El País, 28 de noviembre de 2020.
El juicio de 1970 generó una movilización de repulsa internacional contra el régimen que la organización terrorista capitalizó con alistamientos y mayor radicalidad. Medio siglo después, historiadores y protagonistas reflexionan sobre el hito.
“El proceso de Burgos marcó un hito en la lucha antifranquista. Generó una inédita movilización en Euskadi, en España y a escala internacional. Unió a toda la oposición, profundizó en las grietas del régimen y reforzó el sentimiento antifranquista”, resume el historiador Luis Castells, en vísperas del 50º aniversario del inicio del juicio —fue el 3 de diciembre de 1970— por un tribunal militar en Burgos a 16 jóvenes militantes de ETA por el asesinato de Melitón Manzanas, jefe de la Brigada Político-Social de San Sebastián, la policía política del régimen. El juicio tuvo tintes dramáticos porque el fiscal militar pedía la pena de muerte a seis: Eduardo Uriarte, José María Dorronsoro, Mario Onaindia, Jokin Gorostidi, Francisco Javier Izko y Javier Larena. El tribunal militar pretendía un juicio ejemplarizante contra una organización armada incipiente, pero se le volvió en contra al régimen.