EsGlobal, 10 de mayo de 2021.
Las urgencias, las necesidades y los reclamos de Colombia van por otro derrotero muy diferente del que ofrece el uribismo.¿Es el momento de pasar de un Estado fuerte a uno social?
El Gobierno colombiano que debía salir de las urnas en las últimas elecciones presidenciales de 2018 tenía todo a su favor para consolidar un proceso de transformación profunda del Estado colombiano. Esto, aprovechando el efecto luna de miel que se desprendía del Acuerdo de Paz suscrito con las FARC-EP a finales de 2016. El legado de Juan Manuel Santos, tras ocho años, era notable: además de cerrar formalmente más de cinco décadas de violencia con la guerrilla -e intentar fallidamente un proceso paralelo con el Ejército de Liberación Nacional-, había conseguido mejorar sustancialmente los indicadores socioeconómicos. Asimismo, logró impulsar notablemente la infraestructura y la conectividad del país -en donde sigue habiendo todo por hacer-y había dejado lista la incorporación de Colombia como miembro de pleno derecho en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Finalmente, los niveles de conflictividad social habían sido estables y, en todo caso, resueltos con un talante conciliador con los agentes sociales.