InfoLibre, 12 de mayo de 2025.
Mientras en Occidente en general —y en la Unión Europea en particular— la atención se reparte entre el viraje iliberal de la administración Trump y los esfuerzos por redefinir las relaciones con China, India irrumpe con fuerza como potencia emergente, ambiciosa y contradictoria. El tamaño de su economía, el peso de su demografía y su creciente protagonismo regional y global contrastan con su fragilidad estructural interna y con una política exterior cada vez más asertiva, cuando no abiertamente beligerante en su área de influencia. Pero, ¿qué tipo de actor global es India? La pregunta aparece de forma abrupta tras los agresivos ataques militares lanzados en las últimas horas por Nueva Delhi sobre territorio pakistaní en un nuevo episodio de la tensa disputa en Cachemira. Más allá de la preocupante escalada fronteriza entre dos potencias nucleares, fijar el foco en el país más poblado del planeta, que es ya la quinta economía mundial (superando a Reino Unido, su histórica metrópoli colonial), debería encaminarnos a preguntarnos: ¿es India un socio fiable, un actor previsible o una potencia global de la que nos debamos preocupar?