El País, 18 de marzo de 2024.
En el sexo descubrimos cosas que no sabíamos que queríamos, inventamos nuevas lindes entre el deseo y la voluntad, entre la curiosidad y la ética, la fantasía y la realidad.
En Una súplica para Eros, ensayo que Siri Hustvedt publica por primera vez en 1997, la autora sondea los límites de un debate que hoy está especialmente vigente. Escribe: “El feminismo norteamericano siempre ha tenido una rama puritana, una ceguera impuesta a la verdad erótica”. Y: “La libertad sexual y el erotismo no son idénticos; de hecho, la libertad puede minar lo erótico, porque el que no haya barreras es excitante solo si acabas de derribar la puerta”.