primer Ministro, Mario Monti, la felicitó públicamente por su 103 cumpleaños, subrayó además que Rita Levi-Montalcini encarnaba los valores que necesita un país para superar cualquier crisis o dificultad. Descanse en paz.