El País, 04 de noviembre de 2022.
No estamos en los años treinta, pero sí existe una consistente amenaza contra las libertades que une a regímenes y partidos de derechas y de izquierdas y que se propaga de un lado a otro del planeta.
La victoria de Lula en Brasil es un alivio: por el hecho en sí —la derrota de Bolsonaro—, pero también por lo que significa de toma de conciencia, a derecha e izquierda, de la amenaza autoritaria que recorre el mundo. Lula ha construido su mayoría en alianza con sectores del centro y de la derecha liberal. Es decir, no todo el mundo económico está entregado a Bolsonaro ni dispuesto a contemporizar con el viento reaccionario que sopla desde diversos puntos. Pero un resultado tan ajustado es también una advertencia: el autoritarismo posdemocrático sigue ahí.