Manifiesto de las mujeres de los barrios
(Página Abierta, 149, junio 2004)

Allí donde los hombres sufren, las mujeres portan estos sufrimientos. Marginación económica y discriminaciones han creado guetos donde los ciudadanos no se sienten iguales a los demás, y las ciudadanas menos. Nosotras somos mujeres de estos barrios que hemos decidido no guardar ya silencio frente a las injusticias que vivimos; que rechazamos que en nombre de una “tradición”, de una “religión”, o simplemente de una violencia, estemos siempre condenadas a sufrir.
La vida de nuestros barrios, de las familias que allí viven, de los niños y de su porvenir, no podrá evolucionar sin que nosotras, las mujeres, recobremos allí todo nuestro espacio, toda nuestra dignidad.
Denunciar el sexismo omnipresente; la violencia verbal y física; la prohibición de la sexualidad; la violación que se da ahora en grupo, turnándose; el matrimonio forzado; los hermanos guardianes y el honor de la familia y de los barrios en prisión. Denunciar todo esto para no ceder a esta lógica del gueto que nos encerrará a todos en la violencia si no nos rebelamos.
Cuando cada uno busca una respuesta a la violencia que mina nuestra sociedad, nosotros queremos decir que el primer paso pasa por nuestra liberación y el respeto de nuestros derechos más elementales. Poderes públicos, medios de comunicación, partidos políticos sólo ven a los suburbios y hablan de ellos más que en masculino.
Nosotras no aparecemos más que de vez en cuando, atentas, teniendo éxito bien en la escuela o en el taller de cocina que prepara la comida de la fiesta del barrio. Silencio sobre nuestras vidas, que se van escapando, sobre quienes hacen las tareas domésticas de la mañana a la noche, quienes se esconden para amar o se encuentran que son mamás apenas salidas de la infancia.
Entonces, nosotras hemos decidido no esperar más a que esto vaya de mal en peor, hemos decidido actuar, para que la vida cambie para nosotras, nuestras familias y nuestros barrios. Hablar sin tabúes de las cosas que se ocultan a los demás será difícilmente aceptado por algunos.
A ellos les decimos: ¿Cómo podréis vencer la injusticia, el racismo, el confinamiento, el fracaso escolar, la prisión, si vosotros nos oprimís a nosotras también? Millones de mujeres en los suburbios no quieren ya esa falsa elección entre la sumisión a los desórdenes del gueto o vender su cuerpo en aras de su supervivencia. Ni putas ni sumisas, simplemente mujeres que quieren vivir su libertad para aportar su deseo de justicia.

Por la puesta en marcha de una política de Estado firme, a fin de reforzar los valores republicanos y favorecer la paz social:
- Apertura de estructuras que permitan el acceso a los derechos elementales:
· Derecho a la educación sexual para todos: conocimiento del cuerpo; los diferentes modelos de contracepción; información sobre los MST [enfermedades de transmisión sexual].
· Derecho a la educación cívica: aprendizaje reforzado de la lengua; cursos de educación cívica; centros jurídicos encuadrados por profesionales; conocimiento de los derechos del ciudadano; acceso a la información, la orientación y el tratamiento, si es necesario.
· Derecho a la seguridad para todos: centros de acogida específica para las víctimas de acoso sexual.
- Creación de centros de alojamiento de urgencia para las víctimas de: violencias morales y físicas (conyugales o no); matrimonios forzados y poligamias.
- Creación de servicios de acogida en las comisarías en relación con las estructuras de ayuda a las mujeres.
- Creación de un dispositivo legal que permita a los servicios consulares franceses en el extranjero proteger y repatriar a los ciudadanos franceses o extranjeros que vivan en Francia, casados a la fuerza.
- Luchar contra todas las fuentes que alimenten las redes de prostitución (poligamia, redes clandestinas, ruptura familiar, etc.).

Por el reconocimiento de las asociaciones, y en particular de las asociaciones de mujeres de barrio como actores de pleno derecho de la democracia local y participativa: financiamientos específicos y consecuentes para las diferentes acciones y la formación de marcos asociativos femeninos; puesta a su disposición de locales y salas para facilitar la práctica de la democracia.

Por una política de la ciudad a favor de la mixité:  puesta en marcha de proyectos mixtos; favorecer toda acción que apunte a un mejor acceso a la cultura y al ocio; un mayor reconocimiento y representatividad de las asociaciones de mujeres de los barrios en los diferentes planes y organismos específicos del Estado y de colectividades territoriales; favorecer toda iniciativa que cree un vínculo entre el centro de la ciudad y los barrios.

Por una política familiar que permita aliviar las obligaciones cotidianas que pesan sobre las mujeres: puesta en marcha de nuevas guarderías; puesta en marcha de un dispositivo que disminuya el costo de una plaza en la guardería; mejorar y reforzar el dispositivo de asistencia domiciliaria.

Por una política de empleo firme: favorecer una política de lucha contra el trabajo precario; reforzar el dispositivo existente y hacer que se aplique sistemáticamente la ley contra todas las formas de discriminación; aplicación real y concreta de leyes sobre la igualdad profesional.

Por una política educativa mixta y democrática: mantener y reforzar el crisol francés, y favorecer la mixité  en los establecimientos escolares; mejorar los planes de orientación (elección de carreras); hacer atrayentes y accesibles las diferentes carreras hasta ahora reservadas a los chicos; luchar contra las carreras de “vía muerta” que no conducen nada más que a pequeños trabajos o al paro; introducir, desde la enseñanza primaria hasta el liceo, cursos sobre educación sexual, cívica, la igualdad de los sexos y los derechos específicos de los hijos.