Noviembre de 2019.
El tejido empresarial español se encuentra sesgado hacia las pequeñas empresas. Somos fundamentalmente un país, no de PYMES, sino de pequeñas (o muy pequeñas) empresas,
y lo somos, no porque sean mayoría, cuestión que ocurre en todos los países, sino porque su peso relativo en el conjunto de nuestro tejido productivo es mayor.
Esta es una cuestión no menor pues, según diversos estudios, las grandes empresas suelen aprovechar mejor las economías de escala, tienen más facilidad para realizar inversiones, resisten mejor la competencia y los envites de las crisis económicas, propician unas condiciones de trabajo más estables y de más calidad, etc.