Página Abierta
Crónica de las IX Jornadas de Pensamiento Crítico
(Página Abierta, 218, enero-febrero de 2012).

  Los días 3 y 4 del pasado diciembre se celebraron las IX Jornadas de Pensamiento Crítico, organizadas por Acción en Red, en el marco de la Universidad Carlos III de Leganés. Dieciocho años han pasado desde las primeras, con un formato similar siempre. En estas últimas se inscribieron unas 410 personas, provenientes de toda la geografía española, y alrededor de unas cincuenta más se calcula que asistieron a sus sesiones.
Dos días intensos con apenas tiempo entre sesiones para disfrutar del valor que como encuentro tienen estas Jornadas. Se realizaron cuatro mesas en plenario en el magnífico auditorio de la universidad, 11 conferencias, una proyección cinematográfica y una representación teatral. Y en la noche del sábado, la fiesta de rigor.

Mañana del sábado 3

Tras el saludo de apertura, Juan Manuel Brito, de Acciónenred-Canarias, presentó la primera mesa de las Jornadas: Los cambios en el mundo árabe, que contaba con la presencia de Luz Gómez y José Abu-Tarbush (1).

Luz Gómez ofreció algunos rasgos de su relectura de los movimientos y cambios producidos en algunos países árabes. Profundas observaciones de la acción interna, que añadían nuevas visiones e interpretaciones a la extensa gama de explicaciones difundidas sobre estos acontecimientos.

Para destacar la importancia que ha tenido para estas sociedades pasar de ser objeto a ser sujeto de la historia señaló tres hechos que encadenaba entre sí (2). Y de esa afirmación como sujeto hoy, quiso apuntar como la más notable característica de las revueltas la transversalidad: la presencia de una suma de agentes sociales amplios y diversos, movilizados al unísono. Algo nuevo en el panorama de la protesta social y política de años atrás, con una referencia especial al caso egipcio.

A la hora de hablar de las causas de las protestas en unos países y otros, otro rasgo que señaló fue la existencia –junto a elementos diferentes– de algunos factores comunes. Entre ellos, el papel del Ejército y de los líderes carismáticos nacionalistas en el mantenimiento durante tantos años de estos regímenes a los que se enfrentaban sus poblaciones ahora. Así como la influencia sobre estas sociedades de la inserción en la economía mundial occidental tras la caída del bloque soviético y de la experiencia movilizadora –no siempre subrayada– anterior.

En esa misma línea de entresacar algunos componentes compartidos de las rebeliones árabes, llamó la atención sobre la forma de expresar la protesta, además de su fuerte contenido. Un lema común era gritado y difundido por muy diversos medios: “el pueblo quiere que el régimen caiga”, no solo Mubarak o Ben Alí. Y se hacía masivamente en una lengua árabe no habitual en cada lugar, una expresión que podía ser entendida en todas partes, aunque no perteneciese al acervo coloquial de cada país de habla árabe.

Y en este punto se detuvo para advertir del papel importante que ha tenido Al Yazeera en la información y difusión de las revueltas, usando precisamente un árabe que se hacía comprensible y que unía a la diversidad de hablas, dando a su vez voz propia a gentes de uno y otro lugar. Aunque, frente a ese haber positivo de la televisión catarí, Luz también resaltó algunas sombras por sus silencios en relación con otras revueltas ocurridas al mismo tiempo que las tunecinas, egipcias o libias…

Un tema especial que podemos apuntar aquí de modo sumario son sus reflexiones acerca del islamismo, particularmente en Túnez y Egipto. En concreto, sobre los diversos islamismos y su papel en estos procesos.

Por un lado, las diferentes tendencias en el caso egipcio, dentro de los Hermanos Musulmanes. Una de ellas, la que insistía en apartarse de la política y trabajar por una islamización mayor de las costumbres, lidera ahora la Hermandad y convive bien con el sistema político-social que controla la cúpula militar (3). La otra, la que aparecía como más subversiva en el plano político, perseguida o tolerada en diferentes épocas, aparece dispuesta también a conservar una cuota de poder dentro del mantenimiento del régimen militar reformado.

Por otro, el caso tunecino, muy distinto del descrito antes. En Túnez el islamismo fue borrado a finales de los ochenta de la escena política. Entonces, en su interior se produce una reelaboración política e ideológica. Entre otros, los nuevos componentes de este islamismo de corte culturalista y cívico son: el papel liberador que se otorga a las mujeres en la sociedad y la primacía del principio de igualdad ante la ley, independientemente de las ideas, de la confesión religiosa. Una pretensión de inserción mayor en el sistema democrático, en el que no se busca la imposición de la sharía. Estamos hablando de la corriente representada por El-Nahda, que ha ganado las elecciones recientes en este país.

Por último, habló del papel de las redes sociales y de las nuevas tecnologías en estas revueltas. Ella piensa que se ha destacado más de la cuenta, sin considerar las dificultades de acceso inherentes a las condiciones de mayor pobreza de estas sociedades. Más papel, en su opinión, han tenido las cadenas de televisión. Fenómeno interárabe, que recrea una nueva arabidad, con dos situaciones que mantienen la tensión en las sociedades árabes: lo que acontece en Irak y Palestina.

Por su parte, José Abu-Tarbush fijó el objetivo de su charla en trazar, desde la perspectiva internacional, un cuadro sobre los factores externos que inciden en las dinámicas de los últimos acontecimientos del mundo árabe. Desde ese ángulo extraía una primera conclusión: el carácter endógeno de las revueltas. En lo fundamental, no han estado inspiradas ni alentadas por ninguna potencia externa, ya sea regional o mundial. Lo que no niega que en estos acontecimientos haya presidido una especial atención de las principales fuerzas internacionales, llegando incluso a la intervención.

Evidentemente, pues, los factores externos han jugado un papel. Un dato curioso lo ejemplifica: el cambio de discurso de los actores externos, que pasan de sostener a los regímenes que suscitan la protesta a ser, en parte, adalides del apoyo a las propuestas de cambio.

Amparado en este hecho, José Abu se pregunta en voz alta si estamos hablando de una variación de las principales potencias y superpotencias en su comportamiento en el sistema internacional, dispuestos efectivamente a alentar que los árabes reconstruyan su propia identidad, su espacio de libertad, sus derechos, o por el contrario se trata de una adaptación a los nuevos retos para renovar y relegitimar la forma de dominación política y el control sobre este mundo desde el exterior. 

Para dar respuesta a este interrogante, primero hizo un análisis histórico de la evolución de la presencia internacional en Oriente Próximo y Medio: del fin de la dominación otomana y su sustitución por la europea, a la consolidación –tras la creación de los modernos Estados árabes y el asentamiento de la colonización israelí– del cambio por la implantación de la influencia y presencia de la nueva potencia internacional tras la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos, en competencia muy desigual con la otra potencia de la guerra fría, la URSS.
A este recorrido histórico le siguieron unos apuntes sobre la estrategia de la supremacía estadounidense de los años que van de la posguerra fría a la reacción de EE. UU. a los atentados del 11-S. Desaparecida la URSS, EE. UU. incrementa su presencia y dominio. Después, un nuevo enemigo sustentará ideológicamente su asentamiento en la zona: ya no es el comunismo, ahora es la amenaza del terrorismo yihadista. Y más allá de esta (que no puede considerarse solo retórica), otra amenaza es tenida en cuenta, el peligro para sus intereses de las pretensiones hegemónicas de la potencia iraní, una vez perdida hace años su influencia sobre este país.

El hecho de que esta región, tanto ayer como hoy, sea un escenario de la conflictividad entre las grandes potencias, y de los propios Estados árabes que buscan su hegemonía en el entorno, es fruto del interés geopolítico y geoeconómico de la zona. En el primer caso, por el valor territorial como paso fronterizo Oriente-Occidente, por sus canales y estrechos altamente estratégicos… En el segundo caso, porque en esta región se conservan las mayores reservas de las fuentes energéticas del mundo, principalmente el petróleo, pero también el gas. 

Y pasó, por fin, a ver el juego en el que se han movido los mandatarios internacionales, y en particular, los estadounidenses ante las revueltas árabes. Dos opciones se le presentaron a EE. UU.

Primero rechazarlas, apoyar a las dictaduras y a su represión. Esa era la postura mantenida hasta esos momentos. El resultado era conocido, disfuncional, con importantes costes  políticos previsibles: una nueva ola de radicalización islamista, mayor inestabilidad en la zona, perder una oportunidad histórica con el advenimiento de una democratización no impuesta externamente, manu militari, sino gracias a una demanda interna.

La otra: el apoyo, obteniendo así un cambio de imagen y una mayor legitimidad a su influencia. Aunque fuese limitado y condicionado, como se ha mostrado en su diferente actitud ante el cambio tunecino y el egipcio. O con el doble rasero mirando hacia Libia o hacia las petromonarquías del Golfo, como Barhein.

Sobre el papel de los actores regionales en esta crisis de los regímenes árabes, sin duda desigual, se detuvo un poco más en la posición turca y sobre todo en la israelí.

El Estado israelí ha permanecido intencionadamente callado, porque, entre otras cosas, estaba encantado de vivir en un mundo de autocracias. No solo para proyectar su imagen exterior como un oasis de democracia frente a un desierto de autoritarismo, sino porque esas autocracias eran el mayor blindaje que tenía para su seguridad en la región, para no ser contestado por las sociedades árabes que las sufrían o sufren. El caso egipcio es paradigmático. Los cambios internos iniciados tendrían un reflejo en la fijación de la política exterior, que no se podrá hacer seguramente de espaldas a la nueva ciudadanía.

Día 3, las sesiones de la tarde

El sábado 3 por la tarde a primera hora se celebraron cinco sesiones simultáneas. Había que escoger. De modo muy somero damos cuenta de lo planteado en ellas por quienes las protagonizaron. Después, el auditorio acogería una sesión plenaria. Y cerraría el día una representación teatral.

• En una de estas sesiones simultáneas, la excaldesa de Salt, Iolanda Pineda (4), habló de este peculiar pueblo de la provincia de Girona, de su evolución por las sucesivas inmigraciones, de su composición étnica y social, de las dificultades de convivencia y de su experiencia al frente del Ayuntamiento en la búsqueda y puesta en práctica de soluciones a los difíciles problemas de esta comunidad. La transcripción de buena parte de su exposición se publicará en la entrega de esta web del 20 de marzo.

• Con el título Políticas frente a la crisis económica actual estaba anunciada la charla de Gabriel Flores (5). Dividió su exposición en tres apartados: la coyuntura actual; tres interrogantes (sobre “el final de la crisis”, “la duración de la nueva recesión” y “la gravedad de la deuda pública”), y algunos datos y tendencias. Comenzó hablando del agravamiento de la crisis desde mediados de 2010, con los agudos problemas de la deuda y de la falta de liquidez que alcanza incluso a países como Italia y España, y de la ineficacia de las políticas europeas para atajar esta crisis, anunciando lo que luego se confirmaría sobre el resultado de la cumbre de diciembre. De este  análisis concluía la falta de alternativas a corto y medio plazo para el caso español al depender de las políticas europeas y por la enorme dificultad de transformar nuestras estructuras productivas. 

• Una tercera sesión, La violencia en la narrativa colombiana, tuvo como conferenciante a Medinaceli Parrilla (6), quien combinó sus reflexiones sobre la sociedad y la literatura colombianas  en diferentes periodos con la lectura de determinadas obras literarias.

El 9 de abril de 1948 cayó asesinado Gaitán, el candidato liberal que tenía todas las posibilidades de ganar las elecciones frente a los conservadores. Este hecho desencadenó una ola de violencia como nunca se había conocido antes en el país y que se prolongó hasta los años 60. Y lo que es más importante, una permisividad hacia la violencia y la resolución violenta de los conflictos. Muchos analistas opinan que la situación de los años ochenta, e incluso la actual, no sería igual si esos hechos violentos se hubieran atajado, si la violencia no se hubiera instalado en la vida de los colombianos como algo habitual.

Para ponernos en contacto con la época relativa a las guerras entre liberales y conservadores, Medi eligió La mala hora, de Gabriel García Márquez, y Cóndores no entierran todos los días, de Álvarez Gardeazábal. Para intentar entender la sociedad de los años ochenta, años en los que el narcotráfico está en su momento álgido y marca las vidas de toda una generación, nos dio a conocer sus estudios sobre las novelas La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo, Leopardo al sol, de Laura Restrepo, y El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez, que tratan la violencia desde el punto de vista de un sicario, de una familia enfrentada cuyos miembros se van asesinando unos a otros y de cómo le cambia la vida a una víctima de un atentado, respectivamente.

• En la conferencia sobre El bienestar de los animales, a modo de introducción, Daniel Soutullo (7) comenzó con una breve descripción de los factores que motivaron que, en las últimas décadas, se produjesen cambios de actitud cada vez más generalizados hacia los animales; así como de las diferencias (anatómicas, fisiológicas y sociales) entre humanos y animales no humanos en cuanto a sus características, propiedades y atributos.

Después de señalar las insuficiencias de la perspectiva antropocéntrica tradicional, ejemplificada en la doctrina moral de Kant, que únicamente reconoce la existencia de deberes indirectos hacia los animales, analizó pormenorizadamente las dos principales doctrinas alternativas que reconocen valor moral a los animales por sí mismos: la utilitarista, representada por Peter Singer, y la deontologista, representada por Tom Regan. Aunque ambas doctrinas, en opinión de Soutullo, resultan interesantes por reconocer, desde distintos puntos de vista, valor moral a los animales, presentan un buen número de problemas y contradicciones cuando se enfrentan a situaciones en las que la salvaguarda de la vida de los animales y de los humanos puede entrar en conflicto.

Como corolario de la discusión, realizó una propuesta que denominó de “antropocentrismo débil”, basada en el reconocimiento de valor moral a los animales, pero no al mismo nivel que el que reconocemos a los humanos. Desde su perspectiva, es necesario hacer una gradación en cuanto a las obligaciones morales que tenemos frente a los humanos y frente a los animales y, asimismo, entre las distintas especies animales, en función de características tales como la capacidad de sentir dolor, el grado de autoconsciencia, la racionalidad o la posesión de sentido moral.

La charla concluyó con algunas propuestas de cambios (tanto legales como en las prácticas sociales) en el trato que reciben los animales, referentes a la cría industrial, la supresión de la lidia o la de la caza deportiva, entre otros.

• La quinta sesión simultánea, El debate nuclear tras Fukushima, fue realizada por Francisco Castejón (8). Para él, el accidente de Fukushima-Daiichi marca un antes y un después en el debate nuclear, puesto que presenta dos características nuevas. Por un lado se produce en una potencia tecnológica de primer orden como Japón, que es, además, un país perfectamente homologado con las prácticas democráticas occidentales. Por otro lado, el iniciador del accidente es un hecho externo a la central, y los medios de seguridad no son capaces de evitarlo.

El primero de estos dos hechos pone de manifiesto que las medidas que se toman habitualmente en países con libertades democráticas son insuficientes para controlar a la  industria nuclear. TEPCO, la empresa propietaria de la central  nuclear, mintió antes y después del accidente, lo que resulta inadmisible cuando se trata de minimizar los efectos de la radiactividad sobre la población y el medio, pecó de imprevisión a la hora de intentar controlar los reactores y cometió muchos errores en  las tareas de lucha contra el accidente.
El segundo muestra a las claras que es imposible para los imperfectos humanos garantizar de forma absoluta la seguridad nuclear, puesto que no se puede prever todo lo que puede ocurrir fuera de una central nuclear.

El problema de la seguridad, junto con el de los residuos radiactivos y el de la proliferación nuclear, debería ser suficiente para abandonar definitivamente esta fuente de energía. De hecho así se ha planteando en numerosos países como Alemania, Suiza,  Bélgica, Italia… Sin embargo, todavía encontramos otros, como es el  caso de España, en que el Gobierno no cuestiona la continuidad de las centrales nucleares y apuesta por la prolongación de la vida de los  reactores que funcionan, atendiendo al objetivo de que la industria nuclear pueda obtener máximos beneficios.

En la tarde del día 3 se celebró el segundo plenario de estas Jornadas: una conferencia de Máximo Cajal (9), anunciada en el programa con el título Ética y política en la labor diplomática, como un examen, desde una experiencia intensa, de las tareas de la diplomacia, de sus retos y funciones en el mundo actual, de sus problemas y dilemas. Presentó y dirigió esta sesión Miguel Rodríguez Muñoz, del consejo asesor y colaborador de Página Abierta. Su intervención se puede leer en esta remesa de artículos de nuestra página web.

Y como ya se ha dicho más arriba, tras esta conferencia, el Dúo Xupetón (10) nos deleitó con la representación de su propia obra, Once cuchillos y un poema de amor.

El domingo 4, a primera hora de la mañana

Con un nuevo espacio de sesiones simultáneas se inició el trabajo de las Jornadas en la mañana del domingo.

• Una de estas conferencias, titulada El pensamiento científico y la ideología de izquierdas, estuvo dedicada al análisis de los puntos de vista que hoy se tienen sobre la ciencia y las políticas científicas que la impulsan. Miguel Ángel Quintanilla (11) fijó su atención primero en la necesidad de una revisión del pensamiento de la izquierda en diversos campos, y en particular en el de la labor científica, frente el predominio de la ideología conservadora. Para acabar adelantando unos decálogos de principios y valores que deben presidir esa revisión en la actividad científica y en su desarrollo tecnológico.

La intervención de Miguel Ángel Quintanilla será reproducida en su integridad en la entrega de esta página web del próximo 20 de marzo.

• La marroquí Sakina Souleimani (12) fue la encargada de hablarnos sobre las Mujeres magrebíes en España. El objetivo de la charla era romper con la imagen estereotipada y homogénea de “la mujer marroquí” y con los mitos que se han construido en torno a ella, para poder aproximarnos a una realidad que es más diversa de lo que la actual inmigración marroquí femenina en España nos transmite. Una imagen de mujer sumisa y dependiente que no es representativa de todas las mujeres marroquíes.

En su charla, Sakina explicó las grandes diferencias entre unas y otras mujeres a través de su pertenencia a uno de los tres tipos de familia que resumió como “familia tradicional”, “familia moderna” y “familia intermedia”, una división muy relacionada con aspectos relativos a la situación socioeconómica de esas familias, el origen rural o urbano, o el mayor o menor apego a determinadas tradiciones culturales.

Pero el aspecto más sobresaliente de la charla fue su exposición sobre cómo practicar la interculturalidad. Explicó que no basta con ver lo externo de las mujeres marroquíes para hacernos una idea de lo que son y de cómo piensan, sino que es necesario entrar en la parte invisible, la constituida por su forma de ver el mundo, por lo aprendido y desaprendido de costumbres y tradiciones no siempre ni forzosamente vinculadas a la religión, por sus expectativas y sus capacidades para negociar su lugar en la sociedad y luchar por él. Más que una explicación, fue una lección imprescindible para quienes pretendan conocer realmente no solo a las mujeres marroquíes, sino a cualquier grupo social de historia y cultura distinta, como paso necesario para establecer unas relaciones sociales interculturales en pie de igualdad.

Carlos Vaquero (13) expuso sus reflexiones sobre La no-violencia como filosofía y acción política. Existen, explicó, diversas formas de entender la noviolencia como forma de pensamiento y como corriente de acción. Se suelen distinguir dos grandes tradiciones, la de Principios y la Prágmática. La primera, de inspiración moral o religiosa, es entendida como filosofía, como forma de vida. La segunda se centra en los métodos y en la dinámica de la acción no violenta y no tiene implicaciones para el estilo de vida personal o para el cómo debería vivir la gente. Ambas tradiciones tienen un elemento en común: la acción no violenta, aquella que evita la violencia física y que se concibe como un método para librar conflictos que pretende ser eficaz.

La acción no violenta utiliza métodos que son compatibles con las metas que se persiguen, pues considera que todo medio es la semilla de lo que se construye, permite la máxima participación en la lucha social, favorece la atracción de oponentes y terceros y conduce por lo general a menos víctimas. Aunque,  para que sea eficaz,  debe ser planificada, organizada y tiene que “aprender” de las múltiples experiencias históricas de pacificación y acción no violenta.

En sociedades como las nuestras –concluía Carlos Vaquero–, donde la cultura de la violencia para conseguir diversos objetivos tiene una incidencia tan grande, la educación en la noviolencia adquiere un carácter central. La noviolencia tiene que demostrar que puede dar respuesta a una variedad de situaciones, algunas tan complejas como represiones severas, dictaduras o agresiones armadas; así como asumir la ambivalencia del ser humano, que es capaz de lo mejor y de lo peor. Así como una sociedad sin violencia es una utopía, hoy sabemos que podemos “pacificar las costumbres” y aspirar razonablemente a sociedades donde la violencia sea reducida a su  mínima expresión.

Miradas del amor y la sexualidad a través del cine, así titularon su trabajo Noemí Parra y Carlos Pérez (14), ambos miembros de la coordinadora estatal del Programa Por los Buenos Tratos  de Acciónenred.

Carlos y Noemí fueron un poco más allá en el trabajo de difusión de las ideas que desde hace años se viene trasmitiendo desde el Programa PLBT. En esta ocasión utilizaron el cine para profundizar en la reflexión sobre las ideas en relación con el amor, la pareja y la sexualidad que influyen en nuestras expectativas y comportamientos en estos ámbitos relacionales. Un modo de exponer y trabajar los mitos del amor y las concepciones sobre la sexualidad que se cuestionan en el Programa PLBT.

Mostraron cómo el cine puede ser una herramienta útil para este fin, ya que desde su creación ha sido un medio de transmisión de valores y conductas sociales, ha tratado a menudo las cuestiones del amor y la sexualidad y ha marcado cuáles son las formas de comportamiento aceptables en estos temas. Aunque, tal y como se pudo apreciar en la muestra proyectada, el conjunto de la obra más difundida internacionalmente es poco crítica con los valores tradicionales o del encorsetamiento de los papeles que se pueden jugar en este tipo de relaciones.

En conclusión, sin el ánimo de normativizar, consiguieron mostrarnos de manera gráfica los contenidos del Programa PLBT, y además nos hicieron partícipes de un material excelente para trabajar con jóvenes y adolescentes.

La crisis actual y los problemas ecológicos era la quinta sesión por elegir. En ella, Óscar Carpintero (15) habló de las relaciones entre la crisis económica en que nos encontramos y el medio ambiente. Repasó los impactos ambientales del modelo de crecimiento que hemos tenido en nuestro país en los últimos años, basado en la construcción y en el uso masivo del transporte motorizado. Además evaluó los efectos de la crisis sobre la percepción pública de los problemas ambientales,  mostrando cómo la preocupación por asuntos relacionados con la mala situación económica desplaza las preocupaciones ambientales en la opinión pública hacia posiciones más secundarias.

Esto, junto con las limitaciones que, a corto plazo, impone la protección, hace que las  políticas públicas se olviden de los problemas ecológicos. Así, por  ejemplo, las medidas que conducen a una ordenación del territorio más  sostenible o a la disminución de las emisiones contaminantes se relegan para facilitar el ahorro que disminuya el déficit a corto plazo, o se ignoran para facilitar políticas que defiendan los  sectores productivos.

Finalmente, Óscar Carpintero desgranó algunas propuestas que intentan conciliar la protección del medio ambiente con el bienestar. Sostiene, en ese sentido, que es clave reivindicar la suficiencia, la igualdad y la autolimitación colectiva. Para ello sería necesario equilibrar el bienestar como combinación de bienes, tiempo y relaciones. En la actualidad estaríamos condenados a elegir entre “bienes sin tiempo, o tiempo sin bienes”.  La austeridad es necesaria puesto que mejora la  posibilidad de llevar una vida autónoma: reduce dependencias. Y defiende la igualdad como fórmula de equidad social y de reducción de huella ecológica, puesto que desaparece el efecto “imitación” de ricos y la espiral de emulación.

Plenario: el final de ETA

En la segunda hora de la mañana del día 4, tras la presentación de Elo Mayo, comenzó esta sesión plenaria sobre El fin de ETA un miembro destacado de Gesto por la Paz: Jesús Herrero (16). Su intervención estaba dirigida a hablar de este colectivo, de su evolución y trayectoria desde 1986, año de su creación. Surge entonces desde una perspectiva ética de rechazo a la violencia, con el objetivo de concienciar a la sociedad vasca de ello.

Para esta asociación, la violencia no estaba justificada, y solo podía promoverse desde una postura totalitaria y de no respeto a los derechos humanos. En la sociedad vasca y navarra existen conflictos políticos, muchas veces provocados por su propia pluralidad, pero esos conflictos no justificaban el uso de la violencia. Y, precisamente, esa violencia habría de suponer una dificultad muy importante a la hora de hacer una política normalizada.

Los problemas de convivencia que han existido –de los que se han hecho eco en sus campañas públicas– se agravaban por el hecho de que una parte de las personas más arrinconadas estaban amenazadas por lo que Gesto por la Paz denominaba la violencia de persecución, que ponía en graves dificultades la labor política de determinadas opciones y la práctica de determinadas profesiones: periodistas, jueces, empresarios…

Un ejemplo de la evolución de esta asociación es la incorporación posterior a su nacimiento de lo que ha sido después una posición central de su pensamiento y práctica: el rechazo de la violencia había de hacerse desde la perspectiva de las víctimas; en primer lugar, tratando de visibilizar siempre su realidad y condición: las víctimas son las trágicas destinatarias de un ataque dirigido contra toda la sociedad. 

Dentro de esta labor solidaria con las víctimas, Herrero recordó las campañas sobre los secuestros, las que se simbolizaban con el lazo azul. En concreto, la cruel incongruencia que suponía ver cómo un grupo abertzale aparecía enfrente de sus concentraciones de exigencia de libertad ante un secuestro gritando a favor de la libertad de Eukal Herria.

Su profunda convicción de la defensa de los derechos humanos para todas las personas les llevaron, desde 1994, a promover el acercamiento de los presos. El debate entonces estaba centrado en el agrupamiento o la dispersión. El acercamiento era una petición que se correspondía con sus posiciones humanitarias.

También han estado a favor de los procesos de reinserción analizando y exponiendo cuáles debían ser las condiciones para abordar esos procesos: en especial el reconocimiento del daño causado y la desvinculación de la violencia.

Terminó hablando sobre cómo abordar el presente y futuro tras la decisión de ETA del cese definitivo de su actividad armada. En primer lugar, recordó de qué manera Gesto por la Paz respondió a esta decisión y a la explicación que de ella daba ETA: con el lema Lortu dugu (“lo hemos conseguido”), que compendiaba bien el sentido que pretendía tuviera para la sociedad vasca ese paso dado, unilateral y sin condiciones, por la organización terrorista; la misma sociedad había conseguido el fin de una historia trágica sin hacer ningún tipo de concesión política.

Y ahora, decía, surge la pregunta de ¿para qué lo sucedido?, ¿de qué ha servido? Y, con tres ejemplos, Herrero nos acercó a la falta de sentido del drama colectivo vivido. 
Pero son muchos los campos de acción necesarios para hacer efectivo ese final de ETA y restaurar lo quebrado en la sociedad vasca. En el ámbito de la política, normalizando la presencia y acción de todas las opciones políticas. En el plano de las ideas y relatos, animando una transformación de la izquierda abertzale y su entorno, quienes han contextualizado y justificado la violencia. Poniendo en el primer plano de la preocupación y acción de la sociedad vasca la “reconciliación hacia las víctimas”, una responsabilidad de solidaridad activa. 

Por último, en cuanto a cómo resolver el problema de los presos, señaló que no procede adoptar medidas excepcionales como la amnistía o medidas similares que signifiquen pasar página sin más. Sin embargo, cree que existe un amplio campo dentro de la legalidad a la hora de abordar su situación penitenciaria y para propiciar procesos de reinserción personales.

Continuó Xabier Etxeberria Mauleon (17) planteando de entrada un título a su exposición en forma de pregunta: ¿Por qué final de ETA trabajar? Cuatro apartados prefiguraban su respuesta: 1) un final como derrota; 2) un final con memoria: las víctimas; 3) un final con justicia que reconcilia, y 4) un final que permita la recomposición de la confrontación identitaria nacional.

Veía necesario marcar que la decisión de ETA era fruto de una derrota, debida a la confluencia de tres presiones: la policial, la judicial y, sin duda, la social, la que no siempre se destaca. La izquierda abertzale, sin embargo, vende esta derrota como una renuncia voluntaria, como contribución no condicionada a la paz. Para Etxeberria esto supone algo muy negativo, grave incluso, porque significa que su renuncia a la violencia es estratégica, lo cual muestra  que en esa postura, si se queda ahí, anida el irrespeto moral a las víctimas.

Partiendo de la consideración de que ha sido una derrota, trazó unas líneas de cómo alentar cívicamente esta visión y cómo profundizar en su contenido moral y social. Eso supone, en primer lugar, hacerse cargo de todo lo que implica de positivo que ETA haya renunciado a la violencia. Y, en segundo lugar, desenmascarar los ocultamientos de la derrota sin enfatizar la dimensión militar de esta.

En definitiva, se trata de lograr la derrota social y política de las opciones terroristas, que resulten inaceptables los medios y los fines, contagiados por ellos, para el conjunto de la ciudadanía. Y la máxima derrota de esas opciones se consigue cuando es el propio terrorista el que las derrota en su interior.

Para abordar la idea de un final como memoria, comienza señalando que hay dos esquemas de cierre de la violencia. Uno, inaceptable, que pretende  pasar página. Otro, clave para la paz, que solo será tal si se hace justicia al pasado de violencia, si lo integra regenerándolo, lo que conlleva la emergencia de las víctimas –de todas– que ha creado ese pasado.

Se trata, pues, de una paz con memoria, que comprende varios campos. La subjetiva, la de quienes han sufrido la violencia, de su experiencia concreta de victimización: la base de todo. La judicial, que aún tiene capítulos que rellenar. La histórica (profesional). Y, por fin, la memoria social, la que plantea el reto más decisivo; que se sustenta en las precedentes, pero que es otra cosa: la memoria socializada en el conjunto de la ciudadanía.

Esta memoria no es un único relato compartido por todos, sino un fondo común en la pluralidad de relatos que responda a una honesta intención de verdad y de justicia con las víctimas. En consecuencia, habrán de quedar fuera, por ejemplo, las versiones del terrorista heroico: que resulten inadmisibles socialmente los héroes violentos e inaceptables sus homenajes públicos.

El tercer elemento de respuesta que planteaba es el de apoyar la acción de que sea un final con justicia que reconcilia. Tres son los modelos de justicia que se suelen considerar: el retributivo, el transicional y el restaurador. El primero (por el que parece que la sociedad española más se inclina) consiste en aplicar al victimario un mal equivalente al que ha realizado; es decir, se centra en el sujeto violento, y solo colateralmente en la víctima. El segundo, la justicia transicional, que busca excepciones a la justicia retributiva, para hacerla más débil, en momentos determinados, como cierre (en falso) de la reconciliación. Y la tercera, la restauradora.

Esta última, por la que él apuesta, ha de pretender, primero, que se rehaga la convivencia; segundo, que lo haga asimétricamente, puesto que víctima y victimario no están en la misma posición; tercero, diferenciando las medidas dirigidas a las víctimas (a todas, para que haya imparcialidad) de las dirigidas a los victimarios (de todo tipo, para que no haya impunidad). Las que corresponden a las víctimas, como irrenunciables, han de responder a los principios de verdad, memoria, reconocimiento y reparación. Las dirigidas al victimario, a la posibilidad de reducciones o transformaciones de penas carcelarias orientadas a su plena integración social con condiciones: renunciar a las memorias victimizadoras, en relatos, homenajes, etc.; reconocer el daño causado como injusto; realizar una crítica básica al pasado violento; colaborar en lo que le toca en relación con la reparación a la víctima; integrarse efectiva y establemente en el Estado de derecho, de los derechos humanos.

Con la justicia restauradora se alienta la reconciliación, que Etxeberria  entiende, de modo genérico, como la restauración renovada de las relaciones quebradas. Y en este caso, hay que atender a dos niveles: el subjetivo (en el que se ven envueltos víctima y victimario) y el cívico, el que debe producirse en la sociedad en su conjunto. En este segundo nivel, en el que la violencia ha destruido una relación de ciudadanía, la reconciliación se plantea como restauración de la convivencia y coexistencia pacíficas y normalizadas, acordes con las pautas democráticas.

En relación con el cuarto apartado anunciado, un final que permita la recomposición de la confrontación identitaria nacional, se limitó a enunciar dos grandes campos de acción. Uno, el de los reconocimientos cívicos recíprocos. Y otro, el de cómo llevar a cabo las necesarias tareas compartidas.

Cerró la sesión Milagros Rubio (18), en cuya intervención insistió en reflexiones y tomas de posición similares a quienes le precedieron al hablar de las cuatro cuestiones –el relato, las víctimas, los presos y la normalización– en las que dividió su exposición. De ella, entresacamos solo algunas de esas visiones.
Al hablar de la mirada a lo sucedido, fijó su atención en la crítica al relato tan presente en las filas del abertzalismo de los dos bandos enfrentados, de explicar la historia vivida como una confrontación entre dos violencias.

Por otro lado, en este mismo campo de la memoria, insistió en la necesidad de mostrar el carácter totalitario, antipluralista, antidemocrático de ETA y su entorno. De no olvidar cómo a pesar de ello ha contado con un importante apoyo en la sociedad vasca, cuando no con el silencio y consentimiento. Como tampoco se puede pasar página sobre la responsabilidad criminal o contraria a derecho de las instituciones estatales en la lucha antiterrorista.

En cuanto al reconocimiento y apoyo a las víctimas, se detuvo en la importancia, por justicia y equidad, en hacerlos extensivos a todas las víctimas de la violencia, de ETA, de otros terrorismos y de la acción ilegal de los servidores públicos. Pero en ello conviene distinguirlas, que cada una tenga el relato que merece. Y en ese sentido, piensa que la defensa de su reconocimiento tiene que sortear un riesgo: alentar el relato de la confrontación de dos bandos, sea desde la versión más etarrra, sea en la versión de la equidistancia.

Para Milagros, el asunto de los presos debe plantearse desde la perspectiva de la integración e inserción social en un nuevo contexto: sin ETA, de reconstrucción de la convivencia social, con criterios de justicia, proporcionalidad, humanidad y legalidad. Y sobre la base también de la respuesta de reciprocidad “por adelantado” hacia las víctimas de los penados. Lejos de las pretensiones de “precio” implícito por la desaparición de ETA.

Por fin, al hablar de la normalización de la convivencia social y de la política en la sociedad vasca y navarra, esta dirigente de Batzarre con dilatada experiencia solidaria e institucional adelantó un diagnóstico: “La vida política se va a ir normalizando, día a día, gota a gota… De momento prevalecerán más los cambios de forma y de estilo”.

La tarde del día 4

En la tarde del segundo día de las Jornadas, a primera hora, se pudo elegir una de las dos sesiones previstas: una conferencia sobre las políticas de igualdad entre hombres y mujeres o la proyección de la película documental Los dioses de verdad también tienen huesos.
Después de estas sesiones se cerrarían las Jornadas con la cuarta sesión plenaria dedicada a hablar del 15-M.

María Pazos Morán (19) dividió su intervención dedicada a las Diferencias europeas en las políticas de igualdad en tres partes. En la primera, y más extensa, esbozó un amplio panorama de la desigualdad entre hombres y mujeres en España en el campo del trabajo asalariado y del cuidado y dedicación a las tareas domésticas. En la segunda parte expuso una de las políticas que en la UE se ha puesto en práctica dentro de las políticas de igualdad: los permisos de maternidad, de paternidad y parentales (que pueden ser disfrutados por el padre o por la madre, indistintamente) y las diferencias según los países.

Finalmente, propuso algunas medidas para paliar la desigualdad: que  los permisos parentales sean por ley intransferibles de un cónyuge a otro; suprimir la posibilidad de declaración de la renta conjunta, y –su propuesta más controvertida– la supresión de la pensión de viudedad para los nuevos matrimonios, porque, en su opinión, ambas medidas (declaración conjunta y pensión de viudedad) favorecen la dependencia de las mujeres y las desincentivan para buscar trabajo.  Criticó asimismo el desarrollo de la ley de dependencia por la generalización de la paga a las cuidadoras familiares, que consagra la dedicación de las mujeres al cuidado por un salario de miseria.

Los dioses de verdad tienen huesos es una película documental con guion y dirección de Belén Santos y David Alfaro y un buen ejemplo de cómo hacer cine de calidad de un modo diferente, con pocos recursos, escaso equipo técnico y muchas amistades que colaboran como sólo ellas saben hacerlo: gratis.

David Alfaro y Belén Santos conocían el trabajo, en Guinea Bissau, de Santiago y Víctor, de la Asociación Aida. Por eso, decidieron pagarse los billetes, viajar hasta allí con dos cámaras digitales y acompañarles en su quehacer cotidiano.

La historia de Los dioses de verdad tienen huesos se cuenta alrededor de una mesa, tras una comida, en la que participan Michael, un franciscano que consigue autofinanciación vendiendo insospechados artículos; de Johannes, un médico que afirma que lo que le gusta es la gente y que sí, que está un poco loco; de Augusto, un médico guineano que quiere estar y permanecer junto a su gente, poniendo toda su profesionalidad al servicio de los demás; de una mujer cubana, realmente peculiar…

Los dioses… tiene también como protagonistas, entre otros, a Quemo, a Aladje, a Djenabú, a Safiato y Segunda (dos niñas de diferentes etnias, unidas por una experiencia similar y que viven y se viven como hermanas)… Son niños y niñas que esperan el momento de ser evacuados del continente africano para recibir el tratamiento médico que precisan. Esta película cuenta la pelea, la lucha contra el tiempo, contra la burocracia (que ralentiza los procesos), y la necesidad de  implicar a las sociedades europeas en este tipo de problemas.
Por fin, y horas antes de la fiesta de celebración de las IX Jornadas de Pensamiento Crítico, se realizó una mesa, con Fabio Gándara y Joseba Elola (20), pensada para hablar de La Red, los movimientos sociales y el 15-M: “El papel de los cambios en la información y comunicación, y su influencia en las redes y movilizaciones sociales. La experiencia del 15-M, valores y perspectivas de futuro”. Presentó esta sesión Nora Miñán, de Acciónenred-Andalucía, quien adelantó algunos interrogantes sobre el presente y futuro de este proceso de reacción social frente a los poderes económicos y político-institucionales.

Joseba Elola, con una breve intervención, a la par que contaba su experiencia de la acampada de Sol, trasmitió sus sentimientos de admiración hacia estas movilizaciones, que quedaron bien reflejadas en su trabajo periodístico. Por su parte, Fabio Gándara se extendió en detalle en los pormenores de la gestación de lo que se ha venido a llamar movimiento 15-M y en la esperanzadora trayectoria seguida, augurando una segura continuidad. La sesión así se convirtió en un homenaje al impulso que ha supuesto esta legítima protesta en el ánimo movilizador de la sociedad, al poso que ha dejado en ella.

Y con esto cerramos aquí esta crónica de unas Jornadas que pueden valorarse como “sustanciosas” y positivas para quienes pudieron acudir a ellas. 

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(1) Luz Gómez, profesora titular de Estudios árabes e islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid. José Abu-Tarbush,  profesor titular de Sociología de la Universidad de La Laguna.
(2) Primero, remontó su mirada más allá de 200 años a la anécdota del desembarco en Alejandría de Napoleón, quien quiso explicar a la población egipcia su presencia militar como una misión liberadora, difundiendo ampliamente en carteles escritos en árabe esta justificación. De ahí pasó a recordar la gestación de un mundo árabe con forzadas fronteras entre sí hace menos de 100 años, al desaparecer el imperio otomano. Y por último, la visita a El Cairo y el discurso –“liberador”, también– del presidente de EE. UU., Obama, en 2009.
(3) Representada por el Partido Libertad y Justicia, que ha ganado de las pasadas elecciones con un 36% de los votos. Siendo Al Nur, el grupo salafista, la segunda fuerza con un 28%.
(4) Iolanda Pineda, abogada y alcaldesa del municipio de Salt desde junio de 2007 hasta junio de 2011 por el PSC.
(5) Gabriel Flores, economista y colaborador habitual de Página Abierta. Y de la web pensamientocrítico.org
(6) Medinaceli Parrilla Iniesta, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia.
(7) Daniel Soutullo, catedrático de Biología y miembro de Consejo asesor y colaborador de Página Abierta y de esta página web.
(8) Francisco Castejón, doctor en físicas e investigador en Fusión Nuclear.
(9) Máximo Cajal, diplomático con una amplia carrera, fue embajador en Guatemala, Suecia y Francia y ocupó diversos cargos en la administración de Asuntos Exteriores.
(10) José Carlos Centeno y Susana Moreno.
(11) Miguel Ángel Quintanilla Fisac, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Salamanca.
(12) Sakina Souleimani, licenciada en Filología francesa y Ciencias de la Educación, es miembro de la Asociación Profesional de Mediadores Interculturales.
(13) Carlos Vaquero, sicólogo y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología.
(14) Noemí Parra Abaúnza, diplomada en Trabajo Social y licenciada en Antropología Social y Cultural. Carlos Pérez Lera, profesor de Pedagogía Terapéutica.
(15) Óscar Carpintero, economista y profesor de la Universidad de Valladolid, miembro de Ecologistas en Acción.
(16) Jesús Herrero, ingeniero informático, miembro de Gesto por la Paz desde su fundación.
(17) Xabier Etxeberria Mauleon, profesor emérito de Ética en la Universidad de Deusto y responsable del área de Paz y Derechos Humanos de Bakeaz.
(18) Milagros Rubio, concejala de Tudela (Navarra), exdiputada del Parlamento navarro y miembro de Batzarre.
(19) María Pazos Morán, licenciada en Matemáticas y estadística, coordina los estudios de “fiscalidad y género” en el Instituto de Estudios Fiscales.
(20) Joseba Elola, reportero de El País, sus principales frentes de información en los últimos tiempos han sido: “medios y revolución digital”, “WikiLeaks” y 15-M. Fabio Gándara, licenciado en Derecho y Ciencias Políticas y de la Administración, miembro de Democracia Real Ya.