InfoLibre, 24 de mayo de 2020.
Los mil días que separan la segunda victoria en las primarias del PSOE de la gigantesca e inesperada crisis del coronavirus son un recorrido por una montaña rusa.
En esos tres años Sánchez ha visto confirmado su sueño de convertirse en presidente del Gobierno pero dos años después sigue sin poder poner en práctica el programa político con el que quiere transformar España.
El pasado jueves se cumplieron tres años de su regreso al liderazgo del PSOE después de haber sido desahuciado por el establishment político, la vieja guardia de su propio partido y la mayoría de los medios de comunicación.
El Pedro Sánchez de ahora es “el mismo que ganó las primarias hace tres años, pero con más responsabilidad. Y eso pesa en las canas, por fuera y por dentro. Y es inevitable”.
La frase es de un colaborador del presidente que le conoce bien y que ha asistido en primera línea a las vicisitudes del líder del PSOE a lo largo de los últimos años.
La intensidad de la vida política española reciente es de tal magnitud que a nadie le parece que sólo hayan transcurrido tres años desde que Pedro Sánchez cambió las reglas de juego del socialismo español con una arrolladora victoria en las primarias del partido. Ocurrió el 21 de mayo de 2017, aupado por una militancia enfadada con la vieja guardia socialista que apenas unos meses antes le había desalojado de la Secretaría General. Aquellos dirigentes, una heteorogénea alianza de guerristas, felipistas y zapateristas, tenía tres objetivos: cerrar el paso a un acuerdo con las formaciones independentistas catalanas y con Unidas Podemos, facilitar la investidura de Mariano Rajoy y poner al timón a Susana Díaz, la heredera natural del establishment del partido. No lo consiguieron.