Letras Libres, 8 de mayo 2023.
Nuestra clase política no se instruyó ni maduró en democracia y sus integrantes, en su mayoría, no actúan como demócratas convencidos. ¿Tenemos una democracia sin demócratas?
“Todos los políticos son priistas”, declaró Adam Przeworski en la conferencia que dictó en marzo pasado en el Instituto Nacional Electoral (INE). El sentido de sus palabras era que todos los políticos tienen vocación de perpetuarse en el poder. La metáfora es acertada: en sus distintas encarnaciones, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ostenta el récord mundial de permanencia ininterrumpida en el gobierno, con 71 años. El politólogo polaco nos invitaba así a repensar el actual retroceso democrático en México, no como una aberración sino como un regreso al orden natural de las cosas. En efecto, si invertimos los términos como Przeworski sugiere, es posible imaginar nuestra democracia de entre siglos como un paréntesis entre un pasado autoritario y un futuro incierto que apunta a consolidarse en un régimen híbrido.