Project Syndicate, 10 de julio de 2020.
La pandemia COVID-19 ha tenido un impacto inmenso, impredecible y
duradero en las economías de todo el mundo. Como resultado, se ha dado a los
gobiernos la oportunidad –y un imperativo– de replantearse el papel y el
propósito de la política fiscal.
Un nuevo enfoque se ha retrasado mucho tiempo. Desde la era de la primera
ministra británica Margaret Thatcher y el presidente estadounidense Ronald
Reagan, la ortodoxia económica prevaleciente ha negado efectivamente la posible
función de inversión del estado y ha hecho que equilibrar el presupuesto sea un
fin en sí mismo. Esta indiferencia tanto a la dirección como al nivel de la actividad
económica hizo que el colapso del 2008-09 fuera casi inevitable, y la posterior
prisa por la austeridad debilitó la recuperación. Ahora, el colapso simultáneo de la
oferta y la demanda tras la llegada del COVID-19 ha hecho que la ortodoxia
neoliberal sea doblemente insostenible.