el Grand Continent, 24 de marzo de 2022.
Un observador atento de la actualidad política y mediática española habrá percibido el lugar que ocupa el pasado en los debates políticos y en los medios de comunicación. Y no un pasado cualquiera: las discusiones, debates y polémicas se centran principalmente en los años 30, la Guerra Civil de 1936-1939 y los cuarenta años de dictadura. A pesar del consenso alcanzado por buena parte de la historiografía sobre las responsabilidades del golpe de Estado de 1936 que desencadenó el conflicto, o sobre el carácter fundamentalmente represivo de la dictadura, no parece que éste haya calado realmente en el debate público. Peor aún, el discurso experto de los historiadores es regularmente puesto en entredicho por los tertulianos, participantes habituales en debates televisivos, las tertulias, a las que es muy aficionado el público español, y que actualizan los relatos elaborados por la propia dictadura para asentar su legitimidad, especialmente en torno a la responsabilidad de los gobiernos de la Segunda República (1931-1939) en el estallido de la guerra. Lejos de ser objeto de un repudio incuestionable e indiscutible, algunas características del dictador y de su régimen son recuperadas o incluso reivindicadas por ciertas fuerzas políticas y sectores de la sociedad: volvemos a escuchar que Franco trajo a España el orden, la paz, la prosperidad, la seguridad social.