cidob.org, Mayo de 2019.
Algo está cambiando en la manera en que muchos líderes democráticos ejercen
el poder. En un contexto marcado por grandes retos a las democracias liberales y una
sensación creciente de urgencia, los liderazgos democráticos mutan e innovan. El hiperliderazgo
deviene una tendencia al alza. Preservando las estructuras y fundamentos básicos del estado
liberal – división de poderes, imperio de la ley y respeto por el pluralismo-, los hiperlíderes gestionan
sus gobiernos con un añadido de centralidad y personalismo.
Los mimbres democráticos y liberales de las sociedades que gobiernan deben de ser protegidos
y ello sólo puede conseguirse mediante una gestión de la excepción y un liderazgo a la altura
de los retos de nuestras sociedades. El hiperliderazgo, además, viene acompañado de una gestión
posmoderna de la comunicación política. La emocionalidad substituye a la racionalidad como
factor central en la comunicación y fomenta un contacto directo entre el hiperlíder y la sociedad
que gobierna.