Txema Mauleon y Ioseba Ezeolaza

El necesario cambio social en Navarra

Uno de los temas de más fondo y de más actualidad a medio plazo va a ser sin duda la alternativa al gobierno de la derecha, al gobierno de UPN. Éste es el trasfondo que se viene gestando desde hace tiempo y que se puso muy en evidencia con los resultados electorales del 14 de marzo de 2004, cuando el deseo de cambio en Navarra tomó cuerpo en el fenómeno ZP y en el surgimiento muy consolidado de NA-BAI. Este hecho social es una constatación contrastada. Y dentro de esa perspectiva de cambio importante una de las materias centrales –junto a las alianzas, diferentes formas de entender Navarra, orientación más a la izquierda o no, etc.– son los ejes de este cambio. Txema Mauleón y Ioseba Eceolaza, concejales de Batzarre en Burlada y en Zizur abordan la cuestión en el presente artículo.

1. ENCAUZAR LA CONVIVENCIA DE IDENTIDADES NACIONALES EN NAVARRA.

La pluralidad de identidades nacionales en la sociedad Navarra, como en la vasca aunque con matices y porcentajes bastante distintos, es un hecho secular, de profunda raigambre histórica y muy persistente en el tiempo. Así, en los últimos Navarrómetros de noviembre de 2002 y noviembre de 2001, ante la pregunta sobre identidad nacional las respuestas fueron las siguientes;


 

Porcentaje 2002

Porcentaje 2001

Sólo navarro

11.6

18

Navarro y español

50.2

44

Navarro y vasco

19.1

21

Navarro, vasco y español

10.2

6

Ninguna de ellas

5.1

8

NS/NC

3.9

3

Base

1.600 encuestas

1.300 encuestas



En el año 1994, ante una encuesta con pregunta diferente sobre identidad, los resultados fueron;


 

Muy

Bastante

Algo

Poco

Nada

Se considera usted vasco

22

16

12

10

40

Se considera usted español

47

22

14

6

10

Porcentajes.

Estos datos, que por lo que conocemos han variado muy poco en los últimos 25 años, corroboran la existencia de una alta pluralidad de identidades muy consolidada. A ello, se le pueden añadir otros datos más objetivos (no basados en encuestas) que ratifican esta pluralidad.

En lo que hace al voto, desde 1979 hasta ahora, el voto vasquista o abertzale se ha movido en una horquilla de entre el 15% y el 26% de voto, con fluctuaciones motivadas más por el tipo de elección que por cualquier otro elemento.

Si miramos la representación sindical, en el año 1997 un 34,52% se inclinó por el sindicalismo abertzale o vasquista (ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS), frente al 35,13% de la actualidad.

Igualmente, otro elemento de pluralidad es la cuestión lingüística, donde un 20% de la población navarra mayor de 15 años es considerada bilingüe activa o pasiva. Porcentaje que va mejorando, pero a un ritmo bastante lento.

Esta pluralidad (que tiene un alto reflejo en muchos de los debates y conflictos políticos en Navarra) nos lleva a considerar la necesidad de políticas integradoras capaces de encauzar efectivamente la convivencia entre las diversas identidades existentes. Hace falta un pacto de convivencia entre los dos sentimientos más extendidos hoy día en la ciudadanía navarra: la identidad navarro-española y la identidad navarro-vasquista.

Para nosotros este pacto de convivencia se ha de basar en estos cuatro pilares:

1) El mutuo reconocimiento y respeto de las partes.

2) La protección del pluralismo mediante leyes que regulen la convivencia de la diversidad de lenguas, identidades y símbolos colectivos, independientemente de que sean mayoritarios o minoritarios.

3) La viabilidad legal de todos los proyectos políticos relativos al futuro de Navarra que cuenten con el respaldo expreso y mayoritario de la ciudadanía navarra, en estricta aplicación del principio democrático.

4) La plena capacidad autodeterminativa de la sociedad navarra -para apoyar o manifestarse en contra de los diversos proyectos políticos así como para llevar a cabo consultas populares sobre aquellas cuestiones más relevantes para el futuro político de la ciudadanía navarra- y la regulación legal de dicha capacidad.

Frente al unilateralismo intolerante de UPN planteamos una mejora sustancial para el vasquismo navarro basada en reivindicaciones elementales en una democracia del siglo XXI: reconocimiento de la identidad vasquista, derecho a confluir con Euskal Herria si lo desea la mayoría de Navarra, un espacio de colaboración permanente con los otros países del ámbito cultural vasco beneficiosa para las poblaciones respectivas, capacidad de la sociedad navarra para decidir su futuro político, la oficialidad del euskara asentado aquí desde tiempos inmemoriales, poder exhibir los símbolos vascos junto a los otros símbolos actualmente legales en Navarra si así lo decide un número establecido de la ciudadanía, etcétera. Podemos decir, además, que nada de esto que pedimos perjudica en absoluto a la otra parte.

Frente al abertzalismo anti-pluralista e intolerante que aspira a imponer su proyecto, planteamos asimismo el reconocimiento y el respeto a la otra identidad: navarrista o navarro-españolista, tal cual hoy la siente la mayoría de la población. Batzarre reclama el derecho del vasquismo y del navarro-españolismo a su particular interpretación política de la identidad navarra, la igualdad de los derechos de unos y de otros, independientemente de que sean la mayoría o la minoría, y la aceptación de la mayoría como regla democrática reguladora principal. Entendemos que queda automáticamente descalificado quien, como UPN, se arroga un derecho superior por estar en mayoría.

Por otra parte, Batzarre no oculta su aspiración a que un día pueda constituirse Euskal Herria como comunidad política. Ni ocultamos nuestra oposición al actual enfrentamiento entre abertzales y vasco-españoles o navarro-españoles, que además de inoperante traza un horizonte pésimo para el futuro. Y abogamos por establecer los compromisos en que asienta dicha aspiración. Primer compromiso, que ese horizonte futuro sea aceptado expresamente por la población de cada uno de los territorios vasco-navarros que constituyen el ámbito cultural vasco o Euskal Herria. Ha de ser, en todo caso, una Euskal Herria libre y acogedora. Segundo, el compromiso de construir una cultura pública común basada en el acuerdo mínimo de todas las partes y en la delimitación y esclarecimiento de sus convergencias y diferencias, que incluya el derecho de secesión pactado tanto entre las diferentes sensibilidades vascas como con el Estado, si se plantea y decide de forma democrática y con el suficiente consenso como para no provocar una balcanización o un retroceso en la convivencia. Finalmente, el compromiso de reconocer la pluralidad de sentimientos nacionales, lenguas, culturas, etc., un hecho secular en la sociedad navarra, y el compromiso de respeto al pluralismo por tanto, como pilares fundamentales de esa cultura pública común.

2. COMBATIR LAS DESIGUALDADES MÁS LACERANTES DE LA SOCIEDAD NAVARRA.

Aun en una sociedad tan próspera como la navarra hace falta un cambio social profundo que ataje las desigualdades más lacerantes. Es más, cuanto más relativamente elevados son los indicadores medios comparativos acerca del bienestar de Navarra tanto más lacerantes nos parecen algunas desigualdades existentes.

Nos referimos, en especial, a las personas socialmente excluidas, a la inmigración que vive hacinada y es discriminada en su trabajo, a una parte de las personas mayores que están concluyendo su vida en condiciones infrahumanas.

Nos referimos también al vaciamiento de los derechos adquiridos en el pasado que sufre la nueva población trabajadora -especialmente los jóvenes sin alta cualificación, un sector de las mujeres o la gente mayor caída del trabajo estable- y que toma cuerpo en: los contratos en precario, la discriminación salarial con idéntico trabajo, el autoritarismo y los ritmos en el trabajo, el empeoramiento económico para la jubilación, el encarecimiento prohibitivo de la vivienda, el deterioro de la sanidad y de bastantes servicios públicos. Hay que cortar de raíz este deterioro galopante de las relaciones laborales en cuanto a su calidad.

En este capítulo de la precariedad, nos gustaría apuntar algunos datos, parte de los cuales tienen elementos positivos que honestamente hay que reconocer, a pesar de que la comparativa con Europa nos sale francamente negativa. Así en Navarra, en los últimos 10 años, la Tasa de Ocupación ha crecido del 55% al 65%, un incremento que ha beneficiado más a las mujeres, que han pasado del 36% al 50%, reduciendo así la discriminación pese a seguir lejos de la equiparación (80% masculina y 50% femenina).

Otro elemento positivo ha sido el aumento de la contratación indefinida, pasando de un 66% a un 73% de población activa con contrato indefinido, lo que rompe con un larga trayectoria histórica de destrucción de empleo estable. En este caso también, y pese a la persistencia de una fuerte discriminación, las mujeres han sido las más beneficiadas, ya que un 56% del incremento del empleo estable ha sido de mujeres.

Como contrapunto a estos datos hay que decir que el Estado español, pese a tener una tasa de ocupación similar a la media de la UE-15, es un 6% menor para las mujeres. E igualmente en lo que hace a la estabilidad en el empleo, el Estado español sigue siendo el país con niveles más bajos de empleo estable de la UE, con 17,5 puntos porcentuales menor que la UE (las mujeres, además, siguen teniendo porcentualmente un 5% menos de empleo estable que los hombres). En Navarra, además de los datos apuntados, destacar otro elemento que denota el proceder de UPN en la gestión pública de los últimos años; hoy la temporalidad en el sector público navarro es superior al privado, convirtiéndose en uno de los principales generadores de precariedad.

3. IMPULSAR Y ENSANCHAR LA DEMOCRACIA.

La experiencia acumulada en estos veinticinco años pasados y la llegada de nuevos inmigrantes han revalorizado la necesidad de reformas imprescindibles para mejorar la democracia. Hace falta regular los derechos electorales de nuestros nuevos convecinos: los inmigrantes. Necesitamos una ley de consultas frente a las prácticas de despotismo institucional -no más casos como la Plaza del Castillo-. Hay que eliminar los topes restrictivos antidemocráticos y las listas cerradas en los sistemas electorales.

Debe haber un funcionamiento de los grupos municipales y parlamentarios menos monolítico y con mayor libertad para las personas que ocupan los cargos (en la onda de la tradición británica). Cada vez es más necesario un código corrector de las prácticas políticas actuales: más transparencia, sin privilegios económicos o de otro tipo de la casta política, más democracia en el quehacer público de los políticos y en la relación con su electorado.

4. IMPULSAR LA IGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES.

En la perspectiva de la liberación de la mujer, las reivindicaciones a favor de la igualdad entre hombres y mujeres se centran hoy día en: desterrar la violencia sexista que se cobra más de 70 muertes al año; eliminar la discriminación laboral que se traduce en un mayor porcentaje de paro, mayor precariedad, menores salarios a igual trabajo de las mujeres, menor acceso a puestos de responsabilidad, escasas medidas para compatibilizar la vida laboral y familiar, etc.; poder hacer efectivo en Navarra el derecho al aborto libre y gratuito; reconocer y remunerar el trabajo de las amas de casa mediante una renta especifica y al mismo tiempo poner medios e incentivar la formación profesional y reinserción laboral, etc., de las amas de casa que deseen modificar su status.

5. CORREGIR EL ACTUAL MODELO DE CONSUMO Y DESARROLLO.

El actual modelo de consumo y desarrollo provoca graves problemas: derroche de energía y materias primas, contaminación, desequilibrios ecológicos, catástrofes como la del Prestigie o de tipo nuclear, residuos ingentes. Estos desmanes afectan muy negativamente a la calidad de vida e hipotecan a las futuras generaciones.

Pese a la existencia de elementos positivos como el avance en el desarrollo de energías renovables (en torno al 60% de la energía eléctrica consumida en Navarra tiene este origen), un estudio elaborado por el propio Gobierno de Navarra corrobora la actual insostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo, en la medida que la huella ecológica es 1,5 veces superior al territorio navarro. Así mismo, otro estudio corroboraba como en Pamplona y Comarca se ha producido en 4 años un incremento del 25% en el número de coches y un 50% en la congestión de calles y carreteras, principalmente por una planificación urbanística que permite el continuo crecimiento de urbanizaciones y grandes superficies comerciales en el extrarradio de la ciudad, a la par que una deficiente política de mejora del transporte público. Hoy Navarra, que está todavía lejos de cumplir el Protocolo de Kioto, está pensando en duplicar las centrales térmicas de Castejón, uno de los principales elementos que nos aleja del cumplimiento de dicho protocolo.

¿No es preferible ser críticos con las actuales pautas de consumo o con el modelo energético que exige grandes cantidades de energía y tanto riesgo? ¿No es preferible tener menos cosas y disponer de más tiempo libre, dejar el coche y andar y contaminar menos y ponerse menos agresivo? ¿No es preferible desarrollar una cultura menos pasiva y más enriquecedora conforme a nuestros gustos y capacidades? ¿No es preferible valorar y respetar la naturaleza como algo que repercute plenamente en nuestra calidad de vida?

6. NO TODO VALE CONTRA ETA.

So pretexto de combatir el terrorismo, los poderes estatales (el gobierno, el poder legislativo, el poder judicial, el tribunal constitucional, las policías, el sistema penitenciario) se están acogiendo al cínico principio del todo vale en la lucha contra ETA, están vulnerando los derechos fundamentales de muchas personas y están socavando los pilares del estado de derecho. El incumplimiento arbitrario de la ley, las leyes y tribunales de excepción que restringen derechos fundamentales y garantías procesales, la persistencia de la tortura y los malos tratos, la impunidad de los poderes estatales cuando infringen la ley, el ensañamiento vengativo con los presos y familiares, hechos no justificados o profundamente erróneos y de dudosa corrección jurídica como la ilegalización de Batasuna, el cierre de Egin y Egunkaria que contribuyen a ulsterizar la vida política de la sociedad... son realidades hoy día demasiado repetidas.

La práctica del todo vale contra ETA es inmoral e ilegítima en sí misma. Y además resulta muy contraproducente por sus consecuencias: cuestiona las bases mismas del estado democrático de derecho y su credibilidad, desencadena una espiral de agravios y resentimientos y da pretextos a ETA para persistir.

Por tanto, y mientras ETA continúe, seguiremos insistiendo en que los poderes públicos deben respetar la ley: no todo vale contra ETA. E insistiremos, además, en que no basta con aplicar la ley: los poderes públicos deben guiarse por la justicia. Lo cual en unos casos exige que las leyes penales y los sistemas penitenciarios deban ser más justos y humanizados, pero en otros casos por el contrario, como por ejemplo, frente a los abusos del poder, contra los torturadores, contra la corrupción en el ejercicio del poder... que las leyes hayan de ser más severas.

7. QUE ETA SE RETIRE, POR EL BIEN DE TODOS. LOGRAR LA PAZ.

ETA tiene que retirarse ya. Porque sólo produce tragedia y daño a toda la sociedad. Y porque carece de razón moral, cosa que es el primer requisito de cualquier ideal de izquierdas. Se mire por donde se mire, ni lo que hace: quitar la vida a quienes piensan de distinta forma, ni la finalidad que persigue: intimidar y disciplinar a la sociedad para que se amolde a sus designios, no tienen justificación alguna.

ETA tiene que retirarse incondicionalmente y dejar el futuro político en manos de la sociedad. La paz no tiene precio político. El vasquismo o el nacionalismo vasco deben renunciar a obtener una ventaja política a cambio del fin de ETA. Y lo debe hacer por principio democrático: la sociedad es dueña de sí misma; algo que vale tanto para el ejército español como para ETA. La sociedad no puede quedar a expensas de quien está dispuesto a intimidarle para que se amolde a sus designios.

Batzarre aboga por una paz asentada en un gran acuerdo político-social que incluya: la reparación moral y material de las víctimas de ambos bandos, la aceptación del principio democrático o el reconocimiento y respeto de mayorías y minorías, la reciprocidad o las concesiones mutuas para encauzar las diferencias antagónicas en el conflicto de identidades, el reconocimiento y respeto a la pluralidad de lealtades nacionales, la viabilidad legal de los proyectos políticos incluido el independentista que cuenten con el aval democrático de una mayoría. Lo cual significa, dicho en positivo, que ha de haber un vencedor indiscutible, ese gran acuerdo final. Ha de ganar la vida, la libertad, el pluralismo, la convivencia e integración de todos. Y, dicho en negativo, han de resultar derrotadas la muerte del otro por motivos político-ideológicos, la intimidación de la sociedad, la exclusión y el unilateralismo anti-pluralista.

Abogamos por una paz sin vencidos ni perdedores. No es aconsejable en absoluto un desenlace final con perdedores o excluidos en los que quede un rescoldo de resentimiento. De modo que, como cierre de este conflicto, al igual que en las guerras carlistas o en el acuerdo irlandés de Stormont, debe haber una amnistía general para todas las personas implicadas en esta confrontación.

8. IMPULSAR Y RENOVAR LA SOLIDARIDAD SOCIAL.

Batzarre pretende dar un impulso renovado a la solidaridad, ese valor tradicional de la izquierda, entendida como la otra parte de la persona individual, como apoyo mutuo, generoso y desinteresado donde unas veces das y otras recibes. Se trata de impulsar una acción combinada en las tres esferas de solidaridad actualmente existentes:

A) La acción estatal o institucional, a gran escala, con un carácter público o universal, para garantizar el bienestar de toda la población especialmente de la más necesitada; esta clase de solidaridad, que se da por ejemplo en la sanidad o educación, requiere de mejoras sustanciales y en otros casos de la apertura de nuevos espacios como el transporte público gratuito.

B) La solidaridad mediante la acción comunitaria, no-estatal, a pequeña escala, sin remuneración, sobre todo en pro de la gente más necesitada; que recupere una parte de las antiguas costumbres de aportación al bien común y que combine tareas obligatorias para la ciudadanía (como el viejo auzolan) con otras de carácter voluntario.

C) La solidaridad intermedia, no-estatal, mediante recursos públicos, con una mezcla de personas voluntarias y profesionales, a través de una red asociativa -como la de las ONGs-, que contribuye a solucionar problemas actuales y también a configurar un acopio de experiencias interesantes para el futuro.

Entendemos que la solidaridad es inseparable por tanto, de una triple opción: de potenciar el desarrollo asociativo de la sociedad, de ofrecer bienes públicos suficientes especialmente para quienes no tienen acceso a ellos por la vía privada, de una vida humana más equilibrada en su desarrollo espiritual y material.

9. CREAR FUERZA SOCIAL ALTERNATIVA

El secreto de los grandes cambios sociales, la palanca más decisiva en el logro de transformaciones importantes de la sociedad, es la construcción de una fuerza social que sea capaz de poner en pié proyectos y valores alternativos a los oficiales y que sea capaz de movilizar de muy diversas formas a grandes sectores de opinión pública.

Así viene sucediendo en el pasado y en la actualidad: la caída del franquismo, la formación del movimiento político-sindical de los años setenta con importantes conquistas sociales, los logros en favor de la mujer o de la ecología en los años ochenta, la eliminación de la mili con la insumisión en los noventa, los actuales movimientos de solidaridad internacional frente a la guerra y las injusticias mundiales.

10. DESALOJAR DEL GOBIERNO A UPN.

Para lograr todos estos cambios, para conseguir estos avances sociales, progresistas y vasquistas, es menester desalojar a UPN del Gobierno de Navarra Lo que no queremos es muy evidente. Lo que pueda resultar es ya harina de otro costal. Todo lo relativo a la formación de un gobierno alternativo es un problema complejo, abierto y necesitado de un tratamiento bastante más amplio que este simple comentario.

Aquí entran múltiples y contradictorios aspectos: la necesidad de unos ejes programáticos para el cambio, la formación de un gobierno con voluntad de llevarlos a la practica, las fuerzas sociales y de opinión pública que lo respalden con vigor, la transformación del propio poder en muchos aspectos (sus relaciones con la sociedad, el ensanchamiento democrático...); y fruto de todo ello establecer qué relación podría tener una izquierda como Batzarre con este artefacto (oposición matizada, apoyo desde fuera, un compromiso más o menos directo o indirecto mayor o no...).

Los esquemas tradicionales inspirados en la III Internacional sobre los gobiernos de izquierda no valen; pero, tampoco sirve la falta de prevención ante la transformación negativa que sufre la izquierda en el poder ampliamente avalada por las más diversa experiencias; y esta última es la actitud predominante en las izquierdas actuales. Queda sobre la mesa la cuestión.