Letras Libres, 1 de junio de 2019.
El liberalismo es el mal absoluto, una ideología totalitaria que debe ser
combatida sin descanso en todos los ámbitos. Así resume Alexander
Duguin, filósofo y activo propagandista ruso, su ideario político y vital.
Y ya no se trata de aquel oscuro pensador conocido exclusivamente en
círculos neofascistas europeos de los años noventa, sino de un autor
aún minoritario, pero con creciente difusión en toda Europa y las
Américas. Pese a su radicalidad y dogmatismo, su obra absorbe
referencias diversas para destilar un pensamiento original,
heterodoxo, accesible y con voluntad de dar forma al maremoto
antiliberal. Lo que él llama cuarta teoría política aspira, precisamente,
a trascender el eje izquierda-derecha y ofrecer una argamasa lo
suficientemente maleable como para galvanizar y articular
conceptualmente la oleada nacionalpopulista que afrontan las
democracias liberales.