Samuel Pérez
Para impulsar la solidaridad internacional
Mayo de 2012.

La solidaridad en nuestro país atraviesa por una situación muy difícil.
Los profundos recortes que el Gobierno central ha llevado a cabo, han convertido la solidaridad en una realidad marginal, acentuada también por los recortes en Autonomías y Ayuntamientos, aunque el peso de estos fondos tenga un alcance menor (En 2011, la AOD estatal fue de 4.200 millones; las CA y ayuntamientos aportaron 358 millones). Si no hay dinero para realizar proyectos, buena parte del trabajo solidario y de los cientos de miles de voluntarios que dedican su tiempo y sus fuerzas de forma gratuita, puede irse al traste en poco tiempo.

El otro mar de fondo de esta realidad es la crisis económica que estamos atravesando, producida por la avaricia y los manejos sucios de la Banca en los países ricos, facilitada por la permisividad de los Gobiernos que han  “dejado hacer a los mercados”. Los recortes sociales tan profundos que se están practicando en todos  los campos, que van camino de acabar con el Estado de Bienestar tan costosamente construido con grandes esfuerzos y movilizaciones sociales, la angustia y el sufrimiento de tanta gente en paro y con un futuro muy difícil.
Todo ello crea un clima social contrario a dedicar fondos a la cooperación para combatir la pobreza en los países del Sur, y facilita el recorte de los Gobiernos central y autonómicos en este campo, dado que tiene muy poco coste político.

Con el viento social en contra y sin la existencia de un movimiento social en favor de la solidaridad como los que han existido en estos últimos 30 años. Muchas ONG  nacimos con uno de esos movimientos sociales de solidaridad con la población civil afectada por la guerra en Bosnia y otros países de la ExYugoslavia. También con el movimiento por el 0,7% del PIB para Cooperación, con tiendas de campaña instaladas en muchas plazas de ciudades españolas. El movimiento contra la abolición de la Deuda Externa y el referéndum en el que participaron más de un millón de personas. Y por último el movimiento Pobreza Cero que ha venido estando activo en los últimos años, pero que ahora está prácticamente desaparecido.

La acumulación de todos estos aspectos de la realidad, todo empujando en sentido negativo,  puede llevar a reducir a casi nada un importante movimiento de solidaridad, creado y construido trabajosamente y con grandes esfuerzos en estos años, y debilitar la cultura solidaría que se ha venido construyendo en nuestra sociedad, motivando las preocupaciones de mucha gente por las desigualdades de nuestro mundo y por la profunda injusticia y sinrazón de mantener más de la mitad de la población mundial viviendo en una grave pobreza. Debilitar también el esfuerzo a favor de propuestas de cambio orientadas a combatir esta situación desde el 0,7% del PIB, el impuesto a las transacciones financieras, terminar con los paraísos fiscales, denunciar los desmanes de muchas empresas multinacionales en los países del Sur o los tratos injustos de la UE, defender un comercio e intercambio más justos, tejer lazos sólidos de relación entre las sociedades del norte y del sur, y tantas otras opciones defendidas por los colectivos solidarios.

¿Cuáles son las aportaciones de los movimientos de solidaridad a nuestra sociedad?

En primer lugar traemos los problemas del Sur a la sociedad rica, sin la información y la denuncia que proporcionamos mucha gente desconocería estas situaciones y no se motivaría para aportar recursos, denuncia o movilización en su favor. En alguna medida “tratamos de representar” los intereses de la gente del Sur.

La educación en valores que promovemos, la defensa de la justicia, de los derechos humanos para todas las personas, de la igualdad hombre/ mujer, de la defensa del medio, de la empatía y compasión hacia los que viven en penuria, de la rebelión y la indignación contra millones de sufrimientos que podrían resolverse si hubiera voluntad política. El debate sobre estos asuntos enriquece la ética y el humanismo crítico en nuestra sociedad.

Los cambios promovidos en el Sur por medio de proyectos y actividades diversas que en estos años han mejorado la vida de millones de personas en el campo educativo, sanitario, alimentario, en el empleo…, que han cambiado la vida de mucha gente y ha dado esperanza en un futuro mejor con mayor justicia y dignidad.

Los logros que  conseguimos por medio de la denuncia y la movilización. Frenar o eliminar algunas políticas negativas, fomentar el 0,7% y las prácticas solidarias; forzar a los gobiernos a retirar medidas negativas y proponer políticas más justas.

La formación sobre el mundo en el que vivimos. El peso de la realidad local y estatal nos impide muchas veces ver el mundo en el que vivimos. Los temas que promovemos para la formación y el debate: pobreza en el mundo; cambios en el poder económico, emergentes, emigración, relaciones hombre-mujer en el mundo árabe, democracia, revueltas en el mundo árabe, relación norte /sur… nos ayudan a promover una formación y conocimiento de la realidad mundial que de otra forma no nos interesaría o no la comprenderíamos.

Todos estos valores, logramos promoverlos en sectores reducidos con nuestra práctica diaria, en los cursos, debates en institutos y universidades, voluntarios que acuden a las ONG o participan en algunas de sus actividades, permite educar a minorías que mantengan la llama encendida de la solidaridad internacional. Pero, cuando este trabajo logra construir movimiento social, como los que hemos conocido y contribuido a crear, estos valores pasan a la agenda social y su alcance es muy superior, contribuyen a educar a sectores más amplios de la población en estas problemáticas y en las alternativas para resolverlas.

Todas estas razones son sólidos argumentos para seguir luchando y proponiendo que la solidaridad internacional sigue siendo uno de los ejes de la vida social y política de nuestras sociedades con el objetivo de crear un mundo más justo, pacífico y solidario, creando lazos y aunando los esfuerzos de las poblaciones del norte y del sur en una dirección común.



Samuel Pérez es miembro de la Plataforma Riojana por la Abolición de la Deuda Externa.