elDiario.es, 18 de abril de 2023.
Ser un territorio que se vuelve más y más árido y a la vez situarse como la segunda potencia agrícola europea solo puede hacerse a fuerza de incrementar las fincas de riego, pero el consumo intensivo pone en jaque muchos de sus ecosistemas más preciados, como Doñana o Las Tablas de Daimiel.
El dilema es perverso. España es un país cada vez más árido. Un país que se seca, donde el agua se vuelve más y más escasa. Pero, al mismo tiempo, se ha convertido en la segunda potencia agrícola de la Unión Europea a base de incrementar los campos de regadío; es decir, de utilizar intensivamente esa agua menguante.