El Grand Continent, 7 de abril de 2025.
Vivimos una época crucial, atravesada por profundas fracturas que aún nos cuesta nombrar. El mundo se tambalea bajo el peso de sus propios excesos: sobreexplotación de recursos, desregulación climática, inestabilidad geopolítica, fatiga democrática, pérdida del sentido colectivo. A lo que nos enfrentamos no es una simple crisis, es una mutación histórica, un cambio de época. Estamos atrapados en una aceleración prodigiosa de la historia, como un tren descarrilado, lanzado a toda velocidad, del que los pasajeros ya no pueden bajar. 1979: la irrupción del islamismo radical en la escena mundial y las revoluciones conservadoras anglosajonas. 1989: la recomposición del poder con, por un lado, la caída del muro de Berlín y, por otro, los acontecimientos de Tiananmen.