El Viejo Topo, 1 de junio de 2025.
Bajo el pabellón oeste que construyó Claude-Nicolas Ledoux en 1787 sobre las canteras de piedra caliza de Tombe-Issoire, en la Plaine de Montrouge, que albergaban desde el año anterior a las catacumbas, el gran osario de París, se encuentran unas angostas escaleras que se adentran en las profundidades de la tierra hasta llegar a un laberinto de dependencias oscuras donde Henry Rol-Tanguy instaló el puesto de mando de la resistencia francesa en 1944: son apenas seis estancias con la central telefónica, las bicicletas para asegurar la electricidad, el bureau del Estado Mayor y unas angostas duchas y retretes. Desde allí, hoy Denfert-Rochereau, se dirigió la insurrección para liberar París de los nazis. El puesto de mando estuvo cerrado durante más de ochenta años, hasta que en 2019 se consiguió su apertura al público.