The New York Times, 12 de enero de 2021.
Los republicanos cínicos han mimado a los locos durante mucho tiempo.
Un aspecto sorprendente del putsch (golpe de Estado en alemán) en el Capitolio fue que ninguna de las demandas de los asaltantes estaba afincada en la realidad.
No, la elección no fue robada, no hay evidencia de un fraude electoral significativo. No, los demócratas no forman parte de una conspiración pedófila satánica. No, no son marxistas radicales, incluso, en cualquier otra democracia occidental, se consideraría que el ala progresista del partido solo se inclina de manera moderada a la centroizquierda.