Valentine M. Moghadam

¿Qué es el feminismo musulmán?
Reproducimos este texto que publicamos en francés en nuestra entrega anterior.
Traducción de Manuel Llusia.

Este texto es la intervención que, bajo el título “¿Qué es el feminismo musulmán? Por la promoción de un cambio cultural en favor de la igualdad de géneros”, realizó la socióloga Valentine M. Moghadam en un coloquio organizado por Islam & Laïcité en el marco de la UNESCO. Las sesiones de este coloquio fueron recogidas en un libro publicado por Islam & Laïcité en junio de 2007 con el título ¿Existe un feminismo musulmán?

            El “feminismo musulmán” ha sido objeto de análisis y debates desde hace más de una decena de años. Está asociado a grupos de mujeres creyentes y a investigaciones universitarias sobre las mujeres en el mundo musulmán. Para las mujeres creyentes, el feminismo musulmán converge con el feminismo cristiano o judío en sus esfuerzos por abrir unas perspectivas femeninas a partir de la interpretación de la religión y de la práctica religiosa. Para las universitarias, constituye un discurso y un movimiento en construcción, que reflejan las evoluciones sociodemográficas y culturales. En algunos casos, como en las obras de Fatima Mernissi sobre el hiyab y “las reinas olvidadas del islam”, o las de Amina Wadud y Asma Barlas sobre el Corán y las mujeres, creencia personal y enfoque académico se unen para criticar las interpretaciones y las prácticas patriarcales y proponer un nuevo acercamiento a los comienzos de la historia del islam.
            El término “feminismo mulsumán” ha sido creado al principio de los años noventa por feministas iraníes exiliadas para describir un nuevo discurso de las mujeres creyentes en la República islámica de Irán; ellas han publicado sus concepciones sobre el papel de la mujer en la sociedad en la revista Zanan (Mujeres). Un debate abierto alrededor de diversas cuestiones: ¿El islam es compatible con el feminismo? ¿Es posible hablar de feminismo en el marco de un discurso musulmán? ¿El feminismo musulmán es una solución de recambio frente al fundamentalismo o es una amenaza para los enfoques y los movimientos laicos?
            Para numerosos laicos iraníes, los términos feminismo y musulmán son contradictorios y se refieren a dos fenómenos incompatibles. El feminismo es, sobre todo, un discurso modernista que se inscribe en la tradición de las Luces y que pone en cuestión las verdades reveladas. El islam, por el contrario, prescribe estrictas reglas y normas sobre la existencia y los comportamientos.
            Para numerosos musulmanes, el islam proporciona todas las respuestas mientras que el feminismo es un fenómeno marginal o una ideología occidental extranjera. Pero, entre las dos posiciones extremas –que, desde mi punto de vista, en ambos casos “orientalizan” o “exotizan” el islam–, unos creyentes han buscado establecer puentes entre las divisiones ideológicas, entablar el diálogo y plantear problemas sobre la igualdad de las leyes y de las normas de sus sociedades, muy especialmente las que conciernen a las mujeres. Además, intelectuales iraníes de la diáspora, de la que yo formo parte, han entendido que las publicaciones y las propuestas de las feministas musulmanas elaboran una verdadera alternativa al discurso fundamentalista oficial.
La investigación universitaria ha definido el feminismo musulmán en Irán como un movimiento reformista que ha permitido un diálogo entre feministas religiosas y laicas y ha abierto la vía a nuevas posibilidades en favor de la igualdad entre los sexos y de la participación de las mujeres en las doctrinas y prácticas religiosas. La revista Zanan había avanzado que las asimetrías de género tienen bases más sociales que naturales (o divinas) y que gran parte de lo que se llama derecho musulmán consiste en interpretaciones patriarcales del Corán y de los comienzos de la historia de los musulmanes. Eso plantea la cuestión de la ichtihad (razonamiento independiente, interpretación religiosa) y del derecho de las mujeres a (re)interpretar el fiqh, la jurisprudencia musulmana.
            En Irán y en otras partes del mundo musulmán (como en Egipto, Marruecos y El Yemen), el pensamiento feminista musulmán se ha acompañado de campañas contra las discriminaciones en el derecho musulmán sobre la familia.
            ¿Cómo se puede considerar el feminismo musulmán en comparación con otros discursos y otros movimientos? Desde el punto de vista sociológico, el feminismo musulmán no es un movimiento social en sentido estricto, porque sus prácticas han sido por naturaleza esencialmente testimoniales. Sin embargo, el feminismo musulmán forma parte del gran movimiento de mujeres de algunos países. Es un planteamiento de mujeres urbanas instruidas (y de algunos hombres) que han releído el Corán y han estudiado los inicios de la historia del islam, a fin de rescatar su religión de las interpretaciones patriarcales y violentas, de abogar por los derechos y la participación de las mujeres en el marco de la religión y de dar una legitimidad teológica al llamamiento por los derechos de las mujeres en el mundo musulmán.
            En tanto que tal, el feminismo musulmán es un ideario y una estrategia más entre otras desplegadas por quienes defienden los derechos de las mujeres en el mundo musulmán –puede ser igualmente considerado como parte del movimiento feminista global–.
Entre las que eran llamadas antes y que hoy se califican, ellas mismas, como feministas musulmanas, algunas proceden del movimiento fundamentalista musulmán. En Irán, por ejemplo, grupos de creyentes han quedado consternadas por las leyes decretadas en 1980, que hacen de ellas, en el mejor de los casos, ciudadanas de segunda; ellas han planteado problemas sobre estas leyes y sobre la función de la mujer en la República islámica. Otras feministas musulmanas han rechazado el proyecto fundamentalista desde el principio y han buscado separar su religión de lo que consideraban un movimiento político equívoco y peligroso.
            El feminismo musulmán representa un enfoque importante en el que es posible propugnar la reforma musulmana. Numerosos intelectuales musulmanes se han comprometido en los debates y coloquios, especialmente sobre el Corán y sobre cuestiones tales como “el islam y la democracia”, “el islam y los derechos humanos”, “el islam, ciencia y filosofía”. (Ejemplos: Abadulkarim Soroush, Moceen Kadivar, Asan Yousefi-Eshkevari y otros conocidos bajo el nombre de “Nuevos intelectuales religiosos en Irán”; el difunto Mahmoud Taha de Sudán, Hasan Hanafi de Egipto y el exiliado Zeid Abu Nasr; Mohammad Arkoun de Argelia; Chandra Muzzafar de Malaysia, Fathi Osman y otros). El feminismo musulmán proviene de esta formulación y reivindica el derecho a la ichtihad y el derecho a participar en la oración e incluso oficiar en los rezos mixtos. Esta corriente no ha sido aceptada por todos en el seno de la comunidad musulmana. Pero forma parte de un movimiento de reforma más amplio en el seno del islam.
Entre las feministas musulmanas más eminentes se encuentran: Shahla Sherkat y Azzam Teleghani de Irán; Amina Wadud, Asma Barlas, Riffat Asan, Azizah al-Hibri, Leila Ahmed y Margot Badran, que viven en EE UU, y Ziba Mir-Hosseini del Reino Unido y de Irán. La socióloga marroquí Fatima Mernissi ha hecho, igualmente, importantes contribuciones.
            La asociación de mujeres de Malaysia, Sisters in Islam, y la asociación de nigerianas Baobab están afiliadas a la red feminista internacional Women Living under Muslim Laws (Mujeres bajo las leyes musulmanas). En su acción por los derechos humanos de las mujeres, ellas se apoyan a la vez en las normas musulmanas y en las convenciones internacionales.
            Otras asociaciones de mujeres, por ejemplo, en Marruecos o en Egipto, han formulado sus exigencias por los derechos de las mujeres en el marco religioso, pero no son feministas musulmanas en el sentido estricto del término. Entre las que han trabajado en este campo, algunas han intentado hacer la distinción entre feminismo islámico, feminismo musulmán y mujeres islamistas, para mostrar sus diferencias con las feministas laicas. Paralelamente, en algunos países, las diferencias políticas y conceptuales entre estas corrientes pueden ser borrosas debido a la cooperación creciente entre feministas islámicas, musulmanas y laicas, y a la distancia que han tomado con las mujeres más explícitamente vinculadas al movimiento islamista.
            El Primer Congreso internacional sobre el feminismo musulmán fue organizado en Barcelona del 27 al 29 de octubre de 2005 por la Junta Islámica Catalana, con el apoyo del Centro de Cataluña de la UNESCO en Barcelona. Hombres y mujeres de comunidades musulmanas del mundo entero han venido debatiendo –con sus correligionarios españoles– sobre la necesidad de un islam liberal, pluralista, igualitario y emancipador, y numerosos participantes han llamado a la yihad de género (la yihad por la igualdad de sexos). Me parece más que evidente que al comienzo del siglo XXI, una “masa crítica” de mujeres musulmanas instruidas, ilustradas y en disposición de actuar, ha emergido, y sus preguntas fundamentales sobre el islam, las mujeres y los derechos humanos pueden contribuir a conseguir la igualdad de géneros, a transformar el derecho musulmán y a promover sociedades musulmanas modernas e igualitarias.
Sin embargo, para contribuir a tales transformaciones sociales, las feministas musulmanas deberán comprometerse más directamente en las cuestiones sociales y políticas a las que están confrontados sus países y el mundo entero. Asociaciones como Sisters in Islam en Malaysia o Baobad en Nigeria se han enfrentado a las leyes y políticas juzgadas desfavorables a los derechos humanos de las mujeres; y en Irán, las feministas musulmanas y laicas han unido sus fuerzas para hacer campaña por la igualdad de géneros. Ello hará que nazcan perspectivas feministas musulmanas sobre las desigualdades sociales y la justicia económica; sobre los derechos de las minorías religiosas; sobre la guerra y la edificación de la paz. Para ello, las feministas musulmanas se pueden apoyar en los ricos análisis de textos y en los estudios teológicos rigurosos en los que ellas se han comprometido todos estos años para unirse a otros grupos sociales progresistas, para contribuir a los debates de política nacional e internacional, e influir sobre las decisiones que serán tomadas para el progreso de la humanidad.

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NOTA
Valentine Moghadam es socióloga y jefe de la sección «Igualdad de género y desarroll» en la Unesco. Es autora de un estudio sobre el feminismo islámico en Irán (Signs, 2002), de Modernizing Women: Gender and Social Change in the Middle East (1993, reedición 2003), de Women, Work and Economic Reform in the Middle East and North Africa (1998). Y, a principios de 2005, de Globalizing Women: Transnational Feminist Networks (The Johns Hopkins University Press). En 1994, su obra Identity Politics and Women: Cultural Reassertions and Feminisms in International Perspective fue la primera en examinar los fundamentalismos de manera comparativa y a través de las culturas.