Febrero de 2019.
La ONG alemana Sea Watch lanzó a comienzos de diciembre la campaña
#UnsereToten (#OurDead, en inglés) para denunciar que, como consecuencia de la
política migratoria de cierre de fronteras de los Gobiernos de la UE, se priva a quienes
perecen en el intento de llegar a Europa “no sólo la vida, sino también su identidad». La
campaña, de la que dio cuenta Infolibre
(https://www.infolibre.es/noticias/mundo/2018/12/10/una_ong_alemana_publica_una_e
squela_por_cada_una_las_800_personas_ahogadas_mediterraneo_desde_junio_89706_
1022.html) consistió en difundir una esquela por cada uno de las personas ahogadas en
el Mediterráneo, con el siguiente mensaje: «No son números y cifras lo que Europa está
dejando que se ahogue en el Mediterráneo, son personas. Tienen amigos y familiares,
miedos y sueños. Son personas como tú y yo. Ellos son #ourdead también».
Personas, no inmigrantes, ni demandantes de asilo. Personas, adultos, mujeres
embarazadas, niños, como ese niño maliense de 14 años que llevaba cosidas sus notas
como certificado de buena conducta y que se hundió en el pozo marino sin atención
mediática alguna, salvo para la forense italiana Cristina Cattaneo que nos ha contado su
historia en su libro Naufraghi senza volto (cfr. la entrevista a la profesora Cattaneo en
Libero: http://247.libero.it/rfocus/37533678/1/il-medico-legale-cristina-cattaneo-tracold-
case-e-migranti-senza-nome/).