La Vanguardia, 8 de diciembre de 2024.
La caída de El Asad es una derrota para Irán y Rusia, y ofrece una gran oportunidad a Palestina.
El régimen de Bashar el Asad ha caído como suelen caer todos los sátrapas del mundo, de la noche a la mañana. Lo que hace unos días parecía un estado sólido y sanguinario, hoy es pasado. Oriente Medio se deshace de un autócrata despiadado y los que siguen en pie tendrán que gobernar ahora con cartas nuevas. Hay un nuevo reparto de fuerzas, con mucho a ganar y a perder, como sucede siempre que la historia sacude el tiempo y los pilares que la sostienen.