Página Abierta
Crónica de las VIII Jornadas de Pensamiento Crítico
Página Abierta, 206, enero-febrero de 2010.

            Unas nuevas Jornadas de Pensamiento Crítico, las VIII, organizadas por Acción en Red, se celebraron los días 5, 6 y 7 de diciembre pasado. El formato fue el habitual, pero esta vez tuvo un eje central: los derechos humanos. UnA buena parte del contenido de las sesiones, tal y como estaba programado, versó sobre este asunto.

            Con una asistencia que superó las 450 personas, transcurrieron estos tres días con menos agobio, tal vez, que en encuentros anteriores. Se cubrió el programa con bastante precisión horaria y no faltó tiempo –tampoco sobró mucho– para los saludos, abrazos, bromas… que llenan de emoción estos encuentros de personas que aprecian lazos comunes entre ellas.

            El lugar, las aulas, auditorio y resto de las salas y servicios de la Universidad Carlos III de Leganés (Madrid), la atención personal y técnica recibida, ayudó, como siempre, sobremanera, a que funcionaran bien las charlas, proyecciones y estancia.

            Se realizaron cinco sesiones plenarias y doce sesiones más en dos tandas simultáneas de seis cada una. Treinta y dos personas, en total, protagonizaron esas mesas y charlas. De ellas, dieciocho mujeres. Aparte, se dedicó un tiempo para la proyección de dos películas. 

El sábado 5

            El final de la mañana sirvió para la recepción y los primeros besos y apretones de mano. Tras la comida, comenzó la primera sesión en el espléndido Auditorio de la Universidad. De entrada, el saludo de apertura y bienvenida. Y a continuación, la mesa redonda Las cárceles y los derechos humanos, que presentaba María Antonia Caro y en la que intervinieron Julián Carlos Ríos y Mercedes Gallizo.

            María Antonia Caro, impulsora del Programa Por los Buenos Tratos y miembro de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, empezó señalando algunos datos del volumen y características de la población reclusa en España. Y para abrir el análisis y reflexión sobre el tema propuesto adelantó varios interrogantes: ¿por qué España está entre los países de Europa con más población penitenciaria?; ¿a qué se debe la percepción pública de que nuestro sistema penal es “blando”?; ¿es cierto que se respetan los derechos fundamentales que le corresponde, según la ley, a la población reclusa?; ¿puede ser la cárcel una escuela de ciudadanía?...

            A continuación habló Julián Carlos Ríos, profesor de Derecho Penal en la Universidad Pontificia de Comillas y un destacado activista a favor de los derechos humanos, con gran conocimiento de las prisiones y de las políticas penitenciarias. 
Su exposición partía de una idea básica y de una constatación sobre qué supone el sistema penal y qué se piensa de él de modo mayoritario en nuestra sociedad. La idea básica: «El derecho penal, el sistema penal es violencia, mucha violencia, no sólo por los hechos que trata y las consecuencias de ellos, sino también por los efectos que produce la aplicación del sistema al abordar los conflictos delictivos». Desde el principio genera mucho sufrimiento, por lógica necesario, pero en parte, también, evitable. Piensa, por tanto, que es fundamental reducir ese volumen de violencia, eliminar la innecesaria.

            Y le preocupa el peligro que conlleva la insistencia social en la reclamación de más derecho y sistema penal, sin una mínima reflexión sobre las repercusiones que eso tiene para quienes cometen delitos, pero también para las víctimas. A los mitos y falsedades que sostienen ese espacio social irreflexivo dedicó su charla. 

            Por su parte, Mercedes Gallizo hizo un relato muy detallado de la situación penitenciaria, de la experiencia y conocimiento que le ha dado su tarea, y de las propuestas y planes de trabajo que lleva a cabo con su equipo.

            En 2004 fue nombrada directora general de Instituciones Penitenciarias, Dirección que en el nuevo mandato socialista fue elevada a la categoría de Secretaría General (1).

            Tras sus primeras palabras de agradecimiento por la invitación –recordando, además, el valor para ella de los años pasados con algunas de las personas presentes en el acto–, dedicó el inicio de su intervención a señalar algunos datos más, como el censo actual de la población reclusa y su evolución desde el año 2000, incluyendo en ello a quienes cumplen las penas con medidas alternativas a las de la prisión, que la administración penitenciaria también gestiona, algo que, afirmó, mucha gente desconoce.

            Sobre ese, sin duda, gran volumen de población reclusa planteó la contradicción de que, sin embargo, España tiene unas tasas relativamente bajas de criminalidad. Y dio unas pautas detalladas que podrían explicar esa contradicción.

            Detalló la labor llevada a cabo en relación con el cumplimiento práctico de los derechos fundamentales que se deben respetar y hacer efectivos en las prisiones. Uno de ellos a los que se refirió fue al de la asistencia sanitaria. Otro no resuelto: el del alejamiento de los centros penitenciarios del entorno familiar.

            De los asuntos que trató, por razones de espacio de esta crónica sólo señalaremos uno más, sobre el que no se extendió: «Hemos desarrollado un programa específico de acción positiva dirigido a las mujeres presas. Las mujeres en la prisión son una minoría, y esa condición de minoría lleva aparejadas algunas limitaciones al desarrollo de algunas actividades».

            Al finalizar esta mesa redonda, se pudo disfrutar de un pequeño descanso, y la gente se distribuyó por las seis aulas que acogían las llamadas sesiones simultáneas.

            Paloma Uría, autora de ensayos literarios y feministas, presentó su libro El feminismo que no llegó al poder, un recorrido –que ha vivido directamente– sobre una corriente del feminismo en España, que se inserta en las luchas y debates feministas desde 1975 hasta nuestros días. El prólogo de este libro de la Editorial Talasa se publica en estas mismas páginas.

            Otra de las sesiones de este grupo de simultáneas sirvió para presentar someramente tres estudios sociales que llevan a cabo unas investigadoras jóvenes. Guacimara Gil habló sobre su estudio relacionado con la Igualdad y responsabilidad social empresarial, desde una visión “sociológica y feminista”. En su intervención planteó cómo el fenómeno de una nueva conciencia empresarial basada en la sostenibilidad económica, social y medioambiental se ha convertido en un campo de conflicto y negociación entre diferentes actores sociales e instituciones en España.

            De los otros dos trabajos presentados, Nigerianas en el trabajo sexual: etnografía del poniente almeriense y Relaciones de cuidados y autonomía personal, una parte importante aparece en este mismo número de la revista. Sobre ellos hablaron sus autoras, Estefanía Acién y Ana Rodríguez Ruano, respectivamente.

            El periodista José Manuel Martín Medem, buen conocedor de la realidad internacional, particularmente de América Latina, bajo el título Cuba en la integración de América Latina, expuso su punto de vista sobre el régimen cubano, su papel histórico y actual en su entorno centro y suramericano, las corrientes políticas internas y las perspectivas de cambio que se presentan. Todo ello enmarcado en un análisis detallado de los cambios acaecidos en el continente americano, los nuevos gobiernos, los bloques creados, el mantenimiento de una estrategia particular de intervencionismo estadounidense, con presión militar incluida, bajo el mandato de Obama.  

            De la Crisis económica: significado y perspectivas de reactivación habló Gabriel Flores, experto en análisis económico y autor de numerosas publicaciones de economía sobre las transiciones en los países del Este. Su intervención estuvo centrada en el análisis preciso de las razones, de  índole económica y también política, que hacen, en su opinión, imposible la reactivación de la economía española en el año 2010, diferenciado lo que puede ser el fin de la recesión del impulso reactivador. Y auguró un difícil panorama para los años siguientes, basándose en los obstáculos y restricciones de nuestra economía.

            Fernando Fernández Llébrez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, dio una extensa charla sobre un tema prolijo: El Plan Bolonia y la reforma de la Universidad española. Se trataba de detallar, por una parte, en qué consiste el proceso para la creación de un Espacio Europeo de Enseñanza Superior, los planes trazados, la difícil aplicación de sus objetivos. Y por otra, la doble confluencia de dos necesidades de reforma educativa en España: la que demandaba la Universidad y la que en cierta forma obligaba la confluencia con Europa, es decir, la aplicación del Plan Bolonia. Su exposición concluía con una visión mucho más crítica de la puesta en práctica de las reformas españolas. 

            Aprovechando la publicación en esas fechas de un libro de la Editorial Gakoa, Con las víctimas del terrorismo, se incluyó a última hora una sesión, Política, violencia y víctimas, en la que intervinieron dos de los promotores y autores de ese libro colectivo, Antonio Duplá y Javier Villanueva, junto con Milagros Rubio, concejala de Tudela, ex diputada del Parlamento Foral de Navarra y miembro de Batzarre.

            Javier Villanueva, escritor y autor de varios libros y numerosos artículos sobre la cuestión vasca y sobre los nacionalismos y los conflictos nacionales, resaltó que, si bien provenía de una determinada tradición política que ha mostrado una permanente solidaridad con las víctimas de los grupos incontrolados, de extrema derecha o de las cloacas del Estado, así como con los presos de ETA o las víctimas de la tortura, sin embargo, la atención a las víctimas de ETA ha sido claramente deficitaria en esa corriente. Subrayó, entonces, que el libro viene a cubrir un déficit que es obligado afrontar.

            Por su parte, Antonio Duplá, profesor titular de Historia Antigua en la UPV/EHU, explicó, en esa línea, que con su trabajo incluido en el libro, titulado “Reconocer a todas las víctimas y todos los sufrimientos: un déficit histórico en la izquierda radical”, pretendía analizar las dificultades históricas de esa corriente sociopolítica para asumir plenamente el significado de los derechos humanos y, en consecuencia, distanciarse tajantemente de ETA y solidarizarse sinceramente con sus víctimas. 

 Domingo, 6

            A las 10 de la mañana del domingo 6, con algo de retraso, comenzó la mesa redonda La defensa internacional de los derechos humanos. En ella estaba previsto que intervinieran Paz Andrés Sáenz de Santa María y Manuela Carmena, además de Juan Manuel Brito, que presentaba y dirigía esta sesión. Obligaciones de última hora hicieron que Sáenz de Santa María no pudiera asistir (2). Sin embargo, pudimos contar con su exposición a través de la proyección de una grabación previa. Todo lo referido a esta mesa forma parte de las páginas centrales de este número de la revista.

            Las dos horas que quedaban de la mañana estuvieron dedicadas a la segunda tanda de sesiones simultáneas.

            Una de las sesiones contó con el filósofo Javier Muguerza, que, en conversación con Pablo Ródenas (profesor de Filosofía Política y Moral de la Universidad de La Laguna), disertó sobre Los rostros de la igualdad en la cultura política contemporánea.

            Javier Muguerza planteó, en primer lugar, un recorrido ético-político por los diferentes paradigmas contemporáneos de la igualdad (utilitarismo, comunitarismo, comunismo, libertarianismo e igualitarismo). De su exploración surgió la necesidad de confrontar los dos últimos, que parecen los más valorados por las sociedades actuales. A partir del uso de diferentes criterios para su examen (la antropología y la discriminación, la historia y los derechos, la justicia y el poder, la autonomía y el disenso), concluyó apoyando el paradigma igualitarista, siempre y cuando sea defendido desde el punto de vista de los derechos humanos y la lucha contra la injusticia.

            Las reflexiones sobre arte, y más concretamente pintura, han venido ocupando un lugar en las Jornadas de Pensamiento Crítico. En esta ocasión, se trataba de El grito del arte contemporáneo: la pintura europea después de la II Guerra Mundial, una charla de Beatriz López Barreiros basada en un trabajo universitario recientemente presentado por ella sobre la relación del Holocausto con una parte importante de la pintura europea de la posguerra, que nos habla del dolor. Beatriz López es licenciada en Humanidades y tiene el Diploma de Estudios Avanzados en arte y estética.

            Un debate de gran actualidad, en el que participa de modo particular la comunidad ecologista, es el referido a la propuesta para nuestras economías denominada “decrecimiento”. Una alternativa que fue diseccionada y analizada de un modo crítico por Francisco Castejón, físico teórico y miembro de Ecologistas en Acción, y Alberto Martín, educador social y miembro de la organización ecologista canaria Ben Magec, en su charla titulada ¿Qué es el decrecimiento?; a quienes parecía más adecuado –con matices– sostener la idea del desarrollo sostenible, con algunas precisiones al respecto.

            Sobre Los objetivos del milenio y la pobreza, habló Samuel Pérez, experto en los análisis sobre cooperación y ayuda al desarrollo, miembro de la ONG Tareas Solidarias. Explicó cuáles son esos “objetivos”, cómo se han gestado, qué aportes positivos contienen y qué límites, y en qué momento estamos respecto a ellos a nivel internacional. Después se detuvo en el análisis de la crisis alimentaria, el problema, en sus palabras, más grave que tiene hoy el mundo empobrecido, el mundo del hambre. Y terminó señalando algunas alternativas, propuestas, posibilidades…

            Elena Casado Aparicio y Antonio García García, ambos profesores de Sociología, trasladaron parte del resultado de sus investigaciones al marco de estas Jornadas en una sesión titulada Amor, vínculos y malos tratos. Investigaciones que apuntan a que las situaciones de malos tratos hoy son en gran medida efecto de procesos sociales y dinámicas de pareja que desequilibran las relaciones de dependencia y reconocimiento y/o la gestión de conflictos. En sus palabras, para dar cuenta de la violencia en parejas heterosexuales no basta con atender a las relaciones e identidades de género, sino que hay que atender, también, tanto a la especificidad que el vínculo afectivo comporta como al carácter sociohistórico de lo que se entienda por violencia y de lo que se considere legítimo en las relaciones interpersonales.

            De Menores que cometen delitos. Miedos, castigos, responsabilidades, habló Carlos Vaquero, sociólogo y sicólogo. Empezó delimitando, según la Convención de los Derechos del Niño, qué se entiende por menores, las formas de actuar ante aquellos que trasgreden las leyes y los diferentes modelos de justicia penal de menores a lo largo de la historia. Y tras abordar otros temas (cómo se conforma entre los ciudadanos el miedo al delito o la función general de los castigos, en particular en los menores), terminó  haciendo referencia a las diversas políticas para hacer frente a la delincuencia de menores, partiendo de las directrices de Naciones Unidas y enfocándolo desde la prevención y la justicia reparadora.

            Con este programa se cubrió la mañana del día 6.

            En la primera hora de la tarde le tocó el turno al cine. Se proyectaron a la misma hora dos películas. En una sala, La clase (Entre les murs, 2008), película francesa dirigida por Laurent Cantet, sobre un historia de François Bégaudeau: un microcosmos de la Francia actual a través de la experiencia de un joven profesor en un instituto de un barrio de los llamados conflictivos.

            En otra, dos documentales sobre los esfuerzos de la sociedad ruandesa por lograr el acercamiento y la reconciliación entre las víctimas y quienes fueron condenados por el genocidio producido en Ruanda en 1994: Una parte de Africanas. El corazón de la vida (producción de “En Portada”-TVE) y Umurage (2009), escrito y dirigido por Gorka Gamarra.

            El último acto del día consistió en una mesa redonda titulada ¿Por qué hay que dar prioridad a las políticas de integración? En ella intervinieron María Gascón, que presentó la sesión, Joaquín Arango y Miguel Pajares.

            En su presentación de esta mesa, María Gascón, miembro del Área de Inmigración de Acción en Red, describió primero los cambios de nuestra sociedad en veinte años: España es el país europeo que más inmigrantes ha recibido en términos relativos; nos hemos convertido en una sociedad multicultural; a pesar de la rapidez del cambio y de algunos episodios de violencia xenófoba o interétnica, el balance de la convivencia no puede decirse que haya sido malo... Sin embargo, la crisis ha puesto más de manifiesto las debilidades del modelo de mano de obra sin plenitud de derechos: la población inmigrante lleva tiempo aquí, sigue aquí, y la mayoría se va a quedar, porque, entre otras cosas, nuevas generaciones nacen y crecen aquí. Toca, pues, una línea de trabajo muy amplia para lograr la necesaria integración, entendida como un mutuo esfuerzo y compromiso entre una parte y otra de la sociedad.   
 
            Joaquín Arango lleva media vida dedicada a la investigación sobre diversos temas sociales, pero fundamentalmente aquellos relacionados con las migraciones, y forma parte de numerosas entidades de carácter investigador. Es catedrático de Sociología.
Empezó su intervención adelantando tres razones por las que creía que había que dar prioridad a las políticas de integración. Primera, porque es vital para el futuro de nuestra sociedad, para su salud social, política y moral. Segundo, porque la integración es compleja y difícil, y su éxito no esta asegurado. Y tercera, porque esas políticas son una de las variables de una compleja ecuación de la que depende que se produzca más o menos la integración; frente a otras, es una de las que están más en nuestras manos. A justificar estas respuestas dedicó su charla. Al final terminó matizando lo que contiene la pregunta inicial, advirtiendo de que, para llevar a cabo la integración, también hay que dar prioridad a las políticas de inmigración, examinándolas con el máximo rigor (3). 

            La misma consideración de investigador, además de activista, hay que aplicar a Miguel Pajares, responsable en la actualidad del Área de Inmigración del Centro de Estudios de CC OO de Cataluña.

            De inicio quiso provocar una reflexión sobre si nos sentíamos integrados en esta sociedad los allí presentes y en qué factores podíamos basarnos para responder afirmativamente. Él mismo enumeró algunos de ellos: poder acceder a la educación, a la atención sanitaria, a la vivienda, a un trabajo digno, ejercer cualquier profesión, poder elegir y ser elegido…; y rechazó otros como la similitud de costumbres o de ideas y prácticas religiosas. Para, a continuación, afirmar que «si hablamos de integración la pregunta no es si los inmigrantes se integran o no, sino si nuestra sociedad es integradora».

            Sobre el diagnóstico de esa premisa trató una parte de su charla. Otra, la dedicó a explicar cómo hemos de hacer para que nuestra sociedad sea integradora. Para ello partió de una idea central: la lucha contra la discriminación es la clave de un planteamiento integrador. 

Lunes 7

            Este último día contó con dos mesas redondas.

            La primera mesa redonda tenía como tema La trata de personas y los derechos humanos. En ella participaron Cristina Garaizabal, Nerea Bilbatua y Eva María Sancha (4).

            Presentó y abrió el turno de intervenciones Cristina Garaizabal, sicóloga y feminista, perteneciente a Hetaira, colectivo en defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo. En primer lugar señaló los pasos dados a nivel internacional frente a este fenómeno de vulneración grave de los derechos humanos. Entresacando de ello la definición de trata de seres humanos contenida en el Convenio del Consejo de Europa de 2005. Convenio que consideró muy positivo.

            Después evaluó el Plan Integral contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual. Para ella, sin duda, «es un instrumento necesario que contempla una serie de medidas sociales, policiales y legislativas que pueden ser positivas para la protección y defensa de las víctimas de trata, así como para la persecución del delito». Sin embargo, en su opinión, presenta un conjunto de unilateralidades y deficiencias que pueden comprometer su eficacia, basadas en las ideas que subyacen sobre la prostitución, en no colocar en primer lugar la defensa de las víctimas, etc. Sobre ellas se extendió.

            Cogió el testigo Nerea Bilbatua, perteneciente a los organismos centrales de la asociación internacional Alianza Global contra la Trata de Mujeres (GAATW), una red mundial de organizaciones. Contó en primer lugar qué era esta red, y desde qué análisis de la realidad de la trata y desde qué punto de vista hacen su trabajo. 

            Y siguió con otros dos apartados. El primero tenía como objetivo explicar el sentido que daban al principio de la centralidad de los derechos humanos en la lucha contra la trata. Qué significa tener un enfoque de derechos humanos y a qué obliga. No sólo una declaración de intenciones, sino llevar a cabo lo que lleva implícito, la serie de medidas correspondientes. Lo que le llevaba a enlazar con el último apartado: los daños colaterales. Las consecuencias no deseadas de otro tipo de enfoques que se centran más en el control del crimen organizado, en el control de fronteras, etc.

            La última intervención fue la de Eva Sancha, abogada del Proyecto Esperanza, un programa fundado por las religiosas Adoratrices en 1999 para atender a las mujeres víctimas de la trata de personas con fines de explotación en España. Llamó la atención sobre que luchan contra todos los tipos de esclavitud, no sólo la sexual, porque existen otros como el trabajo forzoso, los matrimonios serviles, la extracción de órganos…

            Sus objetivos: proporcionar atención integral a las mujeres en esa situación con servicios residenciales (casas en muchos lugares de España para atención inmediata, con seguridad y anonimato) y no residenciales (la atención se presta igual aunque no acudan a una de esas casas), además de la labor de denuncia, información y sensibilización. En este punto, insistió en que esa atención se lleva a cabo sin ningún requisito previo: no se puede obligar a nadie, por ejemplo, a denunciar previamente para poder recibir cualquier tipo de recursos asistenciales, sean públicos o privados.

            La ultima sesión de las Jornadas estaba dedicada a La solidaridad israelí con Palestina; para hablar de ello se contaba con dos amigos, Meir Margalit (israelí) y Mohammad Jadala (palestino), que dan un ejemplo a ambas sociedades de cómo es deseable y posible su convivencia, porque ambos comparten la búsqueda de una solución justa para Palestina.

            Josefina Justicia, del Programa sobre Menores Extranjeros no Acompañados en Granada, que abrió y presentó este emotivo acto, recordó que no era la primera vez que se abordaba en unas Jornadas la situación del pueblo palestino como una más de las expresiones de la solidaridad con su causa frente a la ocupación y represión israelí. Pero esta vez se llevaba a cabo de una forma singular, mostrando y reconociendo –algo que no siempre se tiene en cuenta– el valor del movimiento de solidaridad israelí y de las labores conjuntas de organizaciones palestinas e israelíes.

            Después, centró su intervención en presentar a Margalit y Jadala. De Meir Margalit contó su especial trayectoria y su labor al frente del Comité Israelí contra las Demoliciones y en su etapa de concejal en Jersusalén (5), así como su empeño para crear La Alianza Israelo-palestina de ONG por la Paz, de la que es coordinador junto a otro palestino. Y de la misma manera se refirió a Mohammad Jadala, que ha sido portavoz del Frente Democrático de Liberación de Palestina y en la actualidad es director del Centro de Jerusalén para el Desarrollo y miembro de la Coalición para Jerusalén (una coordinadora de 23 ONG palestinas).

            Meir Margalit comenzó su intervención con una sentida disculpa: el tinte optimista sobre la marcha positiva de la sociedad israelí que mostró en el Jovencuentro (6) un mes antes de la carnicería producida en Gaza por el Ejército israelí, apoyado por una amplia mayoría social. Máxime cuando después la derecha más reaccionaria ganó las elecciones en Israel. Tras reconocer el error, señaló que eso le llevaba a dos reflexiones. La primera, acerca de la imposibilidad de predecir el futuro. La segunda, tenía que ver con cómo influye tan negativamente esa condición en la actitud de los israelíes –como él– empeñados en buscar soluciones al conflicto.   

            Pero a pesar de los cambios a peor producidos con Netanyahu y la extrema derecha al frente del Gobierno israelí, quiso mostrar los hilos de optimismo, destapados en una realidad tan cambiante, para poder seguir tirando de ellos en esa lucha. Uno de ellos era el cambio de discurso (no de política), de un modo cínico e interesado frente a la comunidad internacional y para el consumo interior, de Netanyahu, que por primera vez hablaba de paz, devolución de territorios, de Estado palestino... Ese nuevo discurso, a pesar de su intrínseca falsedad, si se insiste en él, puede a largo plazo acabar filtrándose en la sociedad. Es sabido que para que una realidad política se transforme hay que empezar cambiando el discurso.

            Por su parte, Mohammad Jadala dividió su exposición en cinco ejes. El primero consistía en definir el conflicto, su naturaleza. Con el segundo pretendía darnos a conocer rasgos de la vida cotidiana de la población palestina. El tercero estaba marcado por una pregunta: ¿es la paz posible? Una pregunta que, ahora, se adelanta a las que se hacían antes: cómo queremos la paz, cómo hacemos para llegar a ella. En el cuarto eje, Jadala lanzaba una propuesta de paz. Y en el último, se detuvo a hablar sobre la solidaridad con Palestina.

            En cuanto a la naturaleza del conflicto apuntó que su base estaba determinada por la ocupación y, por lo tanto, cualquier solución tiene que derivarse de ahí: para que no haya conflicto no tiene que haber ocupación. Pero, además, esa ocupación tiene rasgos especiales. Con ella, el Estado israelí «pretende no sólo apoderarse de la tierra, sino de la historia, de la memoria, de la comida, de los vestidos tradicionales…, de todo, a base de expulsar, negar, trasladar a lo que no es israelí o judío… Es una ocupación que quiere anular al otro, exterminarle; una ocupación exclusiva, no reconoce al otro».

            Tras terminar Jadala, se dio paso a las preguntas de la gente y a las respuestas de ambos. Una vez finalizado el coloquio, quienes asistíamos, puestos en pie, dedicamos un cálido y emocionado aplauso de reconocimiento a estos dos luchadores y de solidaridad con su causa, que compartíamos. Fue el inicio de la despedida de estas Jornadas, cerradas por la propia Josefina.

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(1) Anteriormente ocupó diversos cargos políticos, como concejala en Zaragoza, diputada de las Cortes aragonesas y diputada del Congreso. Hace unos meses, el Consejo de la Abogacía le hizo entrega del Premio Derechos Humanos a los centros penitenciarios por su labor de reinserción de presos.
(2) En esos momentos debía de participar en la presentación de la posición española sobre la independencia de Kosovo en la Conferencia internacional sobre esta cuestión.  
(3) Algunas de sus reflexiones pueden encontrarse en las páginas centrales del número anterior de la revista (nº 205 de noviembre-diciembre de 2009). También dedicamos otro informe sobre inmigración e integración en el 201, de marzo-abril de 2009.
(4) Sobre la trata de seres humanos, en el número 202, de mayo-junio de 2009, se publicaron dos artículos amplios, uno de Cristina Garaizabal y otro de Marta González, miembro del Proyecto Esperanza.
(5) Las páginas centrales del número 199-200 que abría el año 2009 recogían esa intervención de Meir Margalit, junto con otros textos y entrevistas relacionados con este pacifista, y activista solidario, israelí.
(6) Un encuentro bianual que promueve acciónenred.