sinpermiso, 20 de marzo de 2022.
Explicar no es justificar.
En contextos prosaicos, a pocas personas les cuesta entender este extremo. Por ejemplo, si un pariente alcohólico acude a la cena de Acción de Gracias y se comporta de forma encantadora y amistosa hasta que se termina su octava cerveza, momento en el que somete a su sobrino preadolescente a un relato pornográfico de su viaje de mochilero por Europa alrededor de 1996, declara: “Doy gracias por el ataque cardiaco de mi ex mujer” y llora luego sobre su puré de patatas, mientras se queja de que es incapaz de amar, la mayoría diría que la embriaguez de este pariente explica su conducta, aunque no la justifique. Si el tío Walter no hubiera bebido, no habría arruinado el Día de Acción de Gracias. Pero el hecho de que Walter anduviera bebiendo no hace que esté bien que estropee la fiesta.