Laura Carlsen: La Alerta Roja Zapatista sacude la política mexicana

Laura Carlsen
La Alerta Roja Zapatista sacude la política mexicana
www.americaspolicy.org
 
El anuncio de la “alerta roja general” emitido por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha puesto la política mexicana de cabeza una vez más.
En un breve comunicado aparecido el 19 de junio, la Comandancia General zapatista anunció una serie de medidas drásticas que incluyen el cierre de las oficinas de las “Juntas de Buen Gobierno” y la salida del territorio zapatista de todos los grupos foráneos de apoyo.
Los comunicados subsecuentes describieron la alerta como una “pedida defensiva precautoria.” Los zapatistas anunciaron una consulta general entre sus tropas y bases comunitarias para decidir el “próximo paso” de la organización.
El EZLN ha anunciado alertas rojas en sólo dos ocasiones anteriores, ambas en el contexto de un clima político nacional en deterioro y de crecientes amenazas a las comunidades chiapanecas. Una alerta ordena preparativos militares y, en este caso, está acompañada por el anuncio de una reorganización que asegura “las condiciones necesarias para sobrevivir a un ataque o acción del enemigo que acabe con nuestra dirección actual o que intente aniquilarnos totalmente.”
Aunque los mensajes recientes no hacen referencia a acciones hostiles actuales por parte del gobierno, aparecieron después del anuncio por parte del Secretario de Defensa de que había descubierto plantíos de marihuana “en la zona de influencia zapatista.” Varios reportes de organizaciones de derechos humanos y otras han confirmado que la zona en cuestión no es mayoritariamente zapatista. Estos grupos advierten también que el pretendido vínculo de los insurgentes con el narcotráfico puede ser el preludio de la intensificación de las acciones militares en la región.
También ha habido reportes de movimientos de tropas, de la fortificación de algunas posiciones y del abandono de otras, posiblemente para abrir la puerta a la acción paramilitar. Reporteros en la región hablan de poblados semidesiertos, residentes sospechosos y una tensión que se palpa en el aire.
En su mensaje del 21 de junio, el EZLN calmó los miedos de que los insurgentes planearan lanzar una nueva ofensiva. Después de agradecer a la sociedad por su apoyo durante los últimos doce años, el mensaje asegura que la nueva fase “no implica ninguna acción militar ofensiva por parte nuestra.” En un escueto comunicado dado a conocer el 26 del mismo, los insurgentes anunciaban el fin de la consulta y la publicación de sus resultados en la forma de una “Sexta Declaración de la Selva Lacandona”, que apareció en los días siguientes.
La alerta roja llegó tocando los talones de la dura crítica de Marcos a la clase política mexicana publicada en los diarios nacionales pocos días antes. Marcos pintó un sombrío retrato de corrupción y traición entre los partidos políticos “de arriba” y la contrastó con la permanencia de la dureza y las injusticias que enfrentan los territorios zapatistas “de abajo”. Criticó extensamente al Partido de la Revolución Democrática y a su precandidato Andrés Manuel López Obrador, y concluyó que “la destrucción provocada por la bomba neoliberal en la política mexicana ha sido tan efectiva que, según nuestro modesto punto de vista, allá arriba no hay nada qué hacer (...) Se supone que allá arriba, por ejemplo, hay centro, izquierda y derecha, Pero en tiempos electorales todos se amontonan en el centro (...) gritando: ‘yo soy’...”
Con su crítica de la política partidaria y sus advertencias de posibles agresiones contra las comunidades, la alerta roja zapatista es –sobretodo– una llamada de atención a la sociedad mexicana. Una vez más recuerda a la gente y al mundo que, a pesar de la autocomplacencia de un presidente frecuentemente criticado por evadir los problemas nacionales, esos problemas aún existen. En Chiapas, no incluyen sólo la pobreza endémica del campo mexicano sino la continua guerra de baja intensidad y la suspensión de la promesa de derechos indígenas.
El mensaje más claro es que conforme México se prepara para una segunda ronda de espectáculos electorales, los zapatistas ya no están dispuestos a aceptar lo mismo de siempre. El rechazo de sus exigencias de que se haga justicia, el acoso militar y paramilitar a las comunidades, la pobreza y el desplazamiento que siguen siendo asoladores en la zona, han llevado a la necesidad de un reposicionamiento dramático que dé nueva fuerza al movimiento y que al mismo tiempo desafíe a los políticos tradicionales a que respondan a las exigencias desde la base. La nueva etapa, si bien será definida a partir de los resultados de la consulta, muy probablemente pondrá a los zapatistas directamente en la escena política nacional.
Este papel de moscardón, respaldado por el compromiso y la convicción de miles de comunidades indígenas, ha probado ser algo a lo que los zapatistas son particularmente adeptos.


Laura Carlsen dirige el Programa de las Américas del Centro de Relaciones Internacionales (International Relations Center-IRC), que se encuentra en la página www.irc-online.org.