Febrero de 2019.
La inmovilidad social y la condena de la pobreza
La desigualdad se desbocó en España durante la última crisis y no se ha conseguido controlar.
Nuestro país sigue siendo el cuarto más desigual de la UE, y ni el empleo ni la protección
social han logrado la reducción de la pobreza y la redistribución de ingresos. La
pobreza se ha convertido en una trampa de la que se hace complicado salir. Además, a
mayor desigualdad, la movilidad social entre generaciones es menor, y niños y niñas heredan
en mayor grado tanto la riqueza como la pobreza de sus madres y padres, lo que hace
imposible que disfruten de derechos y oportunidades en igualdad de condiciones.