Febrero de 2023.
Yo soy, al igual que Wagner, un hijo de este tiempo, quiero decir, un décadent: solo que yo he comprendido esto y me he defendido.
Friedrich Nietzsche
Ese es exactamente el proceso que también yo he atravesado y conocido en el curso de los últimos quince años, la experiencia de una autocorrección y una auto-superación para la que, a decir verdad, fui preparado por una prolongada experiencia de formación: la familiaridad con la vida y el pensamiento de Nietzsche.
Thomas Mann (carta a Benedetto Croce).
1.
Ninguna figura de la cultura letrada europea ha merecido juicios más tajantes de parte de Thomas Mann que Oswald Spengler. Tampoco nadie pasó tan rápidamente en su consideración de la más alta estima al mayor desprecio y condena. Cuando en 1918 apareció el primer volumen de La decadencia de Occidente, Mann creyó estar frente a una obra de enorme e impactante valor filosófico e histórico, particularmente próxima a sus ideas: en aquellas páginas apocalípticas encontraba una confirmación de sus propias tesis sobre el irreductible y candente conflicto entre Kultur y Zivilisation2. Se tiene la medida de cuánto lo impresionó esta obra al leer los Diarios en los que no dudó en comparar su lectura con la experiencia de su descubrimiento de El mundo como voluntad y representación, que para el joven Mann constituyó una profunda Bildungserlebnis3. No solo eso: al año siguiente, propuso el nombre de Spengler como candidato al Premio Nietzsche, que él mismo había recibido en 1918.