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La ayuda oficial al desarrollo y el comercio de armas

(Página Abierta, 151, septiembre de 2004)

La ayuda oficial al desarrollo en España encubre, en muchas ocasiones, la exportación de productos que nada tienen que ver con la ayuda al desarrollo. En ocasiones, estas ayudas han tenido como finalidad la ayuda militar o financiar exportaciones de armamento español.
 
Enero de 1999

España entró a formar parte en el CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo) de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que controla las actividades de ayuda y discute la manera de mejorar su calidad y eficacia, en diciembre de 1991.
En términos de cooperación internacional, la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) se define como el conjunto de flujos económicos destinados a los países en desarrollo y el de las instituciones multilaterales que promueven acciones en estos países.
No toda la ayuda económica puede considerarse AOD, para que lo sea debe de reunir tres condiciones imprescindibles que, de forma escueta, se resumen a continuación. Primera, debe ser otorgada por el sector público; segunda, ha de tener como objetivo primordial la promoción del desarrollo económico y el bienestar de los países en desarrollo, sin excluir otros objetivos secundarios como la promoción comercial, y sin que se admita como AOD la inclusión de ayuda militar; tercera, ha de ser concesional, lo que significa que sus condiciones financieras deben ser significativamente más blandas que las que rigen otras operaciones comerciales con los países en desarrollo.
En vista de lo anterior, podemos decir que el Gobierno español, desde 1992, se ha comprometido a no utilizar los créditos FAD (fondos de ayuda al desarrollo) o la AOD como forma de financiación de las exportaciones de armas españolas a países en desarrollo.

La exportación de armas a través de los créditos FAD

Pero la realidad es que el Gobierno español ha utilizado los créditos FAD para impulsar las exportaciones de material de defensa español. En el período 1980-1990 fueron financiadas ventas de material de defensa con cargo a los créditos FAD por valor de 61.677 millones de pesetas, cantidad que en porcentaje representa el 36% de los créditos FAD destinados a este tipo de ventas; en 1991 esta cifra ascendió a 40.000 millones.
De entre los países receptores de las armas o equipos militares y de los créditos con que pagarlos, cabe destacar que algunos de ellos estaban en conflicto o con posterioridad han entrado en conflicto armado, como Angola, Somalia, Lesoto, Mozambique o Uganda, además de ser países que figuran entre los más pobres del mundo (1).
Con posterioridad a 1992, de las publicaciones oficiales, que recogen los datos sobre la AOD española, no se desprende que parte de la ayuda oficial al desarrollo haya sido utilizada en financiar exportaciones de material de defensa. La cuestión que se debe estudiar ahora es si, con posterioridad a 1992, existía una correlación directa entre comprar armas y recibir ayuda al desarrollo, es decir, si había una condicionalidad entre estos dos factores. Después de estudiar las cifras globales de AOD por país y las de exportaciones de armas al mismo país, no se puede afirmar que haya una condicionalidad ente ambas, pero sí sería bueno resaltar algunos casos particulares que ponen de manifiesto que tanto la AOD como las exportaciones de material de defensa tienen una componente importante comercial, es decir, que se rigen por la evolución del mercado y por intereses comerciales (favorecer las exportaciones de bienes españoles).
Indonesia puede ser una buena muestra de ello. Situado en una zona de crecimiento económico, los países de la ribera asiática del Pacífico, con diferente nivel de evolución, están consiguiendo salir de la pobreza para transformarse en países con un desarrollo medio. Estos países aspiran a desempeñar un papel político de mayor transcendencia en la zona y, dado su nivel de conflictividad interno, son vistos por los países industrializados como futuros consumidores de material de defensa.
De Indonesia hay que destacar que es un país que viola de forma sistemática los derechos humanos: étnicos, religiosos, sexuales, culturales, ecológicos y económicos; pero al mismo tiempo es el cuarto receptor de AOD española y el décimo comprador de material militar español(2).
Otro caso interesante que se debe mencionar es el de Angola, que después de más de veinte años de guerra civil, en 1994 firma una paz que ha vuelto a romperse.
Angola ocupa en la lista de desarrollo humano el lugar 156, de un total de 174 países, tiene un PIB por persona de 641 dólares anuales (el de España es de 9.141 dólares), una esperanza de vida de 47 años, un gasto militar del 6,4% del PIB, con un gasto público militar que supone el 208% de la suma del gasto en educación y sanidad juntos, con una deuda externa del 275% del PNB.
Si finalmente decimos que es el octavo comprador de armas españolas y el noveno receptor de la AOD española, y finalmente comparamos el gasto militar por persona –40 dólares anuales– con los 51 dólares por persona que recibe en AOD nos plantea cuestiones éticas importantes como la necesidad de prohibir (y que ésta sea respetada) las exportaciones de armas a países que vulneran los derechos humanos o que además estén en situaciones de conflictividad, armada o no, y nos cuestionan el significado de la ayuda al desarrollo.

Garantizar los principios de la AOD

Para que los programas de ayuda al desarrollo consigan erradicar la pobreza y promover los derechos humanos, es imprescindible que se integren dentro de una estrategia global y coherente en pro del desarrollo. ¿De qué sirve realizar programas de apoyo a capas concretas de población si luego el Gobierno sustrae los recursos del desarrollo social y humano a su población y los invierte en adquirir armas, que si son usadas es la población civil quien sufrirá las consecuencias, agravándose su precaria situación en grado extremo? ¿Para qué sirve apoyar a poblaciones indígenas en la gestión sostenible de los bosques si, al mismo tiempo, el Gobierno permite a las empresas, generalmente occidentales, cortar la madera que quieran y exportarla a los países ricos? Lo importante es comprender que la cooperación al desarrollo tiene más de promoción de derechos y reivindicaciones que de crecimiento económico, modernización o transferencia de recursos, y que la promoción de los derechos no es compatible con las armas.

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(1) Tras la incorporación de España al CAD, en 1992, se exportaron a Angola vehículos militares y policiales por valor de 708 millones de pesetas y 4 aviones C-212 (Aviocar) por valor de 605 millones, exportaciones  que fueron financiadas con créditos FAD; ello representaría la violación de los compromisos adquiridos por España al incorporarse al CAD, pero desde el Gobierno se justificó diciendo que dichas ayudas al desarrollo fueron aprobadas en el Consejo de Ministros del 24 de enero de 1989.

(2) El informe del PNUD de 1998 recoge que el Gobierno indonesio, en 1996, recibió 6 dólares por persona en ayuda al desarrollo y destinó 23 dólares por persona a gastos militares.