Santiago Sánchez Torrado

Estrategias educativas con adolescentes y jóvenes
en dificultad social, de Miguel Melendro (dir.)

El tránsito a la vida adulta en una sociedad sostenible
UNED, Aula Abierta; Ayuntamiento de Madrid, Opción 3, 2007, 296 págs.


           
No es demasiado frecuente en el ámbito educativo encontrar libros como el presente, que está construido a partir de la investigación realizada por un equipo de trabajo interdisciplinar, cuyas reflexiones -basadas en su experiencia profesional- han servido para aportar una singular visión de la intervención socioeducativa con jóvenes en dificultad social. Estos jóvenes, excluidos y vulnerables, se encuentran en el momento crucial de tránsito a la vida adulta independiente, a su emancipación personal y social. Y  han de afrontar además los retos de la globalización, de una sociedad que busca la sostenibilidad y la convivencia entre sus ciudadanos en el marco de la justicia equitativa y del equilibrio ambiental.
            Los coautores del libro constituyen un equipo de trabajo y acumulan una amplia experiencia docente, educativa e investigadora en este campo, también desde la sociología y la psicología.
            El texto posee una estructura y un contenido ágiles y amenos, además de un apreciable nivel técnico y de un rigor ideológico y didáctico que son de agradecer. Se dirige tanto a quienes ya tienen una experiencia consolidada en este ámbito, como a quienes se han incorporado a él recientemente o piensan hacerlo en un futuro próximo.
            Lo que a mi juicio da más viveza y precisión al texto son los abundantes gráficos, cuadros y citas que lo acompañan e ilustran. Algunos de estas cuadros y textos son realmente enjundiosos y útiles para el trabajo educativo, como el de Edgar Morin (en la p. 149) sobre los siete saberes necesarios para la educación del futuro, o los de Michela Mayer sobre la participación y la democracia en la educación (p. 167), sobre la construcción con sentido (p. 175) o sobre los necesarios cambios en el modo de pensar, de actuar y de mirar el mundo (p. 20; como asimismo el de Antoni Zabala (p. 213) que acompaña al tema de la metodología informal y eficaz. Otro cuadro interesante es el que figura en la p. 193 sobre la intencionalidad educativa. Al final de cada capítulo, un mapa de contenidos ofrece un resumen claro y esquemático de su contenido.
            El libro está lleno de reflexiones y propuestas sugestivas, siempre partiendo de la experiencia educativa e investigadora de sus coautores: la relación entre los jóvenes y la calle, las características que han de tener los centros de formación, las  pautas de acción en la tarea educativa (proyectar, aprender, actuar, experimentar y reflexionar),  el perfil de un estilo educativo basado en la proximidad, la consistencia y la disponibilidad, los aspectos relacionales del empeño de educar, las cualidades del educador, etc.
            Decía al principio de esta breve reseña que no es fácil ni frecuente encontrar textos educativos de apreciable nivel ideológico, de contenido humanista y de rigor técnico. Quienes se adentren en la lectura de este libro comprobarán que se trata de esa singular excepción que confirma una triste regla.