Vicenç Navarro
Reflexiones sobre el movimiento antiguerra
de Vietnam para los indignados de hoy
(publico.es, 26 oct 2012).
Este año ha sido el cincuenta aniversario de uno de los hechos que marcó la historia mundial en el siglo XX. Y, a pesar de ello, ha habido un silencio ensordecedor sobre aquel hecho. En 1962, el ejército de Estados Unidos (EEUU) comenzó las acciones militares en Vietnam, iniciándose una incursión que costó millones de vidas. Se extendió a Laos y Camboya, y fue una de las invasiones más sangrientas de las muchas ocurridas desde la II Guerra Mundial. Las fuerzas anticoloniales de Vietnam habían derrotado a Francia, en su búsqueda de la independencia de lo que había sido hasta entonces una colonia francesa. La batalla de Dien Bien Phu, con la derrota del ejército francés, había abierto el proceso hacia la soberanía de lo que se conocía como Indochina, una de las mayores colonias del Imperio francés. Un elemento clave en aquel proceso fueron los acuerdos de Ginebra, que convocaban al pueblo vietnamita -tanto aquellos que vivían al norte como a los que vivían al sur del país (dividido artificialmente por el imperio francés)- a elecciones generales, elecciones que nunca se realizaron en el sur, pues EEUU (que intentaba sustituir a Francia en su rol imperial) impuso un gobierno títere. No fue la población vietnamita, sino el presidente Eisenhower de EEUU, quien eligió aquel gobierno, que pronto se convirtió en uno de los gobiernos más odiados de aquella área del mundo.
Al fin, las fuerzas vietnamitas consiguieron la liberación e independencia de Vietnam. Contribuyeron a aquella victoria (como indicaron los dirigentes del movimiento de liberación vietnamita) las movilizaciones de protesta que ocurrieron en EEUU y que presionaron para que se terminara la ocupación de las fuerzas armadas estadounidenses en aquel país. Hoy, la mayoría de la ciudadanía de EEUU considera aquella guerra no sólo un error, sino una inmoralidad.
Una última observación. Cuando se inició la guerra de Vietnam, las protestas fueron muy reducidas. Recuerdo que en la primera manifestación de protesta frente a la Casa Blanca éramos sólo 200. Pero las últimas alcanzaron más de un millón. La agitación social contra la guerra de Vietnam fue muy importante para la retirada de las tropas de aquel país, derrotadas por un pueblo cuya mayor fuerza era la justicia y la razón de su causa. Fueron los vietnamitas los que derrotaron al ejército de EEUU, pero ayudó a ello la propia movilización del pueblo estadounidense en contra de aquella guerra.
Y lo que es digno de mención es que la estructura de poder de EEUU, encabezada por la Administración Kennedy, en aquel momento en que unas 200 personas nos manifestábamos frente a la Casa Blanca, era ya consciente de que, si aquel grupo crecía, la ocupación de Vietnam estaría en peligro. Así lo escribía el general Taylor (el asesor militar del presidente Kennedy) en sus memorias. Resulta que, mientras un reducido grupo de personas estábamos delante del edificio (donde trabaja y vive el presidente de EEUU) con una sensación de impotencia, dentro del edificio estaba el General Taylor mirándonos (así lo escribe en su biografía) e interpretando correctamente que si estas manifestaciones se extendían, su poder quedaría muy limitado.
La conclusión de este hecho es relevante en la situación actual. No estamos en una guerra, pero sí en un conflicto gigantesco, con el ataque más frontal que haya existido al bienestar y calidad de vida de las clases populares. Es enormemente importante que existan movilizaciones porque si la causa es justa, acabarán movilizándose millones. Esto fue también lo que le pasó al gobierno español al enviar sus tropas a Irak. Y esto es lo que ocurrirá (no tengo ninguna duda de ello) si la población se moviliza para decir “Basta ya” a estas políticas de recortes que están dañando a la mayoría. El éxito de las estructuras de poder es hacer creer a la población que no tiene poder para cambiar su suerte. Pero la historia muestra que esto no es cierto; la lista de victorias de la población es enorme. Desde la derrota de las fuerzas de ocupación en Vietnam, a la retirada de las tropas españolas de Irak, sin olvidar el fin de la dictadura en España (resultado de las movilizaciones populares y del mundo obrero), la historia muestra que las clases populares, si se movilizan, pueden cambiar la dirección de los hechos, por muy difícil que ello parezca.
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