Vulnerabilidades, pactos, empresarios y reformas

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Mientras Tanto, 26 de junio de 2020.

 

La pandemia ha traído consigo una crisis económica. Cabía la posibilidad de que esto
ocurriera sin el coronavirus, pero este la ha hecho inevitable. España figura entre los países
con un porvenir más negro, también algo previsible. Los problemas estructurales
específicos que se detectaron en la crisis anterior (y que también situaron al país entre los
más afectados) seguían ahí. No se hicieron las reformas que realmente hubieran podido
mejorar la salud de nuestra economía y, como ha ocurrido con la salud, la covid ha
castigado más a los más débiles. Tampoco esto ha sido una sorpresa, pues había bastante
gente que lo preveía (uno de los cortes publicitarios que emitía la SER a diario era un
comentario de Milagros Pérez Oliva alertando del tema. No es una especialista, pero sí una
buena periodista con buenas antenas y sensibilidad). Quizá la crisis no fuera inevitable,
pero estaba claro que, de estallar, volvíamos a tener todos los números para ganar el premio
gordo. La economía española lleva muchos años instalada en una montaña rusa. Lo malo es
que no se trata de una atracción, sino de una realidad con un coste social brutal en cada
caída y una recuperación insuficiente en la fase de subida.

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