Samuel Pérez

II Foro Social Europeo Entre el optimismo y las contradicciones
(Página Abierta, 144, enero de 2004) 

Del 12 al 15 de noviembre pasado se celebró el II Foro Social Europeo, justo un año después del que tuvo lugar en Florencia (Italia). Lo que sigue son las impresiones que sobre su desarrollo nos envió Samuel Pérez, uno de los miles de participantes en ese encuentro.

Para la celebración de este II Foro Social Europeo de París, en noviembre pasado, se habían inscrito 50.000 personas. Posteriormente, fueron más de 100.000 las que se dieron cita en la manifestación que sirvió de broche a este multitudinario encuentro.
La comparación de estas cifras con las del I Foro Europeo que se celebró por las mismas fechas en 2002, en Florencia (Italia), es inevitable. En aquella ocasión fueron 60.000 los delegados inscritos y hubo que cerrar la oficina, a la que seguían acudiendo cientos de personas, el último día del Foro. Además, en la manifestación que sirvió de colofón al acto se congregaron más de 700.000 personas.
No obstante, hay que tener en cuenta que la participación depende fundamentalmente de la situación de la organización y de la movilización social del país que organiza este tipo de actos, y en ese sentido, Francia está muy distanciada de la efervescencia que vive Italia en los últimos años.
En las sesiones del foro de París se pudo observar una mayor presencia de los sindicatos obreros y menor proporción de jóvenes. Así, mientras que en Florencia el 70% de los asistentes eran jóvenes y el 30% adultos, aquí, en las sesiones de más peso, la proporción se situaba en un 50% de jóvenes y un 50% de adultos. En algunas de las sesiones de mayor interés, en las que participaron alrededor de 2.000 personas, hubo delegados que no pudieron entrar en las carpas por falta de espacio.
A este II Foro de París se desplazaron unas 5.000 personas desde diversos puntos del Estado español, de ellos 1.600 jóvenes de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid y unos 2.500 de distintas universidades catalanas. Los jóvenes han vivido esta experiencia de forma distinta, pues valoran mucho el contacto y la relación con otros jóvenes y el conocimiento de experiencias concretas. Y, en este sentido, quedaron gratamente sorprendidos por elevado número de personas que acudían a los debates.

La descentralización no funcionó

En el Foro de Florencia del año 2002, todos los actos se concentraron en un solo punto: Fortezza da Baso. En cambio, en este de París, estuvimos desperdigados en cuatro lugares: La Villete, Saint Denis, Irvy y Bobigny, lo que dificultó la participación de los delegados en las actividades y redujo la visibilidad del Foro ante la población. Pero fue todavía mayor desacierto el celebrar los actos de inauguración en cuatro lugares distintos. Por ejemplo, en Saint Denis asistimos unas 2.500 personas a ese acto, lo que ofrece una impresión muy pobre de la respuesta social.
En los cuatro días escasos que duró el foro parisino se sucedieron multitud de actos: 55 sesiones plenarias, 270 seminarios y 300 talleres. En casi todos ellos se sentaron en la mesa entre ocho y diez ponentes, que contaron con unos 10 minutos de intervención. Estas dos circunstancias –el número tan elevado de actos y el escaso tiempo del que dispusieron los componentes de las mesas– dieron como resultado el  empobrecimiento de las sesiones. Hay que destacar que en la primera jornada del foro se celebró una Asamblea de mujeres en la que participaron más de 3.500, y en la que se redactó un manifiesto.
En lo que se refiere a las intervenciones que se produjeron a lo largo del foro, en muchas de ellas se traslucía el optimismo por los avances del movimiento durante el año 2002. No faltaron las referencias a las movilizaciones contra la guerra, sobre todo las del 15 de febrero; y a los resultados de la Cumbre de Cancún, en especial el hecho de que varios países del mundo empobrecido se hayan organizado para hacer frente a los países ricos.
Pero, junto a ello, han seguido manifestándose de forma notoria las contradicciones de fondo del movimiento antiglobalización. Una de ellas es el intento, desde instancias políticas –unas más moderadas y otras más radicales– de influir en el movimiento y orientarlo en el sentido que propugna la izquierda tradicional.
Aunque se trata de un movimiento nuevo, que se replantea muchas de las viejas prácticas y orientaciones sociales, la palabra en los diferentes foros la tuvieron, mayoritariamente, personas adultas que provienen de los viejos movimientos y mantienen en lo fundamental orientaciones y pensamientos que han fracasado o que no se corresponden con los cambios que ha experimentado la realidad social. Hasta ahora no parece que esta contradicción debilite el prestigio de este movimiento o el apoyo que recibe; pero tal vez sí lo pueda hacer en un plazo no lejano si los intentos de manipulación se hacen más intensos. Los avances en la unidad de los partidos comunistas europeos, y las alianzas tejidas por los grupos trotskistas y de la izquierda radical pueden acentuar más esta situación.

El futuro del movimiento

Una de las sesiones de debate que más interés suscitó fue, como se puede suponer, la dedicada al futuro del movimiento.
Bernard Cassen, de ATTAC-Francia, abogó por el gran logro de que el movimiento se mantenga unido, a pesar de su gran diversidad, y la necesidad de que hagan propuestas para conseguir apoyos sociales amplios. Criticó el hecho de que se siga hablando de las mismas cosas en los encuentros y no se concreten lo suficiente. Señaló que el gigantismo del ultimo Foro Mundial fue negativo, por lo que se mostró partidario de hacer seminarios con propuestas y debates, en lugar de continuar con el formato de los plenarios como hasta ahora, así como de articular mejor el foro y la asamblea de los movimientos sociales.
Por su parte, Paul Nicholson, de Vía Campesina, se refirió a la experiencia de la Cumbre de Cancún, a la que asistieron pocos activistas, pero en donde se llevó a cabo una acción directa y no violenta importante. En su opinión, es a través de la acción como se puede conseguir legitimidad y avanzar en la correlación de fuerzas. Abogó por una mayor comunicación entre los movimientos y por fortalecer las luchas y las redes locales. Propuso distanciar en el tiempo la celebración de los foros, porque dijo que le parecía excesivo que se hayan celebrado tres en los últimos 12 meses. Subrayó que se debían mejorar los métodos, porque existen algunas tendencias hacia modelos de coordinación fuertes. En su opinión, es mejor la horizontalidad, pero con mayor eficacia. Propuso que la actividad de los próximos meses se centrase en la lucha contra la guerra, contra la privatización de los servicios públicos y contra la Constitución europea, que consolida el modelo neoliberal.
Otra de las intervenciones destacadas fue la del representante del Foro Social de la India, quien anunció que hay una gran cantidad de movimientos sociales, sindicatos y organizaciones que desean participar en la preparación del Foro Mundial de la India. En este foro, entre otros, sugirió que se tratasen temas como la pobreza, la guerra, los recursos (la falta de agua)… Informó de que en su país  hay miles de activistas en la cárcel. Se refirió a las castas y a la gente paria y sus problemas. Y recalcó que se había avanzado muy poco en su país en lo que se refiere a la liberación de la mujer.
Para el representante de la Secretaría del FSM, el éxito del Foro Mundial fue indiscutible, porque en él se expresó una gran diversidad y pluralismo, un gran movimiento de opinión, y se consiguió una gran victoria ética y política.  Recordó que este Foro está animado sobre todo por gentes de Europa y América Latina, con las ausencias de Asia, África, Europa del Este y el Caribe. Hizo hincapié en los problemas existentes para incluir a los jóvenes, y criticó la falta de vínculos con los inmigrantes y los pobres, así como con el movimiento indígena. Para él, lo que se está construyendo es muy frágil, y considera que hay que tener el valor de reconocerlo. En su opinión, se habla de muchas cosas comunes, pero falta entendimiento. Por ello se mostró partidario de  elaborar una especie de diccionario político. Citó algunos temas que tendrían que ser objeto de debate: la cuestión reforma/revolución; las prioridades de la lucha; cómo articular lo global y lo local; el papel de los Estados; el uso de la acción directa, y cómo y cuándo debe hacerse acción institucional; la relación partidos, movimientos y organizaciones; la relación con las instituciones de la globalización económica; qué significa  ser no violento; la periodicidad de los encuentros...
Finalmente, en la sesión de encuentro de los Movimientos Sociales, se perfilaron algunas actividades. Por ejemplo, los movimientos pacifistas norteamericanos propusieron que el 20 de marzo de 2004 se impulsara una movilización mundial contra la guerra, por la salida de las fuerzas ocupantes de Iraq, la salida rusa de Chechenia y la solución al problema palestino.
Se planteó promover también otra gran movilización para el 9 de mayo, en este caso contra la Constitución europea, precedida de una campaña que se desarrollaría durante los meses previos, en la que se formularían una profunda crítica y propuestas alternativas, tal como se avanza en un manifiesto de los movimientos sociales.