Samuel Pérez
I Foro Social Europeo
un éxito de participación

(Página Abierta nº 132-133. Diciembre 2002-enero 2003)

Después del extraordinario éxito de los dos primeros foros sociales mundiales de Porto Alegre, se decidió establecer foros continentales. Esta es la razón por la que, entre los días 7 y 10 de noviembre pasado, se celebró en Florencia (Italia) el primer Foro Social Europeo, cuya sede se quedó pequeña para acoger a los miles de participantes.
En este Foro Social Europeo se esperaba la presencia de 20.000 delegados, pero el viernes, día 8 de noviembre, se habían inscrito nada menos que 59.000 personas, procedentes de 105 países. Ello obligó a cerrar la admisión, porque ya no se cabía en las salas ni en Fortezza da Basso, sede del Foro. Se calcula que quedaron unas 15.000 personas sin poder inscribirse.
En varias de las salas donde se desarrollaban los debates, alrededor del 80% de las personas que participaban en ellos eran jóvenes de entre 16 y 30 años. Algunos organizadores, con marcado optimismo, se preguntaban si podíamos certificar la incorporación de una nueva generación a la lucha social en Europa. Pero tal vez es demasiado pronto para responder a este interrogante. La mayor parte de los participantes provenían de Italia, donde el movimiento antiglobalización ha crecido mucho y en el que la mayoría que lo forma y lo sigue es gente muy joven. Un movimiento que tendrá que afrontar muchas dificultades antes de que podamos hablar ya y con garantías de su futuro.
Pese a que el movimiento antiglobalización ha demostrado sobradamente que, en su mayoría, no es violento, el Gobierno italiano y sus voceros llamaron a la población italiana, y sobre todo a la florentina, a rechazar «esa invasión de bárbaros que lo van a destruir todo». Por su parte, la escritora Oriana Fallaci nos comparó con las hordas de Mussolini. Y no faltaron las fuertes presiones sobre el Ayuntamiento de Florencia y el gobernador de la Toscana para que prohibieran el Foro, todo ello sin éxito. Hay que resaltar que durante las jornadas no se produjo ningún incidente ni desperfecto en la ciudad, e incluso hubo un buen entendimiento con una no pequeña parte de la población.

Los diversos actos del Foro

En las 40 mesas redondas, los 160 seminarios y los 180 talleres –atendidos por 500 traductores–, que se celebraron en esos tres días que duró el Foro se abordaron tres grandes temas: liberalismo y globalización, guerra y paz, y democracia y participación ciudadana. He aquí las principales conclusiones:
· Las políticas económicas practicadas favorecen a los países ricos y a las multinacionales y ahondan la pobreza de muchos. Se da la paradoja de que existen 800 millones de hambrientos, cuando sobran alimentos en el mundo. Se reclaman otras políticas y otras instituciones, y se rechaza el Banco Mundial, el FMI y la OMC.
· La guerra que se prepara contra Irak es inmoral e injustificada. Mediante ella, EE UU pretende apoderarse de la riqueza petrolera de Irak, controlar Oriente Medio y desviar la atención sobre la corrupción de la Administración de Bush. El Foro se pronunció contra el concepto de guerra preventiva y la ley del más fuerte, que anulan el Derecho internacional.
Se alcanzó el compromiso de crear un poderoso movimiento pacifista europeo que obligue a los Gobiernos a distanciarse de la política unilateral y de conquista de la Administración estadounidense. En este sentido, se considera un paso importante la manifestación contra la guerra celebrada en Londres a finales de octubre, que reunió a 400.000 personas, y la ocupación de las universidades a favor de la paz. Se acuerda, asimismo, convocar manifestaciones en todas las ciudades europeas el próximo 15 de febrero y, en caso de ataque a Irak antes de esa fecha, realizarlas el sábado posterior a la agresión.
· Se denuncia que los Gobiernos actúan al margen de los ciudadanos, y despliegan políticas que sólo benefician a unos pocos. En general, los ciudadanos y ciudadanas no cuentan ni deciden. En el transcurso del debate, se expusieron diversas experiencias de participación ciudadana.
Además de estos tres grandes temas, en el Foro de Florencia se prestó una atención muy destacada a los problemas del racismo en Europa. En los actos, quedó patente la oposición de los participantes a las leyes represivas contra los emigrantes y a la construcción europea como una fortaleza cada vez más cerrada.
Tampoco faltaron los debates sobre soberanía alimentaria, con numerosas mesas y talleres organizados por Vía Campesina, con una importante participación de personas jóvenes; y otros muchos sobre feminismo y situación de las mujeres, o sobre jóvenes, cultura, y múltiples temas de interés social.
Además, durante los días que duró el Foro se publicaron cuatro números de un periódico interno, Quarto Stato, con una tirada de 10.000 ejemplares en los tres primeros números y de 20.000 en el último.

Partidos y movimientos sociales

En el II Foro Social de Porto Alegre las fuerzas políticas no tuvieron una presencia destacada, y el protagonismo casi absoluto correspondió a los movimientos sociales. La organización de encuentros de parlamentarios y de cargos municipales fue una iniciativa del alcalde de Porto Alegre y del gobernador de Rió Grande do Sul, al margen del Foro y diferenciándose de éste. Sin embargo, en este Foro de Florencia los partidos políticos tuvieron una presencia más destacada.
Precisamente, una de las mesas de debate que más atención despertó – participaron cerca de 6.000 personas, que abarrotaban un inmenso salón– tenía como objetivo el debate entre los partidos de izquierda y los movimientos sociales. Participaron en el acto Refundazione Comunista de Italia, el PS belga, Los Verdes alemanes, la LCR francesa, ATTAC de Francia y el Foro Social Italiano.
En ésta y otras mesas hubo una fuerte presión para presentar la política como algo noble y positivo, con la intención de contrarrestar la despolitización de la juventud y su desconfianza hacia el mundo de la política y los partidos políticos. Se habló de la política como nobleza; se descalificaban las opciones de la derecha diciendo que lo que hacen “no es política”, sin entrar a analizar las trampas que se derivan de la acción política en las instituciones, ni el peligro de degeneración cuando se detenta el poder político.
Sin embargo, me parece que si no se va a la raíz de los problemas de la práctica política de la izquierda en el periodo histórico pasado (donde ha habido mucha manipulación y engaño, doble lenguaje, alejamiento de los intereses y preocupaciones de la gente, integración en las instituciones y en el poder hasta el punto de haber perdido su capacidad de transformación de la realidad y de no haber servido como instrumento de participación democrática), difícilmente se convencerá a los jóvenes de las bondades de la participación política para cambiar profundamente la realidad. Y de ello no se habló.
El mayor reconocimiento crítico vino de la mano del diputado verde alemán H. C. Strobele, quien admitió que «un partido político que ha surgido de los movimientos sociales, puede acabar convirtiéndose en parte del poder establecido y perder su originalidad», y criticó el apoyo de su partido a la intervención en Afganistán.
Otros, reconociendo la realidad de que los movimientos sociales han aprendido a construirse desafiando a los partidos de la izquierda, lanzaban las críticas fuera del marco de los partidos más radicales, explicando que los movimientos sociales han sido un juguete de la izquierda por culpa del estalinismo y de la socialdemocracia.
No hubo ningún reconocimiento de la pretensión vanguardista y manipuladora de los partidos políticos de la izquierda sobre los movimientos sociales a lo largo de décadas. Ni de su pretensión de ser los únicos depositarios de la interpretación de la realidad, y de autoproclamarse dirigentes de los movimientos sociales en el camino del cambio social.
Tampoco hubo reflexiones autocríticas del pasado propio frente a las nuevas generaciones, que miran con escepticismo y prevención los caminos de la política. Y esto no parece un buen augurio para el futuro del movimiento. Si los adultos tenemos que trasmitir nuestra experiencia a las generaciones jóvenes, debería ser en un marco de reflexión autocrítica sobre lo que hemos hecho y sobre las ideas recibidas, llevado a cabo con la mayor honestidad. Todo ello para que los movimientos comprometidos socialmente puedan aprender de los errores y aciertos del pasado, y puedan así desarrollar su lucha por el cambio social en las mejores condiciones.
En los movimientos sociales existe una idea muy fuerte de autonomía, como resultado de los intentos de captación por parte de los poderes económicos y políticos, y también de los partidos políticos, que tratan de conseguir el apoyo de los movimientos que obtienen éxitos en la lucha social. Los movimientos deberían exigir a los partidos políticos de izquierda que se sienten cercanos a ellos, y a sus militantes, un escrupuloso respeto para esa autonomía.
Además de este compromiso, debe existir un exquisito respeto a los procesos propios del movimiento. En el caso de Refundazione Comunista, esa intención ha sido hecha pública por sus juventudes, que son muy activas dentro de los foros sociales italianos. Los jóvenes de este partido han manifestado su rechazo a controlar esos foros y su oposición a la lucha por la hegemonía en los movimientos. Pero esto no servirá de mucho si otros partidos se lanzan a la lucha por conquistar parcelas de influencia en los movimientos sociales, en vez de contribuir a su aprendizaje, maduración y desarrollo.

Un broche de oro para el Foro

Este primer Foro Social Europeo tuvo su punto y final el sábado, 9 de noviembre. Ese día, Florencia –una ciudad de 400.000 habitantes– fue escenario de la mayor manifestación contra la guerra de Irak que se ha visto en los últimos tiempos en Europa.
Se esperaba que acudiesen 200.000 manifestantes, pero, según los organizadores, fueron más de 700.000. Las dimensiones de la multitud –que cubrió completamente los más de siete kilómetros del recorrido entre la Fortezza da Basso, sede del Foro, y el estadio Campo de Marte– obligaron a que la marcha se adelantase tres horas. Las decenas de miles de asistentes estuvieron desfilando más de siete horas, en una manifestación interminable y colorista que fue un clamor contra la guerra y a favor de los objetivos del movimiento.
Por otra parte, la presencia policial fue más que discreta a lo largo de la manifestación y durante los días de debates en el Foro. La experiencia de Génova y las posteriores protestas masivas realizadas en Italia contra la represión policial, junto al desprestigio del Gobierno italiano por su política represiva, parece que han obligado a éste a replantearse las formas de combatir a un movimiento que no ha dejado de reforzarse desde los sucesos de Génova.
Tras la de Florencia, el movimiento antiglobalización tiene una nueva cita en PortoAlegre (Brasil) el 22 de enero próximo, donde se celebrará el III Foro Mundial. Y, después, le espera el II Foro Social Europeo en Francia.

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