Global Strategy, 25 de febrero de 2022.
Resumen: El conflicto de Ucrania tiene muchos resabios de déjà vu. Vuelven a la memoria la Europa de 1938 o la intervención rusa de 2014. Pero también otros debates, como el que versa sobre el pulso entre los Estados (las grandes potencias) y las organizaciones internacionales; el que versa sobre los modos de hacer la guerra o de no llegar a ella. E incluso el debate que subyace a todo lo demás, entre el realismo y el idealismo, en sus diversas vertientes. Conviene tomar nota de todo ello, porque la historia no se ha detenido y nos espera un futuro nada pacífico.
Las potencias y las organizaciones internacionales
Rusia entiende, y siempre lo ha hecho así, que Ucrania es parte de su línea defensiva. Eso se puede vestir de muchas maneras, siendo la más contundente que Ucrania es la cuna de Rusia (no entro en otras consideraciones de orden histórico acerca del Rus de Kiev como embrión de la Rusia actual, aunque no estaría de más en un análisis más dilatado). Pero no quiero confundir al lector, porque esa apelación de corte pan-ruso ni siquiera es esencial para entender lo que está sucediendo.